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¿Qué lecciones nos deja Roger Federer?

La carrera del legendario tenista suizo nos hereda lecciones imperecederas.

Para los amantes del tenis -y del deporte en general, el 15 de septiembre de 2022 quedará como un día en el que experimentamos un vacío difícil de explicar ante la retirada de uno de los deportistas más especiales de todos los tiempos: el suizo Roger Federer. Pero más allá de la tristeza, debemos rescatar las lecciones que nos enseñó.

A través de una carta, el tenista nacido en Basel explicó los motivos de alejarse de las canchas a los 41 años de edad, edad que difícilmente alguien podía imaginar antes de que Roger empujara sus límites hasta donde el físico le alcanzó.

«Como muchos de ustedes saben, los últimos tres años han venido con numerosos desafíos en términos de lesiones y operaciones. He trabajado para regresar a mi plenitud competitiva. pero también sé las capacidades y límites de mi cuerpo, y el mensaje que me ha enviado últimamente ha sido muy claro. Tengo 41 años”, describe la carta de despedida.

Con motivo de su adiós competitivo a las canchas de tenis -el propio Roger confesó que seguirá jugando, pero lejos de los Grand Slams y el circuito profesional-, rescatamos unas cuantas lecciones que nos ha legado la imperecedera carrera de Federer en la pista.

4 lecciones que nos deja Roger Federer

La vida es un permanente aprendizaje

Cuando has conquistado absolutamente todo y la crítica te considera el más grande dentro del olimpo tenístico, lo fácil es caer en la complacencia: si soy el mejor, ¿cómo he de mejorar? ¿qué tanto más puedo crecer?

Abandonarse en sus glorias pudo ser el camino fácil para Roger Federer, pero no lo hizo. Ante la llegada de nuevas figuras al tenis, ‘Su Majestad’ analizó los detalles y características de cada jugador emergente con el interés de incorporarlo a su juego y evolucionar con el deporte.

Cada generación de tenistas trae algo nuevo, y yo creo que todavía puedo aprender y mejorar, es a lo que me dedico. Siempre trato de mejorar y a mis 38 años no creo que sea tarde. Estoy sorprendido de que todavía pueda competir y ganar grandes torneos. Estoy en un momento interesante de mi vida con los jugadores más jóvenes empujando y poniendo presión. Ganar será  aún más difícil, no me sorprendería ver nuevos campeones, pero seguiré aquí compitiendo”, compartió Federer hace tres años.

El talento solo no es suficiente

Rene Staufler, autor de “The Roger Federer Story: Quest for Perfection” enumera las demandas físicas y mentales que implica el tenis profesional, describiéndolas como agotadoras y extenuantes. 

Cualquiera que quiera ganar un major y convertirse en un jugador top debe ser rápido como una sprinter, tener la resistencia de un maratonista, recibir castigos [físicos] como un boxeador y ejecutar como un delantero en el fútbol. Debe tener la claridad y la inteligencia de un gran jugador de ajedrez, el temple de un montañista, la fortaleza de un competidor de declatón así como la quietud en la mano de un artista, la paciencia de un marinero durante una pausa en los vientos y el coraje y la sangre fría de un matador”.

Ser el mejor requiere un esfuerzo titánico y constante (Tom Brady y Cristiano son grandes ejemplos). No obstante, en cualquier deporte hay ejemplos de jugadores que parecían destinados a convertirse en leyendas por su talento innato, pero lamentablemente no alcanzaron su potencial por diversas razones: mala suerte, falta de esfuerzo y disciplina o simplemente eligieron otro camino.

Tras tomarse un hiato de cinco meses para recuperarse de una lesión en su rodilla, Roger venció a Nadal en la final del Australia Open en 2017 en uno de los mejores duelos de la rivalidad histórica. A los 36 años de edad.

Al término del encuentro, numerosos periodistas interrogaron a la leyenda: ¿Cómo le hiciste para regresar aún en mejor forma? La respuesta de Roger fue sencilla y diáfana: trabajo, trabajo y trabajo. 

«Trabajé muy duro con mi equipo. Solamente intenté trabajar lo más duro que podía«. Su entrenador destacó la capacidad de Federer de compaginar su talento de artista con el esfuerzo de un duro trabajador. «Ni una sola vez se quejó durante los entrenamientos. Nunca tuvimos que motivarlo. Jamás lo vi de mal humor. Su motivación siempre fue más grande que su cansancio«.

Que el trabajo, la disciplina y el esfuerzo son innegociables es otra de las lecciones que nos hereda Roger Federer.

No te consumas 

Aún prolongando su carrera hasta los 41 años, Federer hubo de tomarse varios breaks para el descanso de su cuerpo y salud física y mental. Conocía como nadie su cuerpo y sabía cuando parar. Un ejemplo de ello es cuando en 2016, tras caer en la antesala de la final de Wimbledon ante el canadiense Milos Raonic, Roger determinó apartarse por un tiempo del tenis para dar descanso a su rodilla.

Ese momento también fue aprovechado para sanar su cuerpo y resetear psicológicamente para aclarar cuál era el camino a seguir y sus objetivos.

Una vez que decidió que aún tenía mucho tenis en él, redobló sus esfuerzos, practicando y entrenando hasta que sintió que estaba al cien por ciento física y mentalmente. Solo en ese momento estuvo listo para su regreso”, indica el portal Workopolis.

Voracidad insaciable por el éxito

Al talento innato y desarrollado para jugar al tenis hay que sumar un afán competitivo por ganar  todo torneo en disputa. El motor que supuso la permanente ansia por la victoria catapultó a Federer a derroteros nunca antes vistos, inspirando a contemporáneos como Novak Djokovic y Rafael Nadal a desafiar sus límites.

En su mensaje  de despedida, Roger Federer escribe: “Me gustaría dar las gracias a mis competidores en la pista. Tuve la suerte suficiente para competir en muchos juegos épicos que nunca olvidaré. Competimos de manera justa, con intensidad y pasión, y siempre me esmeré lo máximo para tratar con respeto la historia del deporte. me siento extremadamente agradecido. Nos empujamos a nosotros mismos, y juntos llevamos el tenis a niveles inéditos”.

El columnista de Forbes, Arpan Roy, subrayó que los líderes como Roger siempre permanecen hambrientos por hacer lo mejor y se esfuerzan por obtener los mejores resultados posibles.

Cuando el ansia de hacer lo mejor se reduce, la mayoría de las veces llega la mediocridad. Eso empieza a afectar en qué tanto disfrutas las cosas que haces y eventualmente, lastima tus resultados. Lo que distingue a las personas de alto rendimiento de los demás es su apetito por el éxito, qué tanto lo desean”, opina. El irrefrenable deseo de ser mejor es otra de las lecciones de Roger Federer.

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