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Las organizaciones ante el reto de la capacitación laboral

¿Cómo preparar para el futuro del mercado laboral y sus nuevas demandas a más de 7 mil millones de personas de las cuales casi la mitad se encuentran desempleadas? ¿Por qué es necesario? ¿Cómo se puede lograr? Esas son las preguntas que se plantea Bob Moritz, presidente global de PwC, en el marco del Foro Económico Mundial Davos 2020. 

Lo único cierto, dice Bob Moritz, es que con una mejora en las capacidades individuales de los colaboradores no solo se obtiene un beneficio personal, sino que también se logra un gran cambio positivo en nuestro entorno económico y social. 

«Hay una correlación clara entre el optimismo económico y la mejora de la capacitación laboral. Aunque la gente puede sentir miedo hacia el futuro, al fin y al cabo, quiere evolucionar», señala Moritz, citando el informe de PwC Global CEO Survey, la cual se basó en una encuesta a directivos y altos mandos de diversos corporativos del mundo. 

Uno de los resultados que reveló el reporte es que el 34 por ciento de las directivos que está en constante capacitación laboral afirmó ser optimista en cuanto al crecimiento de la economía global para el próximo año. La cifra se reduce drásticamente al  15 por ciento si la pregunta es vertida a directivos que no están siendo capacitados. 

Asimismo, cuatro de cada diez directivos que afirman estar en constante proceso de actualización de capacidades y habilidades dijeron ser optimistas con relación al futuro de su empresa; este número disminuye a la mitad (dos de cada 10) si los consultados no siguen un proceso de capacitación laboral. 

De igual manera, los directivos de las empresas que han implementado programas de capacitación profesional se han percatado de beneficios para la organización, como mayor productividad de la fuerza de trabajo y un mejor ambiente laboral.

Otra informe, realizado también por PwC, arrojó que el 53 por ciento de 22 mil personas de 11 países encuestadas piensa que la automatización labora haría su trabajo obsoleto en los próximos diez años. Sin embargo, la mayoría -el 77 por ciento- se mostró en disposición de aprender nuevas habilidades si eso incrementa su empleabilidad en el futuro.  

Esto quiere decir que si bien la gente está consciente de que la tecnología puede suplir las funciones que actualmente desempeñan en el trabajo, ven con buenos ojos la actualización  en habilidades y competencias que la nueva era digital exige. 

Por otra parte, es importante resaltar, según el directivo de PwC,  que no solo las habilidades “duras” deberán ser consideradas primordiales para el futuro. Las habilidades “blandas” como trabajo en equipo y proactividad hacen que el aprendizaje tenga mayor impacto. 

Sin embargo, advierte que muchas de las personas que necesitan capacitarse son las que menos acceso tienen a este tipo de formación. Por ello,el presidente global de PwC sugiere que los esfuerzos deben centrarse en tres partes de la población:

1.- La fuerza laboral actual: “A nivel global, hay una gran fuerza de trabajo madura que se va haciendo mayor y se verá afectada por la tecnología y la automatización en la próxima década. Necesitamos encontrar la manera de incluir a este sector, pues tienen familias, hipotecas y deudas que atender”, señala Moritz.

2.- La siguiente generación: “Millones de personas se unirán a la fuerza laboral en la próxima década, por lo que es vital que estén equipadas con la habilidades que requerirán para insertarse en el mercado laboral, algo que no necesariamente encontrarán en un título universitario”, refiere Bob.

3.- Población vulnerable: En este segmento, el presidente de PwC integra a aquellos grupos que están en riesgo de que se les deje atrás. Por ejemplo, las generaciones mayores, que pueden estar jubiladas y que sin habilidades adicionales, pueden hallar problemas para acceder a servicios o información en el mundo digital. 

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