Por Carlos de Luna
En cierta medida, algunas empresas logran atender el tema de la planeación estratégica para potencializar su crecimiento. No tengo idea de cuántas lo hacen, pero del cien por ciento de los negocios debe ser muy bajo el número que lleva a cabo este ejercicio tan valioso.
Trabajar en la visión estratégica de la organización implica abrir canales en cada una de las áreas que potencializan las oportunidades de desarrollo; esto con el fin de conocer, de una manera sensata, la realidad en la cual vive la compañía, ya no solo a nivel local y nacional, sino también global, y proyectar su crecimiento o consolidación.
¿Por qué es tan importante trabajar en la planeación estratégica de un negocio? Cuando un empresario observa lo que sucede en los diferentes mercados que compite, logra tener un panorama más amplio para promover sus productos con mayor éxito que sus competidores. Esto sucede porque dedica tiempo a observar en dónde son más o menos vulnerables sus adversarios, ubica las necesidades del mercado y se vuelve consciente de la evolución de su industria.
Ejemplos sobre la trascendencia de la planeación hay muchos. Podrían ser mencionados los casos de XEROX, IBM, KODAK, GE, entre otros, en los cuales se puede observar cómo la evaluación o la falta de ésta determinó el éxito o el fracaso de la firma.
Muchas compañías comenzaron en un sector distinto al que se dedican en la actualidad, como Samsung Corea: uno de los líderes mundiales en productos electrónicos empezó como empresa exportadora de pescado y verduras. En la década de los setenta u ochenta, este tipo de cambios podían llevarse años debido a que la toma de decisiones también costaba mucho tiempo. Al día de hoy, con un mundo más dinámico y una competencia más agresiva, la inteligencia de mercados obliga a que el análisis de la planeación sea un factor indispensable para la evolución constante.
Toys “R” Us, que fue líder mundial en el sector de la juguetería por muchos años, es uno de los casos que representa con bastante precisión lo que sucede cuando una empresa no se da cuenta de que su mercado está cambiando drásticamente. La falta de análisis en las tendencias de consumo de sus clientes, las cuales ahora están dirigidas hacia la tecnología y el mercado digital, llevaron a esta firma al fracaso. En 2018, estará cerrando la última de sus tiendas, de las miles que tuvo.
Las reuniones de trabajo para visualizar los pasos de la competencia facilitan el orden en que la organización puede ser mejor que las demás. Pocas son las que evalúan los motivos de compra de los consumidores, y más contadas son aquellas que se preocupan por analizar los motivos de no compra.
Cinépolis es un caso excepcional. Con tal de atender el espacio de ocio de sus clientes, brinda la oportunidad de ver un estreno sin tener que acudir a una sala de cine: el usuario puede rentar la película por internet. ¿Cómo Blockbuster no visualizó esta oportunidad? Si sí lo hizo, entonces ¿por qué no se adaptó a las necesidades de sus clientes? (con lo cual podría haber evitado el tedioso proceso de devolución, que incluía un cargo por el retraso en la entrega de la película).
La empresa Alan, que en esta edición ve plasmadas las bases de su competitividad y éxito, muestra las bondades de entender los mercados y adaptarse a ellos. Guillermo de Alba de Anda y su hijo Guillermo de Alba Ortega realizaron una sinergia muy valiosa, la cual se reflejó en su exitoso pase de estafeta de primera a segunda generación; incluso ya se está formando a la tercera, la cual continuará, sin duda alguna, con este atinado paso de consolidación. Alan no solo entiende la realidad de la competitividad de sus mercados, trabaja de manera especial en las cualidades de adaptarse para crecer.