Aguascalientes tiene una lista nominal de poco más de un millón de posibles electores. Para ser exactos, somos 1 millón 3 mil 634 mujeres y hombres con probabilidad de votar este 2021. De ese universo de habitantes, se considera que alrededor del 70% vive en la capital del estado, es decir, unos 700 mil habitantes.
Si nos permiten tomar una licencia periodística para hacer un análisis con base en los datos de la elección inmediata anterior (similar a la de este año), y enfocándonos únicamente en el municipio capital, podremos observar las complicaciones que podría tener el PAN para retener la alcaldía de Aguascalientes.
En el 2019, con el arranque histórico de una nueva legislación electoral en la que se permitió a los presidentes municipales la reelección en el periodo siguiente inmediato, en Aguascalientes hubo cambio de alcaldes y diputados locales.
Según datos del Instituto Estatal Electoral (IEE), en esa elección salieron a votar 216 mil 964 ciudadanos en la capital del estado, el 30% de quienes pudieron hacerlo.
De esa cifra, 111 mil 404 votos fueron para refrendar a Tere Jiménez en el puesto. Para ser honestos, en ese momento la alcaldesa no tenía competencia enfrente. Sus contrincantes fueron un candidato de MORENA que entonces era poco conocido, Arturo Ávila, quien hacía sus “pininos” en la vida pública y el resto, partidos satélite del municipio que en su mayoría sirvieron solo para minar aún más al partido del Presidente, López Obrador.
El PAN ganó caminando con apenas el 30% de los ciudadanos yendo a votar. Tere Jiménez salió victoriosa con alrededor del 16% de los votos , mientras que MORENA logró la mitad de los votos que Acción Nacional, es decir, un 8% del total de la lista.
La elección de este año vuelve a ser de alcaldes y diputados locales, sumando ahora las diputaciones federales. El escenario local es prácticamente el mismo, pero con otros ingredientes en la ensalada: políticos de peso completo, en su mayoría identificados con grupos conservadores, que sin duda pueden restarle votos al partido en el poder municipal y estatal.
Esos 216 mil 964 registrados en 2019 ahora se dividirán, si es que no hubiera cambios en los partidos políticos, entre Leonardo Montañez (PAN-PRD), Arturo Ávila (MORENA-PT-PVEM), Blanca Rivera Río (PRI), Gabriel Arellano (Movimiento Ciudadano) y Luis Armando Reynoso (Partido Fuerza por México), más los que sumen los partidos satélite que andarán por ahí buscando lograr el 2.5% de la votación para lograr colar algún diputado plurinominal.
Si bien es difícil calcular el porcentaje de votos que logrará cada partido, sí es posible anticipar que el boquete que abrirán estos políticos conservadores que regresan en busca del poder (quitando al de MORENA) afectará principalmente al PAN.
Las distintas encuestas serias que se han hecho públicas en Aguascalientes arrojan aún a Acción Nacional con ventaja, con alrededor del 30% de las preferencias electorales, aunque MORENA aparecería con, en promedio, el 20% de preferencias. Atrás de ellos el PRI con alrededor del 15% de las preferencias, todo esto sin alianzas ni candidatos.
Reiteramos: es difícil calcular cómo se comportará el electorado en este momento sin tener datos de encuestas con las alianzas establecidas y la aparición de estos nuevos actores, pero sí podríamos anticipar que el siguiente alcalde de Aguascalientes estaría arribando al poder con alrededor de 60 mil votos de un universo de poco más de 700 mil habitantes.
Eso indicaría un alcalde con poca representatividad ante los ciudadanos en un año preelectoral rumbo a la renovación de la gubernatura. Sin duda los nuevos actores que suman a la ecuación experiencia política, operación territorial, discurso, retórica y sobre todo, apoyo financiero, podrán complicar al PAN la permanencia en el poder y poner en riesgo la continuidad del proyecto azul en el 2022.
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