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Laprotex y Satín Export: los frutos de un liderazgo perenne

A sus 86 años, don Salvador Alcalá Alba desprende una vitalidad y un entusiasmo más propios de un emprendedor novel que de un hombre de negocios consagrado. Por ello, resulta fácil entender por qué Laprotex y Satín Export se han convertido en dos compañías de clase mundial. 

La primera cosa que debe tener un empresario triunfador es una actitud positiva. Jugar de empresario no es entrar a un lecho de rosas, es encontrarse con problemas de todos los tamaños”, comparte don Salvador. 

Él se ha enfrentado a obstáculos de todo tipo: desde un incendio que arrasó con la planta de La Providencia en San Luis Potosí, devaluaciones del peso mexicano y cierre de tiendas, hasta la pandemia por COVID-19. 

A través del ejemplo, sus padres le inculcaron el valor del trabajo y a esa filosofía se aferró cuando inició en los negocios. Tras trabajar en diversas tiendas de ropa en el centro de la ciudad, don Salvador montó, en un local diminuto, una tienda de uniformes en el Pasaje Ortega. 

Hizo de todo: gerente, vendedor, barrendero. “Las ganas de trabajar y el ímpetu por hacer algo importante ahí estaban”, recuerda. La empresa fue creciendo paulatinamente; abrió más tiendas, hasta que las cadenas de autoservicio empezaron a ganar terreno. 

En 1986, don Salvador giró rápidamente a la industria textil, al arrancar con plantas en Aguascalientes y San Luis Potosí. Luego, estableció la factoría actual en el PIVA, bajo la marca Laprotex (una de las más reconocidas en el sector). 

Después noté que había una oportunidad de hacer otro tipo de tejido que no se estaba atendiendo bien en el centro de la República: el tejido circular”. Así nació Satín Export, siete años más tarde, en 1996.

Si hoy estas dos empresas son referentes, también ha sido por vencer uno de los desafíos más acuciantes de las empresas mexicanas: la sucesión familiar. Criados por él y su esposa María Elena, sus hijos entendieron desde pequeños el valor del trabajo y son en gran parte responsables de la expansión de ambas compañías hacia mercados internacionales —a través de la inversión en maquinaria de última tecnología—.

Hemos entrado a la clase mundial de textiles y eso nos permite estar en un estrato Triple A que hace muy difícil que nos alcancen. Pero esto no lo he hecho yo solo, lo han hecho mis hijos y mis nietos, porque somos un equipo”, dice don Salvador. 

Las empresas tienen las certificaciones ISO-9001 de calidad, ISO-140001 en tema ambiental, ISO-45001 en materia de salud y seguridad, EXOTEC enfocada en los procesos de seguridad en la confección de textiles para bebé, así como la certificación Industria Limpia Nivel 2 (el más alto).  Todo esto les permite atender a sectores como construcción, calzado, lencería, automovilística, deportiva, entre otras. 

En 1997, Don Salvador también incursionó en la industria de la construcción con Arrendadora Hidrocálida, desarrollando plazas comerciales, fraccionamientos y naves industriales. A ese sector se abocará cuando le ceda la estafeta de las compañías textiles a sus hijos y sus nietos.

“—¿Alguna posibilidad de que se jubile pronto, Don Salvador?”, le preguntamos.“—Ninguna. ¡Hay tantas cosas por hacer! Ayudar a los niños en pobreza, apoyar a la Iglesia, enseñar, capacitar, viajar […] ¿Cómo es posible que me quede sentado en mi casa?”, sentencia.

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