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La visión de futuro atrae el éxito

Por Carlos de Luna

 

En días pasados, escuché a un expositor en un panel hablar sobre el papel del consejero en las firmas. Principalmente se enfocó en mencionar la visión con la que su abuelo y socios emprendieron uno de los negocios de transporte de pasajeros más importantes del país. Algunas de sus aportaciones estaban fincadas en la base de hacer una empresa que entendiera y atendiera las necesidades de sus usuarios.

El objetivo de una organización, según Theodore Levitt, padre de la administración moderna, es: “Crear clientes y mantenerlos satisfechos”. Por lo tanto, su teoría, que hoy es leída como un antes y un después en la gestión de empresas, no está centrada en crear utilidades, ser líder de mercado, desarrollar la mejor tecnología o hacer más eficiente la productividad. El tema es generar valor para el cliente y que este sea un evangelista del producto o servicio de la compañía, dice el Sr. Levitt.

Recuerdo el impacto que me provocó en mi infancia el asistir al Estadio Azteca y ver una obra tan majestuosa… el partido de fútbol pasó a segundo término. En una de las ocasiones que asistí a este sitio, le pregunté a uno de mis tíos: “¿Cómo es que pudieron construir un estadio tan grande?”. Su respuesta fue: “Desde que pusieron el primer ladrillo, sabían lo que harían. Hoy, es el estadio más grande del mundo”. Esta fue una obra muy criticada; sin embargo, el tiempo le ha dado su lugar como un espacio que revolucionó la industria deportiva y del entretenimiento. Eso es lograr trascender, firmas que ven al futuro y que consolidan rumbo y referencia.

Quien fija un panorama de crecimiento empresarial en principios, valores, realidades y seguridad en sí mismo; de entrada, va por buen camino, y hacerlo con la gente adecuada es afianzar el éxito.

Uno de los empresarios más prominentes del siglo XIX y principios del XX fue Andrew Carnegie, un escocés que llegó como inmigrante a Estados Unidos y logró crear la compañía acerera más grande de ese país; hoy en día, la U.S. Steel. El señor Carnegie fue el segundo hombre más rico de su época, según la revista Forbes. Uno de sus principales legados al mundo empresarial lo describía de la siguiente manera: “El trabajo en equipo es la capacidad de trabajar juntos hacia una visión común. La capacidad de dirigir los logros individuales hacia los objetivos de la organización es el combustible que permite que la gente normal logre resultados poco comunes”.

La vida de un visionario es justamente así: conlleva la búsqueda constante de motivación y elementos que le permitan aferrarse positivamente a su idea para enfocar todos sus recursos en hacerla posible y anticiparse a décadas. Es crear la perspectiva necesaria para organizar el día a día conforme a un propósito.

Estos valores de innovación y visión están en el caso que nos presenta la portada de este número. Los fundadores de Hospitales MAC están convencidos de que en México hay un gran futuro y que, a pesar de las circunstancias, es posible apostar por infraestructura de vanguardia que preste servicios médicos de calidad.

Este nuevo proyecto de MAC lo visualizo como los que he descrito en este artículo: un gran sueño, un gran esfuerzo que inversionistas enfocan en el crecimiento de la ciudad y que, sin duda, será un referente a nivel regional y un gran vínculo con la comunidad universitaria del sector médico. Los empresarios que apuestan por este proyecto saben que la visión de futuro atrae el éxito.

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