Muchas veces hemos escuchado el término responsabilidad social y, según varios sondeos y estudios de opinión, el mexicano relaciona directamente el término con donaciones, ayuda para educación a niños sin recursos, el famoso y cuestionable redondeo que aplican en tiendas de conveniencia y, en general, a una cuestión de caridad.
Recientemente he tenido la oportunidad de platicar con investigadores del Cinvestav (Centro de Investigación y de Estudios Avanzados) de Irapuato y revisar contenidos como The True Cost o el episodio 2 de The Chef’s Table con Dan Barber, ambos disponibles en Netflix. He llegado a la conclusión que la gran oportunidad de muchas marcas mexicanas radica en el rubro de la comunicación, que genera un gran valor en el desarrollo del engagement (enganche de un consumidor para con la marca).
Simplemente, si volteamos a ver a la generación millennial -creciente en población, edad y poder adquisitivo-, hay una tendencia muy fuerte a seguir marcas que estén comprometidas con el medio ambiente, a que la sociedad funcione de una mejor forma, a consumir ingredientes de origen natural, cuidar su dieta, participar en maratones, etc.
Por el otro lado, y haciendo referencia a los contenidos y entrevistas antes mencionados, muchas de las grandes empresas han dejado una huella difícil de borrar en términos de contaminación, deforestación, catástrofes sociales y económicas, al migrar sus fuentes de proveeduría a lugares “más económicos”.
A pesar de la riqueza de nuestras tierras, contaminamos nuestros cultivos con pesticidas que terminamos comiéndonos (sí, las frutas y verduras que tenemos a nuestro alcance están llenos de ellos). Causas en contra de acciones como esas son las que tú, como empresario, puedes abanderar, ya sea volviéndolo parte de una estrategia de relaciones públicas, siendo socialmente responsable -que finalmente tiene un aporte a nivel social, económico, ecológico o todos los anteriores- o integrándolo al ADN de tu marca.
Y como dicen, para muestra basta un botón. Me gustaría exponerles casos reales, donde modelos de negocio tienen una visión de hacer de este increíble país un país mejor con su grano de arena.
Ninios
¿Sabías que un bebé consume de 1,800 a 2,000 pañales desechables anualmente? Yo no lo sabía, hasta que tuve la oportunidad de ser padre y tomar la decisión de voltear a ver esta alternativa.
Originaria de Monterrey, esta empresa con ADN ecológico plantea la opción de pañales de tela distintos a los que nuestras abuelas usaron con nuestros padres, de materiales 100 por ciento naturales, biodegradables y que duran hasta que el niño pasa a la siguiente etapa. Lo mejor de todo es que están pensados en la practicidad para la higiene y tranquilidad de las familias modernas. Si quieres conocer más de ellos, encuéntralos aquí.
Pixza
Proyecto desarrollado en el D.F. que tiene en su ADN dos vertientes: una propuesta de producto diferenciada en un segmento sumamente saturado (Pizzas y pizzerías), donde su propuesta de valor es utilizar productos tradicionalmente mexicanos (cochinita pibil, tinga, chapulines, etc.) con un compromiso de reintegración social magnífico.
¿Cómo funciona? Básicamente en un programa para ayudar a gente en situación de calle a través de la donación de producto, entrenamiento y dignificación de la gente, hasta colocarlos como parte de la fuerza laboral del negocio. Aquí su propuesta de valor.
Oncextrees
Calzado de origen Leonés, esta empresa de reciente creación utiliza una cadena de suministros que con procesos que no dañan el medio ambiente. Además, en la compra de cada par de zapatos te regalan una semilla para que la puedas sembrar y si no tienes posibilidades de hacerlo, ellos lo hacen por ti. Aquí su perfil de Facebook.
En realidad no importa la acción que hagas en tu empresa, siempre y cuando exista el compromiso a largo plazo de hacer de este un mejor país. El resultado para con tu consumidor será siempre traducido en un incremento en tus ventas.
¿Estás dispuesto a intentarlo?