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¿Por qué las empresas se resisten al cambio aunque sus procesos sean ineficientes?

Resulta paradójico que ante un escenario laboral en el que la única constante es el cambio, principalmente en la industria automotriz, exista una resistencia a dejar atrás las viejas prácticas. Frases como “siempre se ha hecho así”, “ya lo intentamos, pero no funcionó”, “eso es imposible”, entre otras, siguen siendo utilizadas en las empresas de Aguascalientes.

El pasado se apodera del presente, atrayendo lo mismo de siempre e impidiendo la entrada de un futuro distinto. Es frustrante ver en los rostros de los directivos y mandos medios, esa seguridad en el pasado que invalida por completo todas las posibilidades del presente. Lo peor es ver cómo aún continúan teniendo la esperanza de obtener mejores resultados haciendo lo mismo.

Esta parálisis sucede en negocios de cualquier tamaño: trasnacionales, nacionales, locales, familiares… pero, ¿por qué sucede esto?

Desde mi punto de vista, este hecho es una puerta falsa a una seguridad fabricada por el pasado. Por muy ineficaz y tortuoso que pueda ser, lo conocido genera una sensación de estar seguro. El muy sonado refrán de más vale malo por conocido que bueno por conocer” pareciera estar en el ADN de algunas organizaciones.

Por ejemplo, hay directivos que saben que uno de sus colaboradores de mayor antigüedad y con un alto grado de especialidad ya no genera los resultados esperados y, peor aún, bloquea el desarrollo de sus colaterales y de otras áreas. Aunque conoce la situación, no hace nada por mejorarla porque surge la resistencia al cambio, ya sea por lealtad al desempeño de ese trabajador, por temor a provocarle daño o por temor a no encontrar a alguien más que pueda hacer las cosas como él las hace… Por muchas razones, esta persona, que se ha convertido en un cáncer para la empresa, cada vez adquiere más poder y nadie hace nada.

Tal vez, lo primero que viene a la mente es dar por terminada la relación laboral, pero no es necesariamente la mejor opción ni tampoco la única. Lo que sí es claro es que se requiere de un cambio el cual ya no puede ser postergado.

Otro ejemplo de resistencia a cambiar se ve en algunos entornos laborales donde el esquema de pagos está fuera del mercado y se adicionan bonos por diversos conceptos para tratar de compensar la percepción neta. En muchas ocasiones, esto se convierte en un dolor de cabeza debido a su cálculo y aplicación, cuando lo mejor sería pagar de acuerdo al mercado y generar un plan de desarrollo objetivo y alcanzable.

Lo más lamentable es encontrar áreas de capital humano con programas de inducción y capacitación inefectivos, que fueron planeados desde el escritorio sin tomar en cuenta las necesidades de las personas que día a día trabajan en un ambiente poco atractivo. Parece imposible que esto suceda actualmente, pero es una realidad.

Mucho se habla de la tecnología de punta que utilizan los entornos laborales innovadores, creo que ya llegó el momento de tomarla en cuenta, aceptar lo nuevo, dar la bienvenida a los cambios y decirle adiós al pasado.

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