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La preocupante situación del agua de Aguas

Por mucho tiempo, Aguascalientes se distinguió -e incluso de ahí debe su nombre- por la presencia de agua con características termales,  que incluso tiene estrecha relación con parte de la ciudad denominada Ojocaliente, puesto que de era donde se abastecía de agua la entonces pequeña ciudad de Aguascalientes.

Múltiples son todavía los recuerdos de nuestros abuelos al hablar de los Baños del Ojocaliente, de los Arquitos y el balneario La Cantera; o el cómo iban incluso de día de campo a refrescarse al río Pirules, Santiago, Curtidores (hoy todos conocidos genéricamente como río San Pedro). Aunado a ello, todavía a mediados del siglo pasado, se podían apreciar el Estanque de la Cruz, en lo que ahora es el Fraccionamiento Primavera. Y además, se conservaban en su estado natural los arroyos de los Adoberos, los Arellano, del Cedazo y San Francisco, entre otros.

Sin embargo, en la segunda mitad del S.XX, con importantes cambios demográficos y económicos, se abrió paso a la modernidad, lo que trajo en consecuencia que muchos de estos arroyos desaparecieran para abrir importantes vialidades.

Una tendencia con graves consecuencias

Las costumbres y patrones de consumo cambiaron, desapareciendo con ello antiguos baños y balnearios; Pareciera que la principal tendencia iba encaminada a desaparecer todo aquel cuerpo de agua que obstruyera el paso de una avenida o asentamiento humano, lo que ahora ha traído graves consecuencias tan solo unas cuantas décadas después.

Hoy es inimaginable un río San Pedro con agua cristalina, sin contaminación, caudaloso, que incluso era apto para ser recorrido en alguna lancha. No así, en la Av. López Mateos que ante cualquier oportunidad de lluvia, la naturaleza reconoce su cauce y aparece nuevamente el extinto Arroyo de los Adoberos; no se tienen ya, represas o estanques de gran magnitud para el consumo de la ciudad, mucho menos una cultura de preservar y cuidar el agua.

Hoy es inimaginable un río San Pedro con agua cristalina, sin contaminación, caudaloso, que incluso era apto para ser recorrido en alguna lancha.

No obstante, lo antepuesto no es el problema principal, sino que con la desaparición de grandes áreas verdes e importantes cuerpos de agua hemos devastado una importante fuente de recarga del acuífero; es decir, cada vez tenemos menos formas de captar subterráneamente el agua de lluvia, sin mencionar la sequía existente.

Además, los pocos e importantes cuerpos de agua que quedan se han dispuesto para actividades agropecuarias e industriales, muy poco al consumo cotidiano de los habitantes de la ciudad. Que asimismo a traído otros problemas como contaminación de otros cuerpos de agua, la aparición y propagación de fallas geológicas, sobre-extracción de agua a mayor profundidad con efectos nocivos en la calidad de ésta y para la salud.

La bomba que puede explotar en cualquier momento

Resulta paradójico que siendo una ciudad fundada y nombrada con respecto al vital líquido, éste ya sea escaso. Por tanto, como ya se ha mencionado también a través de  otros medios, urge acciones contundentes en la materia, puesto que tal parece que cada gobierno está esperando que le truene la “bomba” al gobierno siguiente con respecto a este tema u otros más.

Por lo anterior, el tema de la concesión de la distribución del agua, debe darse en el mejor término, entendiendo que debe seguir en manos privadas para evitar corrupción y mala administración en este servicio vital, dejando de lado las politiquerías de la clase gobernante.

Por otra parte, se debe analizar el impacto que está teniendo la presa El Niágara, siendo una presa con aguas residuales, la cual inexplicablemente va a dar al lecho del río San Pedro al sur del Estado, el cual está rodeado de campos de cultivos, de los cuales sus productos van directo hacia nuestras mesas.

Hay muchos temas en la mesa, como el rescate del mencionado río San Pedro, el Distrito 01 de Riego, el rescate del acuífero y la prevención de la aparición de fallas geológicas, así como la extracción de agua profunda y su relación con enfermedades de la población, añadiendo los fenómenos climáticos de los últimos años.

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