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La pasión que forjó una empresa

Con 47 años de experiencia y múltiples reconocimientos alrededor del país, Jorge Alfredo Rodríguez Flores, maestro de danza folklórica y empresario, ha logrado ser portavoz de la cultura mexicana a través de sus coreografías y diseños de vestuario.

Fue el primer director de la Compañía Estatal de Danza de Aguascalientes, periodo 1988-1999, y logró llevar, por primera vez en la historia de la compañía, un ferial hidrocálido al Palacio de Bellas Artes en 1989. 

La puesta en escena, llamada Nuestra tierra, presentó las coreografías de Pelea de gallosPolcahuitas y Vista alegre, así como La danza de pedernales, obra dancística que Rodríguez Flores creó después de investigar la vida cotidiana de los chichimecas. La presentación recibió una ovación de pie durante cinco minutos en la máxima casa del arte en México. 

Jorge es director de cuatro grupos independientes: el grupo Ollin Yoliztli (que debe su nombre a las palabras “vida y movimiento” en náhuatl), con el que inició su sueño de director y que lleva más de 25 años dirigiendo; Ollin Temachtiani (que significa “maestro en movimiento”), fundado con maestros del SNTE; Cherekis (o “el viejo que baila”), integrado por adultos de la tercera edad; y Sangre Nueva Ollin Yoliztli, conformado por adolescentes que inician su camino en la danza. 

Además de su carrera como bailarín y director, Rodríguez Flores tiene espíritu emprendedor. Hace 30 años fundó la empresa de confección de vestuario Ollin Yoliztli, la cual instauró con el fin de darle a sus alumnos indumentaria con diseños que resaltaran la identidad mexicana con calidad artesanal. 

Con su negocio, el artista hidrocálido ha vestido diversos ballets folklóricos alrededor del mundo. Ha llegado a sitios como Londres, París, Rusia, Estados Unidos y varios estados de México. Cada mes, produce alrededor de 16 trajes completos, los cuales “son elaborados con amor y calidad”, refiere. 

El carisma, la pasión y la disciplina que Jorge irradia en su enseñanza han transmitido a sus estudiantes que conectar con nuestras raíces a través de la danza es una tarea que no tiene fecha de expiración: “Siempre se aprende algo nuevo y siempre se debe mantener actualizado para estar vigente. Mi vida es estar frente a mis alumnos y trabajar con ellos, en resumen, mi vida es Ollin Yoliztli”

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