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La pandemia por COVID-19 podría acelerar la regulación del Home Office

COVID-19 podría acelerar legislación en homeoffice

El confinamiento al que se han visto condicionada gran parte de la población mundial en lo que representa la estrategia más efectiva para detener la transmisión del virus SARS-CoV-2 y evitar una mayor propagación del patógeno ha conducido a innumerables empresas a migrar su modalidad del trabajo hacia el Home Office. 

La firma legal y de negocios, BC&B, señala que en el escenario actual es importante reflexionar sobre las posibles implicaciones que podría tener la COVID-19 en la implementación de relaciones laborales con los trabajadores, así como retomar o plantear nuevas propuestas de legislación laboral como podría ser el caso del home-office.

Algunos especialistas advierten que el trabajo remoto desde casa se convertirá en un hábito en la “nueva normalidad”. Según reveló el estudio de PWC, CFO Pulse: Impactos Financieros del COVID-19 en empresas mexicanas, el 64% de los directores de finanzas creen que el trabajo remoto llegó para quedarse, ya que las organizaciones apostarán por mantener esta medida cuando se libere el regreso a las oficinas. 

“Aunque el home office ha sido una herramienta útil en el confinamiento, no ha sido fácil para todas las empresas adaptarse por la serie de retos que representa y el surgimiento de dudas respecto a cómo será la dinámica, una vez las actividades presenciales sean reanudadas” indicó Emilio Gárate, socio de BC&B.

La firma legal recuerda que en pasado junio, el Senado aprobó la propuesta de Alejandra Reynoso Sánchez (PAN) para reformar el artículo 311 sobre el trabajo a domicilio y adicionar el capítulo XII Bis a la Ley Federal del Trabajo para regular y promover el teletrabajo como una prestación laboral, pero la iniciativa fue rechazada por la Cámara de Diputados. 

La reforma propuso abordar temas relevantes como la congestión urbana, problemas ambientales, beneficios laborales para trabajadores y empresarios; retos tecnológicos y comunicativos; gestión de servicios financieros; privacidad y control de información; impacto socioeconómico y laboral de emergencias sanitarias o desastres naturales, entre otras cuestiones. No obstante, señala el despacho, es fundamental tener en cuenta la complejidad que implica trasladar lo práctico a lo legislativo, y viceversa. 

BC&B refiere que algunos beneficios de la implementación del home office podrían ser menos gastos personales para los trabajadores (pasajes, comida, vestimenta, entre otros), más oportunidades de trabajo, trayectos más cortos de traslado, un mejor balance entre la vida privada y laboral, aumento de la productividad interna y externa de las empresas, disminución de gastos corporativos, y la conformación de un equipo de trabajo más grande, diverso, calificado y motivado. 

No obstante, entre las desventajas podrían hallarse la generación de dudas e incertidumbre sobre temas de ciberseguridad, menor acceso a capacitaciones, percepción de una falta de desarrollo profesional, aumento en pagos de servicios como luz e internet, problemas psicosociales derivados del aislamiento y líneas difusas entre la vida laboral y privada. 

No solo eso. La firma legal sostiene que “habría que reflexionar en torno a cómo serían reguladas y aplicadas las prestaciones de ley obligatorias como son la seguridad social, aguinaldo, días de descanso, vacaciones, prima vacacional, prima dominical, prima por antigüedad, pago de utilidades, licencia de maternidad y paternidad, licencia por adopción, lactancia, gestión de incapacidad, finiquito laboral y liquidación”.

Empero, el despacho resalta que no hay que olvidar que existen dos tipos de culturas empresariales en México y el mundo: las pymes y las multinacionales, las cuales podrían requerir conceptualizar y aplicar de manera distinta la dinámica del teletrabajo, ya que cada una atiende y resuelve sus necesidades de diferente manera. 

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