La emergencia de salud que se vive a nivel mundial por el virus COVID-19 ha prendido alertas en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pues ha instado a las naciones a tomar medidas urgentes:
“Ahora es el momento de respuestas urgentes y a gran escala, que deben tomarse a nivel subnacional, nacional e internacional”, manifestó en su documento “Coronavirus (COVID-19): acciones conjuntas para ganar la guerra”.
Para la OCDE, los gobiernos deben de tomar acciones inmediatas para mitigar los efectos del coronavirus bajo tres imperativos:
- La necesidad inmediata de abordar la crisis de salud pública.
- La necesidad posterior de volver a poner en marcha la economía.
- Y la necesidad a largo plazo de nuevos enfoques en las políticas públicas para reparar el daño y dar seguridad de que estemos mejor preparados para futuras conmociones.
En este sentido, la organización mundial promueve cuatro estrategias con las que, precisa, busca dar una guía para promover acciones decisivas y ambiciosas que, además de mitigar la recesión económica, protejan a los más vulnerables. La palabra que engloba los cuatro bien podría ser “unión”:
1. Los gobiernos deberán garantizar una mayor cooperación internacional para responder al desafío de la salud: No puede haber barreras entre los servicios de salud, tecnologías o avances científicos de un país y otro. Para la OCDE, se debe garantizar que inmediatamente después del desarrollo y producción de una vacuna, esta sea de fácil acceso para cualquier nación.
“Haber tenido una vacuna para el SARS-CoV-1 (el antecesor del COVID-19) antes habría acelerado el desarrollo de una para el brote actual, dado que los dos virus son 80% similares”,
agrega la federación internacional.
2. Gobiernos deberían promover políticas conjuntas en lugar de tomarlas de manera descoordinada: Debe existir un fondo conjunto para amortiguar el impacto negativo y acelerar la recuperación. Con esto, la OCDE se refiere a servicios inmediatos de atención médica (pruebas, apoyo al personal de salud, equipo, etc), atención a personas (para evitar desempleo y pobreza) y a las compañías (impuestos, capital de trabajo, apoyo a Pymes).
“Un programa de inversión bien planificado, coordinado entre países, especialmente en investigación, desarrollo e infraestructuras sanitarias, debe tener prioridad después de la crisis”,
apunta la organización.
3. La regulación y supervisión financiera es una área de oportunidad en los bancos centrales: La OCDE llama “dislocación económica” al efecto causado por el COVID-19 en los mercados financieros. Si bien reconoce como “audaces” las acciones que han impuesto las firmas bancarias, considera que se requiere de una mayor coordinación entre las instituciones:
“Un enfoque coordinado para monitorear, diagnosticar fuerzas emergentes y tomar medidas reguladoras produciría resultados mucho más positivos que una respuesta desarticulada e inconsistente”,
sentencia el organismo.
4. Hacer todo para restaurar la confianza: Después de una crisis como la que estamos viviendo, la OCDE expone que si bien la clave para lograr restaurar la confianza entre las naciones es controlar el brote, también será esencial borrar todas aquellas diferencias que limitan el intercambio entre países:
“[Retomar la confianza] también ayudaría a abordar los factores que minaron la confianza [entre naciones] incluso antes de que apareciera el COVID-19, incluida la eliminación de las restricciones comerciales”,
manifiesta la OCDE.
Las estrategias expuestas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos busca ser de utilidad para la construcción de políticas públicas alrededor del mundo. A la par de este documento, el organismo ha facilitado en su portal distintos materiales para orientar a las economías hacia una visión coordinada, con proyección a largo plazo y anticipada a los riesgos como el actual.
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