Alguna vez Facebook revolucionó el mundo. Después, envejeció y comenzó a ser devorado por el monstruo de las redes sociales que él ayudo a crear. Motivado por una necesidad de renovación, a la que se debe añadir una preocupación social de su visionario fundador, la gigantesca red social de más de 2,000 millones de miembros ha iniciado un proceso de cambio, el cual será más perceptible este año.
La promesa es que se dará prioridad, por encima de los contenidos de medios y marcas, a lo compartido por amigos y contactos de cada usuario.
Evidentemente, para cualquier medio masivo este plan sería una mala idea, ya que lo pondría en la cuerda floja con sus anunciantes; pero Facebook no es un medio convencional ni pretende serlo, aunque por algunos años (desde que incursionó en la bolsa de valores) parecía que tendía a estratificarse.
El resultado final de estas transformaciones no se reflejará en los ingresos, sino en lo que la empresa puede recuperar en imagen y el impacto benéfico que puede causar en sus “habitantes”.
A veces, los genios tienen una visión con mayor alcance que el empresario tradicional.