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La nueva metodología del Inegi hace ver que los más pobres reciben más ingresos

En todo el mundo, medir los ingresos es una tarea compleja.  En la mayoría de los países donde se realizan encuestas en hogares conlleva diversas dificultades. La más destacada es la subestimación de los ingresos: los informantes declaran menos de lo que realmente perciben.

Ese problema se confirma en estudios que, a partir de comparaciones internacionales, muestran que en México hay una gran brecha entre la diferencia de los ingresos reportados en las encuestas por hogares y su contrapartida en Cuentas Nacionales.

La distribución del ingreso indica que, en 2015, los hogares con ingresos más altos recibieron en promedio 161,568 pesos al trimestre, mientras que los más pobres recibieron 8,169 pesos. Esto implica que los primeros captaron casi 20 veces más ingresos que los segundos.

La semana pasada se ventiló un conflicto entre Coneval e Inegi en materia de medición de la pobreza. El desacuerdo estuvo en el cambio de metodología aplicada por el Inegi –aparentemente sin previo aviso– para medir el ingreso de los más pobres, que terminó por aumentar su ingreso en un 33%. Sin embargo, esta metodología solo se aplicó al sector más pobre y no al que recibe más ingresos, es decir, los ricos.

La misma institución informó en su Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) que su nueva forma de medir el ingreso lo hace no comparable con otros años. Esto dificulta al Coneval, que por ley se encarga de medir la pobreza con los datos del Inegi, de hacer su trabajo.

Al parecer, el Inegi está buscando reflejar los ingresos por vía de las transferencias que no se declaran (remesas, subsidios, apoyos, becas). Agregarlos modifica sustantivamente el ingreso de quienes, estando en padrones de beneficiarios o teniendo migrantes en EEUU, se ven beneficiados con recursos que no necesariamente se declaran.

Otro problema es que los padrones de beneficiarios no muestran información suficiente. Los encontrados evaluaciones recientes contienen menor información en comparación con años anteriores. Sólo algunos mostraron información del tipo de apoyo o de la cantidad en transferencia monetaria.

Además, en ningún padrón de beneficiarios se encontró alguna clave de identificación para cada beneficiario que no cambie en el tiempo o información acerca del área responsable de integrar el padrón.

Puede que con la nueva metodología se mida con mayor precisión, pero no de la misma forma. Las consecuencias que acarrea son desajustes en la valoración.

Sería deseable transparentar lo más posible los recursos para poder remediar necesidades y poder atender a un mayor número de solicitantes. En la medida de lo posible, hacerlo de manera temporal para lograr sacarlos adelante.

Según el Inegi, los gastos por hogar se distribuyeron de la siguiente manera:

67.1% Ingresos del trabajo
14.8% Transferencias
10.9% Estimación del alquiler de la vivienda
7.1% Renta de la propiedad
0.1%  Otros ingresos corrientes

 

Por entidad federativa, indicó que el ingreso promedio por hogar en 2015 fue mayor en Nuevo León con $66,836 al trimestre, seguido del Distrito Federal, Baja California Sur y Aguascalientes con $61,622, $61,361 y $59,434, respectivamente.

Las entidades federativas con menores ingresos promedio por hogar al trimestre fueron Guerrero ($27,584), Oaxaca ($28,715), Chiapas ($29,648) y Veracruz ($31,328). Entre deciles, es diez veces más grande la brecha que entre los estados.

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