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La Mujer en la Agroindustria: Un área de oportunidad

Es indudable que la presencia de las mujeres es cada vez más notable en todos los sectores, sobre todo en las áreas donde se toman las decisiones. En algunos rubros, como el agropecuario, surge un importante nicho de oportunidad para que tengan una mayor participación.

Un análisis de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que las mujeres representan 40% de la fuerza laboral agrícola de los países en vías de desarrollo, aunque en América Latina este porcentaje equivale a 20%. La FAO también indica que, a pesar de su aporte, las mujeres experimentan mayores restricciones para acceder a activos y recursos productivos, servicios financieros y protección social.

En nuestro país, el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) señala que, en 2019, la participación económica de las mujeres en México era de 43.7%, mientras que la participación de las mujeres en el medio rural, fue de 34.2%.

Adicionalmente, datos revelados por la propia institución refieren que las trabajadoras rurales se dedican: al comercio (26%); a la industria, artesanía y como ayudantes (24%); a servicios personales (23%); a la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la caza y la pesca (14%); y el porcentaje restante a otras actividades.

De igual modo, el INMUJERES expone que en la actualidad existen 32 mil 202 núcleos agrarios en el país, con poco más de 4.31 millones de ejidatarios y comuneros, de los cuales el 71% son hombres y solo el 29% son mujeres.

Sobre este punto, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) considera que, en numerosas comunidades rurales e indígenas, cuando los hombres emigran a Estados Unidos las mujeres son quienes trabajan las tierras, pero no se les reconocen los derechos sobre ellas, aun cuando los dueños no regresen.

Por tanto, y si no figuran como propietarias, las mujeres no pueden recibir apoyos de programas de equipamiento o de infraestructura, ni créditos o apoyos económicos por pago de servicios ambientales.

A su vez, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) del gobierno federal, establece que, en 2019, en México había 778 mil mujeres que laboraban en el sector primario: 78.7% en la agricultura, 17.8% en la ganadería, 1.4% en la pesca y 2.1% en otras actividades.

También señala que 15.2% de los hogares con negocio agropecuario y pesquero en el país son encabezados por una mujer. En estos lugares se dispone de un ingreso promedio mensual de seis mil 816 pesos.

¿Qué hace falta para que más mujeres se desempeñen en el sector primario? Aquí lo dilucidamos y presentamos algunos casos de éxito en Aguascalientes, Zacatecas y San Luis Potosí.

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Mujeres: Una visión diferente, pero complementaria

La coordinadora de Proyectos Estratégicos del Consejo Estatal Agropecuario de Aguascalientes (CEAA), Paola Ilian García Casillas, refiere que en las actividades primarias prevalece la presencia de los hombres, lo que puede atribuirse a una cuestión cultural. No obstante, en los últimos años se ha incorporado una mayor cantidad de mujeres. 

“Al final del día es un trabajo pesado el que se realiza. Es un sector muy noble (el primario), pero que también implica mucho trabajo físico. Entonces, quizá por eso, en su momento la mujer no se involucraba tanto. En estos momentos, las nuevas generaciones de mujeres tenemos la oportunidad de prepararnos más. Esto nos da las herramientas para incursionar de diferentes formas en el sector”, comenta.

De igual modo, considera que hay más participación de las mujeres en los cargos donde se toman las decisiones. Además ha incrementado su presencia en las asociaciones de productores. Incluso varias son lideradas por ellas, lo que demuestra su interés y la inclusión en el campo.

“Creo que hay una mayor participación de las mujeres en el sector, tanto en la producción y en la asistencia técnica, como en puestos estratégicos, con mujeres cada vez más preparadas en cuestión de nivel académico. En su mayoría son personas jóvenes con una visión diferente de negocio, que se han especializado en productos innovadores y de mayor valor agregado, atendiendo mercados más específicos”, refiere.

A manera de ejemplo, señala la incursión que han tenido las mujeres en la producción de mezcal, carne de cordero, conejo, cría de tilapia y alga espirulina, así como en el cultivo de plantas aromáticas para la industria de aceites esenciales y la apicultura.

“Las mujeres están entrando en cultivos que pueden dar un valor agregado o diferente a lo que tradicionalmente se ha venido manejando. Son cultivos alternativos mejor pagados acordes a las necesidades del mercado actual”, remarca.

Refiere que en el propio CEAA varias de las carteras son encabezadas por mujeres, con lo que se está contribuyendo no solamente a dar cumplimiento a los programas establecidos, sino también a contar con un sector más incluyente y paritario. Hace énfasis en que uno de los objetivos más importantes es mejorar las condiciones de los productores, y que esto se vea reflejado en la calidad de vida de las familias que dependen del sector, sin perder de vista la importancia de los consumidores. 

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