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La modernidad llegó

En este siglo XXI, estamos viviendo vertiginosamente una serie de innovaciones. En la vida diaria, la medicina, la construcción, la administración, la educación, el entretenimiento, etcétera; los avances tecnológicos y electrónicos han cambiado nuestra forma de vivir.

Por ejemplo, pocos pensaban que en algún momento los textos (sean académicos, informativos, de entretenimiento, entre otros) serían más consultados o leídos en los medios electrónicos que en los impresos y, también, casi nadie imaginaba que las nuevas tecnologías nos iban a acercar a quienes están lejos y a alejarnos de quienes están cerca, pues para nadie es un secreto que, aun en la mesa, todo mundo se encuentra más ocupado en chatear, o bien, consultar sus celulares o tabletas; ya pocos hablan con la familia y amigos. De hecho, el empleo constante de estos artefactos ya es tratado en EUA como una enfermedad, una adicción; la cual incluso es la causante de muchos accidentes automovilísticos, algo cada vez más recurrente que los percances ocasionados por la ingestión de alcohol.

A pesar de esto, los avances tecnológicos han hecho nuestra vida mucho más confortable. En la actualidad, todos los aparatos en casa (televisor, alarmas, cámaras de seguridad, hornos, la instalación eléctrica) pueden ser controlados de forma electrónica con un solo dispositivo. Pero, imaginemos que llegue un día en el cual, por desgracia o por un hackeo, todo se desprogramara. ¿Qué pasaría cuando las computadoras fallaran o los famosos hackers hicieran de las suyas? Seguramente los medios de comunicación y las áreas administrativas de las organizaciones, tanto públicas como privadas, colapsarían. O mejor dicho, todo el mundo se convertiría en un caos, pues conforme pasa el tiempo nos hacemos más dependientes de toda la tecnología (en lo personal, profesional, académico, empresarial…). Si tuviéramos una falla de esa dimensión, ¡vaya lío que habría!

Por eso, los pasos siguientes a dar son la protección de los recursos tecnológicos y la aplicación de castigos a quienes hagan mal uso de ellos; así como lo vemos con Volkswagen, que está siendo penalizada por haber cometido fraude con un software mediante el cual falseaba las emisiones de óxido de nitrógeno de sus autos (o como deberíamos de verlo con los pedarastas y defraudadores, quienes a través de los medios cibernéticos han hecho un gran daño a muchas familias).

Es cierto que quien inventó el cuchillo no es culpable de que con él se maten personas, pues lo concibió para ser una herramienta; así que modernicémonos y avancemos, pero con responsabilidad.

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