Las comisiones de Justicia, de Salud y de Estudios Legislativos Segunda del Senado aprobaron en lo general el dictamen que expide la Ley para la regulación del cannabis y se aseguró que más adelante se continuará la discusión hacia lo particular. Pero, ¿esto qué quiere decir? ¿La marihuana ya es legal?
El dictamen es apenas un pequeño avance en el camino a la legalización de la sustancia, pues la reforma aún se tiene que votar en el pleno del Senado y después discutirse y aprobarse en la cámara de diputados.
Raul Bejarano, investigador del programa de Política de Drogas y maestro en Ciencias Políticas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), explica que una vez que esto se discuta y se dé el visto bueno por la Cámara de Diputados, se procederá a publicar lo aprobado en el Diario Oficial de la Federación (DOF): “la ley no tiene efecto hasta que todo ese proceso legislativo suceda”, sentencia el especialista.
En concreto, el uso lúdico de la marihuana aún tiene todo un proceso por atender. Pero la inminente legalización de esta sustancia psicoactiva abre un gran debate, pues aún se duda si impactará de forma positiva en un país de tantas grietas donde la guerra contra las drogas ha dejado más de 250,000 muertos en poco más de una década.
La nueva ley que se espera implementar pretende hacerse paso en un contexto jurídico en el que las actuales leyes de prohibición de la sustancia son insuficientes y poco claras: “según la ley general de salud se pueden portar hasta cinco gramos para el consumo personal. Sin embargo, cuando un policía detiene a una persona portando una cantidad inferior o mayor, lo tiene que presentar al ministerio público”, comenta Bejarano.
Si una persona es arrestada por portar marihuana, incluso en la dosis permitida, las autoridades tienen hasta 48 horas para determinar la situación jurídica del detenido. Dentro de ese rango de tiempo, un especialista debe determinar cuál era la sustancia que se portaba y cuál era la cantidad:
“La realidad es que aunque los peritos (especialistas) hayan determinado que se portaba menos de cinco gramos, han sucedido varios casos en que el mismo ministerio público se aprovecha para sembrar marihuana y extorsionar. Es una triste realidad que sucede normalmente”, comenta Bejarano.
“La legalización no disminuirá la violencia si no se privilegia a pequeños productores”
Uno de los beneficios que se esperan de la legalización de la marihuana es una disminución en los índices de violencia generados por el narcotráfico. Sin embargo, para el académico del CIDE, la reciente aprobación en el Senado evidencia un tipo de regulación que por sus características hace suponer que no alcanzará tal objetivo.
El especialista considera que el marco legal no beneficia ni permite la incorporación de los pequeños productores y campesinos al mercado legal, que son quienes más han sufrido los estragos de la violencia de la guerra contra las drogas. Esto, específicamente por dos motivos:
- Establece barreras de entrada al mercado: Para el catedrático, la rastreabilidad y testabilidad de las semillas que propone la ley implica un desarrollo tecnológico con el que la industria mexicana aún no cuenta. Por ello, señala que el tipo de barreras de entrada al mercado beneficia a las grandes transnacionales.
Canadá es uno de los países que ya tiene desarrollada toda una industria alrededor de la marihuana. Según Arcview Group, la firma de inversionistas en cannabis más grande del mundo, este sector podría alcanzar ventas por cuatro mil millones de euros en 2024 para la nación norteamericana. Esto ha incentivado que tenga puestos los ojos en el negocio multimillonario de la marihuana legal en México.
Bejarano expone que para evitar un escenario donde la inversión extranjera sobrepase la producción nacional, se necesitaría privilegiar a los cultivadores mexicanos con “un componente de justicia social en la ley”. Es decir, que no se impongan barreras tecnológicas para que los pequeños productores, vendedores y consumidores puedan ser incluidos en esta nueva iniciativa, “que son a los que en primera instancia debería de privilegiar una regularización integral”, agrega.
- Restricciones al consumo: La nueva ley busca crear un registro de consumidores en el que los adultos que deseen utilizar la sustancia deberán de formar parte de una base de datos del gobierno. “Es como si un adulto que quisiera consumir alcohol tuviera que pedir permiso y registrarse como consumidor”, apunta el académico.
Para Raúl, la consecuencia de una regulación como esa, sería una baja cantidad de registros, pues las personas que sólo consumen de manera esporádica difícilmente seguirían el procedimiento y preferirían incurrir en un delito -como habitualmente se hace-; de tal manera, sería poco probable que se le gane terreno al mercado clandestino.
Al contrario del alcohol, esta iniciativa de legalización no permitirá portar una cantidad indefinida de marihuana, pues se penalizará a quien sobrepase el umbral de los 200 gramos. Para Bejarano, otra aspecto negativo de lo aprobado en las comisiones del senado, es que seguiría penalizando con cárcel a personas que sobrepasarán los umbrales permitidos.