En Aguascalientes, durante la segunda quincena de abril, dos mujeres tuvieron que ser hospitalizadas por COVID-19. Una sumaba tres factores de riesgo: mayor de 90 años, con problemas renales y enfermedad crónica. La otra no padecía ninguna comorbilidad y su edad no superaba los treinta años. La primera paciente duró 24 horas internada y fue dada de alta tras mostrar mejoría. La segunda, lamentablemente falleció tras varios días ingresada en cuidados intensivos.
Es ampliamente sabido que el nuevo coronavirus puede atacar de manera más agresiva a adultos mayores y con patologías previas, pero también ha habido un número no desdeñable de casos, en los que el patógeno es capaz de doblegar la salud de personas sanas hasta llegar a una conclusión fatal.
La ciencia todavía está tratando de identificar con precisión qué es lo que desencadena las manifestaciones graves de la enfermedad, aún en pacientes sin comorbilidades y presuntamente sanos.
“Esta es una de las cosas que más nos inquieta del SARS-CoV-2: que desconocemos su comportamiento. Sabemos que tiene una alta de letalidad en adultos mayores, pero también que puede provocar la muerte en pacientes sanos y jóvenes. Entonces, estos casos nos hacen preguntarnos: ¿a qué nos estamos enfrentando realmente?¿De qué se trata todo esto”, reflexiona el doctor Miguel Ángel Piza Jiménez, secretario de Salud de Aguascalientes (SSA).
Otro de los elementos alarmantes en la lucha contra el virus es la ausencia de un tratamiento preciso que logre la curación de los pacientes graves. “No hay ningún medicamento para garantizarle al paciente que se va a recuperar y es otra de las cosas que más nos preocupa. Estamos enfrentándonos al virus a través de las experiencias de otros países. No hay nada experimentalmente comprobado: todo es pruebas, pruebas, pruebas.”, sostiene.
A pesar de estos dos aspectos, Aguascalientes se ha mantenido como una de las entidades con una de las tasas de letalidad más bajas en todo el país. Piza Jiménez esboza varias razones. Una de ellas, es la preparación por parte de la SSA para diseñar e implementar protocolos efectivos en la identificación y manejo de los pacientes positivos y el establecimiento de cercos sanitarios para reducir la transmisión del virus.
No hizo falta que el SARS-CoV-2 llegara a América para que la Secretaría de Salud empezara a elaborar las estrategias de contención y control de la epidemia en al entidad. Era cuestión de tiempo para que el virus hiciera acto de presencia en la tierra acalitana.
«Empezamos a diseñar estrategias y elaborar los protocolos que fueran necesarios, porque sabíamos que inevitablemente [el coronavirus] iba a llegar a nuestro país y a nuestro estado«, menciona.
Otra factor que ha mantenido una tasa de letalidad baja es la experiencia, calidad y capacidad del cuerpo médico que atiende a los enfermos, señala el Dr. Piza. Además, reconoce la prontitud de los afectados en notificar al sistema de salud la aparición de un signo grave, lo que facilita la atención oportuna.
El secretario de Salud también alude la responsabilidad de la sociedad hidrocálida, que ha seguido las medidas preventivas de sana distancia. Finalmente, los resultados que muestra Aguascalientes son el resultado global de toda la sociedad hidrocálida:
“Todo esto es un trabajo de equipo, no es de una sola persona. Todos estamos haciendo algo que nos está ayudando a librar esta gran crisis sanitaria: tanto el sector salud, los médicos, los enfermeros, los especialistas, la sociedad, los trabajadores de limpieza, lavandería, los comedores...todos están haciendo algo para que todo esto salga bien. A lo mejor no tenemos el 100 por ciento de la gente dispuesta ayudar, pero la gran mayoría lo está haciendo bien, y eso es por lo que debemos de luchar«.
Con más de tres décadas en el ejercicio médico, tras haber laborado en distintos centros de salud en municipios del estado y sido director general del Seguro Popular, la pandemia de COVID-19 halló al doctor Piza a la cabeza del sistema de salud de Aguascalientes.
El secretario de Salud no duda en admitir que ha atravesado por momentos de temor y duda:
“Ha habido momentos en los que me siento angustiado, como todo ser humano, al vivir una crisis como ésta. A veces tengo que serenarme y platicar con mi familia: con mi esposa, con mis dos hijos, uno de ellos es médico y estamos analizando los casos. Pero la formación que tenemos de toda la vida, 33 años como médico, me va fortaleciendo, pero no dejamos de ser sensibles a todo lo que está ocurriendo”
El Dr. Piza manifiesta que después de atravesar momentos de angustia, sale a relucir el carácter que ha forjado toda la vida como profesionista médico, pues dice que desde que uno empieza a estudiar esa carrera, se les inculca que la gran responsabilidad que tienen es velar por la salud de las personas:
“Es la gran responsabilidad que me tocó vivir, son retos en la vida que, como siempre digo: Dios sabe para qué y cuándo nos pone. En este momento nos tocó a nosotros, y si nos puso aquí, es porque cree que podemos hacer algo bueno”.