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La incongruencia mexicana hacia la migración

En días pasados tuve la oportunidad de estar toda una semana en Tapachula, Chiapas, a 40 km, aproximadamente, de la frontera con Guatemala.

Junto con otros compañeros, estuve colaborando con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) a lo largo de seis días, periodo en el que se nos conscientizó de la situación actual de la migración centroamericana hacia los Estados Unidos y su paso por México, entre otras vertientes que ha generado este fenómeno.

Realicé visitas a varios albergues para migrantes y niños migrantes y, entre lo más relevante, también visité el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova.

Aunque la situación es muy compleja y no terminaría de explicarla en estas líneas, me gustaría comentar que lo que más me llamó la atención es la excesiva revisión y retenes que existen a lo largo de Chiapas, incluso ya dentro del territorio nacional. Si bien, tiene fundamentos como parte de la Seguridad Nacional, también da la impresión de un país paranoico en el tema de la migración “irregular”, y junto con el “Plan Mérida” hace surgir la inquietud de que -al parecer- estamos fungiendo como un filtro para la Frontera con Estados Unidos, a pesar de la infinidad de problemas como la trata de personas y órganos, tráfico de enervantes, etc.

Las garitas o cruces fronterizos no distan mucho, en cuanto a infraestructura y a procedimientos, de los que se encuentran en la frontera de Estados Unidos, incluso hasta hay un parecido del río Suchiate con el río Bravo.

Por otra parte, fue desagradable conocer un poco el funcionamiento de los Centros de Detención. Me fue imposible acceder a uno de ellos; sin embargo, es increíble que funcionen como un “Big Brother” en el cual se tenga a los migrantes en celdas hacinados todo el día, las luces prendidas las 24 horas, durante los casi tres meses que dura su proceso de deportación o regularización. Eso, aunado a las vejaciones físicas y psicológicas a las que son sometidos. Es sorprendente saber que una persona o familia sin papeles, sin solvencia económica, que solo busca salvaguardar su integridad física y pida asilo o refugio en México, pasa por este proceso.

El Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova (CDH), encabezado por el español Diego Lorente, se ha encargado de buscar que se respeten los Derechos Humanos de los migrantes a través de distintas publicaciones y de un blog denominado “Voces Detenidas”, a través del cual los migrantes escriben su situación actual (transcrita por el CDH) Posteriormente el mismo CDH les lleva impresas las respuestas generadas en su publicación del blog, con el fin de ofrecerles una motivación para la situación que enfrentan detenidos.

Platicar directamente con los migrantes en los albergues me permitió conocer que la situación y el sentimiento que tienen es muy similar al de muchas familias mexicanas. Fue muy enriquecedor conversar con ellos.

En contraste, fue conmovedor visitar los albergues de niños de familias migrantes, conocer su forma de operación y quedar pasmado ante el liderazgo y amabilidad de las personas encargadas que hacen posible que a pesar de la situación por la que pasan las familias de algunos de estos niños, se les trate de hacer una vida lo más normal posible.

México está en deuda con Centroamérica. Hoy más que nunca es necesario que nuestro país tome un liderazgo en la región, para generar una solución de fondo a este éxodo masivo e incremento de violencia.

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