Alejandro Basáñez Loyola
Autor de las novelas históricas de Ediciones B: México en Llamas; México Desgarrado; México Cristero y Tiaztlán, el final del Imperio Azteca
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El descubrimiento de las minas de Zacatecas por Juan de Tolosa en 1548 tuvo como consecuencia la construcción de fortificaciones en el Camino de la Plata. Estas servían como refugio y puntos de abastecimiento para los viajeros, mineros y comerciantes de la Colonia; eran una defensa contra los ataques sorpresa de los chichimecas, tecos, zacatecanos y caxcanes.
En esta ruta (también conocida como el Camino Real de Tierra Adentro), entre Encarnación de Díaz y Aguascalientes, se construyó la Hacienda de Peñuelas, la cual fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Está ubicada a 200 metros al oeste de la carretera federal 45, la cual sigue (en parte) el trazo del antiguo Camino Real –que venía del Bajío, pasaba por Lagos de Moreno y Aguascalientes, hasta conectar con Zacatecas–.
Fue fundada el mismo año que la ciudad de Aguascalientes (1575) con el nombre de Hacienda de San Isidro Labrador de Peñuelas, que fue reemplazado simplemente por el de Peñuelas, atribuido por el hecho de que estaba rodeada de muchas peñitas.
La finca contaba, en sus inicios, con diez mil hectáreas y en ella, vivían hasta cuatrocientas personas. Fue creada para abastecer de carne, leche, trigo, frijol, maíz, cebada y chile a las minas de los alrededores y a la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguas Calientes.
En el siglo XVIII, la finca fue adquirida por el pudiente conde de Rul, quien introdujo en sus corrales toros de lidia, los cuales abastecieron por años las ferias de San Juan y San Marcos. En 1923, se realizó la compra de ganado de venadero. Así, esas dos ganaderías se unieron y se convirtieron en los líderes de la región en toros bravos.
La fortaleza de Peñuelas presenció grandes acontecimientos históricos, como la derrota infligida por el general zacatecano Jesús González Ortega al general conservador Silverio Macías, el 14 de junio de 1860, durante la Guerra de Reforma o el paso de los obregonistas y villistas que se dirigían a la Convención de Aguascalientes, en octubre de 1914.
La hacienda es grande y llamativa. Consta de catorce cuartos que están elegantemente decorados con antigüedades de gran valor histórico y estético, la mayoría de ellas importadas de España, Francia y Alemania. Al día de hoy, se ha mantenido en excelentes condiciones su casa grande, las casas de los peones, corrales, trojes y múltiples espacios de trabajo; todos ellos construidos en distintas épocas –de la Colonia hasta el siglo XXI– pues ha recibido múltiples restauraciones en los últimos años.
El templo de la Purísima Concepción, erguido a la derecha de la casa grande, es probablemente la obra arquitectónica maestra de este lugar. Su construcción se llevó a cabo del 7 de febrero de 1847 a enero de 1852. Fue financiado por el hacendado Juan Belauzarán y la decoración estuvo a cargo del político Felipe Nieto. Por su estilo neoclásico, podría considerarse como una de las primeras iglesias de esta corriente artística que se edificó en el estado.
La siguiente vez que pase por este sitio no olvidé detenerse para contemplar el templo de Peñuelas. Ojalá las puertas de la hacienda sean de nuevo abiertas para poder ver todo el esplendor de esta joya colonial.
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