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La gran resignación o gran renuncia, el otro virus que nos acecha

En un pasado no muy distante, los directivos no tenían que preocuparse mucho por su fuerza de trabajo. Los recién llegados absorbian la cultura corporativa de forma casi automática. La familia de los trabajadores eran invisibles y no interrumpían constantemente las llamadas por Zoom.

 Los empleados tenían un trabajo y no una voz, ahora las compañías deben replantearse sus estrategias de comunicación y cultura laboral, cuidar de su capital humano e invertir en el bienestar emocional de sus colaboradores de una manera más intencional. 

Tras la crisis de empleo que la pandemia despertó, una nueva tendencia emergió en el mercado laboral de Estados Unidos, mientras cada vez más y más ejecutivos y profesionales de todos los niveles dejaban su empleo. Según la encuesta JOLTS una cifra récord de 4.4 millones de americanos dejaron su empleo en septiembre del año pasado acelerando esta tendencia denominada La Gran Resignación.

De acuerdo a un estudio de Microsoft, en donde se encuestó a más de 30,000 trabajadores a nivel mundial, se demostró que el 70% de ellos quieren que las empresas mantengan las opciones flexibles de trabajo, casi el 25% de las aplicaciones de empleo hechas en abril y mayo del año pasado fueron para puestos de trabajo remoto, además de que el 41% se planteaba renunciar a su trabajo o cambiar de profesión.


¿Las principales causas? 

Según los expertos se trata de la suma de varias circunstancias que venían acumulándose incluso antes de la pandemia. Algunos estudios han demostrado que esta tendencia se da con mayor frecuencia entre empleados que llevan entre cinco y diez años en la vida laboral y que retrasaron su renuncia en 2020 debido a la incertidumbre, agotamiento laboral y el incremento de la carga de trabajo.

Las largas jornadas, salarios bajos, falta de motivación y espacios interiores llenos son otras de las razones, además de que después de casi un año de trabajo remoto, muchas personas han decidido que es momento de un cambio, pues la gran mayoría se han replanteado sus aspiraciones y no quieren volver a la oficina, sino que prefieren esquemas de trabajo más flexibles, sin dejar su casa por lo menos algunos días a la semana.

El cierre de escuelas y guarderías, también pegó al talento femenino en las compañías, una cantidad récord de 309,000 mujeres en septiembre del año pasado, en comparación de 182, 000 hombres en Estados Unidos.

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Este éxodo laboral ¿también aplica en México?

No es un secreto que en México el mercado laboral se encuentra con las mismas crisis e incertidumbres que están provocando este éxodo masivo en la nación vecina, sin embargo en un país en vías de desarrollo, renunciar a un trabajo con el cual no estamos conformes, no es tan sencillo.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) tan sólo en un inicio,  la pandemia dejó un total 12 millones de personas desempleadas, aunado a que sólo el 58% de la población con la edad suficiente para laboral es económicamente activa.

Nuestra composición económica familiar también vuelve prácticamente imposible esta renuncia masiva, pues sólo uno o dos miembros son económicamente activos y no tienen seguro de desempleo.

Es fundamental que las empresas inviertan en el bienestar emocional de sus colaboradores, con un bajo porcentaje de compañías que han concluido satisfactoriamente la implementación de la NOM-035, el número de  personas que analizan el papel que tiene el trabajo en sus vidas y cómo esto afecta en sus relaciones personales y su salud mental aumenta, lo que provoca también un declive en la productividad y rendimiento. 

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