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La ganadería después de Antonio Feregrino

En Aguascalientes, la industria ganadera –particularmente la láctea– podría dividirse en dos etapas: antes y después de Antonio Feregrino.

Médico veterinario zootecnista egresado de la UNAM, el originario de Peña de Bernal, Querétaro llegó a territorio hidrocálido en 1965. Su mera presencia en la entidad supuso una transformación radical en la producción de leche, recuerda su primogénito Antonio:

“Donde más influyó mi padre fue en la selección y mejora genética de los animales. Antes, en Aguascalientes había puro ganado criollo. Él empieza a impulsar la implementación de tecnología avanzada, usada en otras partes del mundo como Estados Unidos y la Unión Soviética, enfocada en la reproducción y el mejoramiento genético a partir de la inseminación artificial”.

“La inseminación artificial, traída por el Dr. Feregrino, significó muchas ventajas para los productores: cambió paradigmas en el manejo y la eficiencia de la producción de leche. Lideró grupos de técnicos inseminadores que atendían establos de Aguascalientes y de la región centro del país”, sostiene el Dr. Salvador Álvarez Morán, compañero y amigo de Antonio.

Juan Carlos, otro hijo de Feregrino, recuerda que su padre siempre mantuvo un espíritu emprendedor. Trabajador incansable, buscaba continuamente tecnificar los procesos productivos para hacerlos más eficientes. “Nunca cesó en su búsqueda de industrializar la producción de leche; siempre mantuvo la iniciativa de tener los productos terminados en el anaquel», puntualiza.

Álvarez Morán asiente y complementa: “Fue pionero en la profesionalización de la producción de leche. Le dio ese toque empresarial a la actividad láctea y ayudó a que subiera de nivel”.

Pero además de ganadero, y un parteaguas sin el cual pudiera explicarse el crecimiento pecuario en Aguascalientes, el Dr. Feregrino fue hombre, padre, esposo y amigo.

“Era una persona muy humana, con un enorme sentido de la nobleza y generosidad. Nos inculcó el valor del trabajo, de realizarnos personalmente; nos enseñó el concepto de unidad, de ver el desarrollo de la familia como prioridad”, recuerda su nieto Antonio.

Su resiliencia y capacidad para hacer frente a la adversidad eran otros de sus atributos. Su esposa recuerda la crisis que atravesó la familia tras la recesión económica de 1994:

“Tenía mucha confianza en sí mismo, guardaba una fe para sobreponerse a cualquier situación. Decía que no me apurara, que él se encargaba de todo. Transmitía mucha tranquilidad”.

Veinte años después de su muerte, la estela de la vida de Antonio Feregrino sigue visible: “Es grato ver cómo la gente que lo conoció lo recuerda con muchísimo cariño; su legado sigue dos décadas después. Su ejemplo nos llena de inspiración”, concluye la familia.

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