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La estrategia digital, un arma poderosa

Por: Andrea de Anda, socia directora de Ojiva Consultores.

Cuando se habla de un arma, generalmente uno imagina dispositivos de guerra o artefactos militares. Sin embargo, de acuerdo con la RAE, un arma es “un instrumento, medio o máquina destinado a atacar o a defenderse”. Si consideramos a la tecnología un “arma” en la comunicación política, propongo que la abordemos como una herramienta basada en los instrumentos de la palabra. 

Entendamos ésta como comunicación, organización social, transparencia de los gobiernos, conocimiento, difusión, definición de las audiencias y el entendimiento de la opinión pública, con el objetivo no solo de “atacar y defenderse”, como define la RAE, sino también como un medio para proponer, escuchar, democratizar y construir sociedades más justas.

Hace 10 años, por primera vez en el mundo, observamos cómo la tecnología –o, más bien, el uso de las redes sociales– se utilizó como un “arma” para difundir un mensaje democratizador y organizar a cientos de miles de jóvenes, en lo que hoy conocemos como “La primavera árabe”. 

Este movimiento, que se daba del otro lado del mundo, generó en nuestro continente entusiasmo y esperanza para sociedades oprimidas, grupos minoritarios olvidados por sus gobiernos e incluso para países enteros. Presentaba la oportunidad de, sólo con las redes sociales y mucho entusiasmo, derrocar a un dictador.

 Es indispensable para el análisis cuestionarnos si este “origen” del boom de las redes en los movimientos sociales realmente cumplió con el objetivo que se planteaba. Sólo al responder esa pregunta podremos entender y corregir lo que se haya hecho (bien o mal). 

Por otro lado, Micah White, uno de los líderes del movimiento Occupy Wall Street, propone en su libro El final de las protestas que: “es muy peligroso tratar el posicionamiento en redes sociales como si fuera activismo social; la protesta por sí sola no nos da poder político”. 

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Desafortunadamente, la primavera árabe resultó, diez años después, en una falsa primavera: “Hoy Egipto tiene un dictador diferente. En Yemen, Libia y Siria hay guerras; pero no perdamos la fe, la pasión por el cambio y la dignidad aún vive en la generación que, hace una década, fue la primera en salir a las calles”, expresó Joseph Hincks en la revista Times.

El espíritu democratizador de la primavera árabe inspiró a miles de políticos, candidatos, partidos y líderes opositores a usar el activismo digital y/o la estrategia digital como una herramienta de contrapeso a los gobiernos, los poderes fácticos y otras esfinges del poder. 

El problema, cómo menciona White, es que la mayoría de las protestas que pululan en redes sociales y plataformas de crowdfunding viven únicamente en el plano de lo digital. Pocos movimientos han logrado trasladar el activismo en redes sociales a activismo político y resultados electorales. 

Si bien algunos usos políticos pueden parecer desalentadores, es mi obligación mencionar que no existe otra oportunidad: el internet es la última frontera en la que la democracia, la transparencia y la justicia tienen una oportunidad. Es el único lugar donde las minorías, los desfavorecidos y los olvidados por los grupos de poder tienen la posibilidad de ser escuchados. 

Hoy la industria de la comunicación política digital ha pervertido las herramientas tecnológicas disponibles para comunicar, entender a las audiencias y difundir mensajes, hasta el punto de violar la privacidad, la protección de los datos y los procesos democráticos.

De ahí la importancia de una Estrategia Digital que, como toda arma, debe ser siempre utilizada para hacer el bien. La tecnología constituye, por lo anterior, una herramienta poderosa en la comunicación política.

Las redes sociales y herramientas digitales son un arma poderosa para comunicar, siempre y cuando se utilicen de forma correcta, con ética, conociendo a la audiencia y con un mensaje claro. Si bien la fórmula exacta no existe, cada proyecto, cada campaña y cada movimiento es como una artesanía: las herramientas adecuadas pueden construir una mezcla propia para cumplir el objetivo político, electoral o de gobierno que se propone. 

Los modelos de comunicación política digital están hechos a la medida de las necesidades del proyecto y de las capacidades del mismo. Por ello, habrá que darle a cada uno un tratamiento y diseño específico.

En conclusión, más que un arma de ataque para la comunicación, debemos de entender a la tecnología como un escudo para proteger las libertades, empoderar a los ciudadanos y democratizar a nuestras sociedades.

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