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La esencia del Barrio de la Salud retratada por un reconocido arquitecto hidrocálido

Hablar del Barrio de la Salud es remontarnos a uno de los recintos históricos más icónicos en la identidad cultural de Aguascalientes. Desde finales del siglo XVIII, esta zona de la ciudad se convirtió en un espacio de devoción hacia el Señor de la Salud, producto de la creciente cantidad de mortandad en la población a causa de las pandemias. 

Hoy la historia de este barrio cobra más sentido al presenciar una pandemia que, como la de hace cientos de años, ha desprendido la vida de muchas personas vulnerables. Desde 2012, el reconocido arquitecto hidrocálido Raúl Dávila Espinoza publicó su libro “Barrio de la Salud: identidad, discurso y espacio público” para retratar la esencia de este simbólico recinto sociocultural de Aguascalientes. 

Su análisis va más allá de lo histórico y lo arquitectónico, pues se enfoca en el sentido humano del barrio: las anécdotas detrás de un recinto que cobra vida gracias a las familias que lo han habitado durante varias generaciones. 

El Doctor Marco Alejandro Sifuentes Solís, uno de los académicos más reconocidos en la arquitectura mexicana, describe en su prólogo el gran hallazgo del arquitecto hidrocálido, quien a través de sus palabras descubre que el verdadero sentido de una construcción no son los objetos, sino los sujetos…

“Salvo en los posgrados, los arquitectos por lo general no suelen acometer empresas que impliquen la puesta en acción de habilidades para estructurar un texto académico, producto de un ejercicio reflexivo o del desarrollo de un proyecto de investigación. 

Menos cuando para lograrlo se da la exigencia de trabajar no con objetos (las obras, los materiales constructivos, las computadoras, los equipos de medición, la cinta métrica, el GPS, las bitácoras, etc.) sino con sujetos. Y no me refiero a los trabajadores de la construcción, sino a habitantes precisos, que (sobre)viven, sufren, padecen o acaso gozan los espacios que aquellos diseñan.

Más complejo resulta el asunto cuando la mirada se posa en la vida de sujetos en comunidad y cuando implica, necesariamente, convivir y compartir con ello sus experiencias vitales; desde el divisadero del científico social que ha de distanciarse relativamente de su objeto de estudio y de los sujetos que lo encarnan, sin cancelar por ellos su propia subjetividad. 

El arquitecto Raúl Alberto Dávila Espinoza, fiel a su polifacético perfil y a su inquieta personalidad, se atrevió a acometer una entre muchas audacias que han surcado su vida: decidió primero cursar una maestría que lo entrenó para la generación y sobre todo aplicación del conocimiento en el campo del diseño e investigación de espacios públicos, y luego a desarrollar su tesis de maestría bajo una perspectiva analítica quizá no del todo desconocida para él, pero sí, poco frecuentada por los arquitectos, que lo obligó a revisar literatura académica relativa a estudios culturales, a sociología de la cultura, antropología y estudios urbanos, así como algunos trabajos sobre identidades, prosaica y otras materias necesarias a su discurso.

El maestro Dávila decidió explorar un tradicional, añejo y emblemático barrio de la ciudad de Aguascalientes: el de La Salud, pero no desde el punto de vista histórico, ni siquiera arquitectónico o urbanístico, sino a través de un estudio de los significados que el barrio y su espacio público tienen para sus habitadores, lo que obligó a interactuar con la gente, a buscar “porteros”, “padrinos”, informantes clave, observar acuciosamente, registrar, mirar, oler, oír, dialogar con la gente, caminar (con todo el riesgo que ello conllevó, sobre todo a ciertas horas del día) y estar y recorrer los espacios públicos, ver como eran significados, utilizados, subutilizados… incluso negados desde una dimensión simbólica.

¿Qué encontró Raúl Dávila? O, más bien, ¿qué construyó con todo lo que palpó, miró, olió, oyó, degustó, registró, caminó, dibujó, levantó, platicó, entrevistó, grabó, apuntó, escribió, compartió…?

En fin, ¿qué interpretó con todo eso? Desde luego, la respuesta está en el libro. No obstante, no quiero privarme de adelantar que la tesis que en el fondo sustenta aquí Raúl Dávila, resultará sorprendente…”

La reflexión del Dr. Sifuentes Solís es muestra de que este libro resultará atractivo para toda persona apasionada por conocer la relación entre una obra arquitectónica y su impacto en la identidad sociocultural. Si deseas adquirir este ejemplar publicado por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes con impulso del Instituto Cultural, puedes enviar un correo a la dirección davilaespinozaarquitectos@gmail.com.

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