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“La empatía es fundamental para ejercer en el servicio público”: Gabriela Espinosa, magistrada

Al hablar sobre su principal motivante para dedicarse a la abogacía, Gabriela Espinosa sentencia con una sola palabra: empatía.  Con casi treinta años de trayectoria en el servicio público, comprendió que una carrera laboral requiere de sacrificios. En su caso, pasó de ser recepcionista en un juzgado a convertirse en magistrada del Supremo Tribunal de Justicia en Aguascalientes.  

La magistrada se define como una persona sensible y con la pasión por servir. Ella menciona que sus principales herramientas para alcanzar sus metas fueron aferrarse y perseverar. Cuando era una adolescente, trató de ingresar a la carrera de derecho pero no se le dio, por lo que esperó un año para volverlo a intentar. Mientras tanto, dedicó su tiempo a trabajar como vocera en una tienda departamental:

“A cualquier trabajo le puedes sacar provecho. Cuando trabajé en la tienda superé mi timidez y dejé de ser tan introvertida. Tomé mayor facilidad para expresarme”, relata Espinosa.  

Al año siguiente la oportunidad regresó y consiguió ingresar a su licenciatura, con lo que inmediatamente comenzó a tocar puertas en trabajos relacionados con su carrera. La primer persona que creyó en su talento fue uno de sus profesores: Jesús Ramírez Esparza, quien le dio un empleo como recepcionista y más tarde como Secretaria de Acuerdos en el Poder Judicial del Estado.

La actitud e iniciativa de Gabriela a lo largo de los años, fueron captando la atención de sus colegas en el trabajo. Después de la amplia experiencia que cosechó desde estudiante, fue invitada a trabajar como juez penal. Su principal aprendizaje ahí, fue “reflexionar sobre cómo llevamos nuestra vida, ya que existen personas sin las oportunidades suficientes para salir adelante”.

Después de más de cinco años trabajando bajo esa función, Gabriela cambió a la materia familiar, en donde conoció a fondo el significado de la empatía: “Te preguntas cómo sería si tu hermano, tus padres o tus hijos se enfrentaran a algo como lo que ves. Aprendes a sensibilizarte y tener mayor tacto con los involucrados”, reflexiona la magistrada.

Esa sensibilidad característica de Gabriela, fomentó que se ganara el respeto de sus jefes y compañeros de trabajo, quienes consideraron que ella sería capaz de ocupar un puesto de mayor responsabilidad. Así, le surgió la oportunidad de concursar por ocupar un cargo como magistrada, el cual después de varios exámenes se convirtió en su principal logro profesional.

Tras más de diez años de haberlo conseguido, Gabriela Espinosa se considera afortunada por ser una conexión entre las historias de la gente y la justicia. A pesar de ello, señala que también ha sido complicado. Sin embargo, la pasión a su profesión y las ganas por continuar aprendiendo, la llevan a querer seguir dedicándose a esto por muchos años.

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