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La elección del 6 de junio: El vaso medio lleno, el vaso medio vacío

Escrito por: Genaro Borrego Estrada.  

Hemos vivido una vez más la formidable experiencia de acudir a las urnas y decidir a quiénes le entregamos el poder -que reside en los ciudadanos- para que lo ejerzan en beneficio de todos. Terminaron las campañas, la contienda y la lucha. Es ahora tiempo para la reflexión y de asumir las consecuencias, positivas y negativas de la decisión ciudadana que haya resultado mayoritaria. Empieza la responsabilidad de los ganadores de cumplir con sus ofrecimientos y propuestas lo que implica pasar de las palabas a los hechos. Es su obligación respetar a todos y reconocer que hubo quienes no consideraron que era él o la indicada para ejercer el poder, y aún para ellos debe cumplir  con los derechos que les asisten como ciudadanos.  No caben las represalias, ni las venganzas, ni las discriminaciones en la aplicación de la ley y el beneficio de las políticas públicas que debe ser general. 

A través de los distintos medios de comunicación hemos sido enterados de los resultados; cada quien ha hecho su análisis y llegado a sus propias conclusiones. Es ciertamente variada y plural la lectura de lo acontecido, de los resultados de las urnas y por tanto son conocidas las posiciones alcanzadas por los diferentes partidos, ya sea en el Congreso Federal; en los Congresos locales; en los Ayuntamientos y desde luego en las Gubernaturas. 

De mi parte, llego a la conclusión de que podemos mirar el vaso medio lleno o medio vacío, según lo que me ha parecido positivo y también lo que me parece inconveniente o diferente desde mi visión subjetiva; claro está influido por mis propias creencias, convicciones, formación, experiencia e ideales para mi tierra zacatecana y para el país en general. 

Veo el vaso medio lleno cuando se consigue que el Presidente de la República no cuente con la mayoría calificada en la Cámara Federal de Diputados . El poder absoluto en manos de una sola persona o de una sola fuerza política es una aberración antidemocrática que ha quedado atrás como una experiencia histórica de lamentables consecuencias. Los mexicanos de nuestra generación sabemos que el poder concentrado deviene en autoritarismo, abusos y corrupción, pero también en decisiones evidentemente equivocadas altamente perjudiciales al país y a la gente, especialmente a la más necesitada cuando ha sido el caso de errores  cometidos en equivocados manejos del presupuesto y la economía. Los mexicanos rechazamos que el Presidente de la República , quien sea , ejerza el poder unilateralmente sin escuchar otras opiniones y sin contrapesos capaces de contener obsesiones ideológicas, ocurrencias, o visiones estrictamente personales.

Sin duda al vaso medio lleno contribuye el formidable desempeño del INE como institución eficaz en la defensa y cuidado de nuestros procesos democráticos. Una vez más el INE ha demostrado su pertinencia, su calidad operativa y su rectitud institucional. Los mexicanos queremos y defendemos al INE así como ellos defienden nuestros derechos democráticos. Con su desempeño quedaron desdibujados y conjurados los absurdos embates recibidos y las injustificadas amenazas de extinción. El INE se fortalece grandemente con esta elección. 

Veo asimismo muy positivo que se evidencia cada vez más que somos un país diverso y plural y por lo tanto que tal situación nos obliga a ciudadanos, legisladores, autoridades municipales y gobernantes a ser tolerantes ante el punto de vista distinto al nuestro, a buscar lo que pudiese ser coincidente y a rechazar el divisionismo que es  pernicioso para todos  aún con mayor contundencia  es la pretensión maniquea de clasificar a los mexicanos como buenos y malos; amigos y enemigos; abusadores y abusivos y muchas más diferenciaciones contrarias a la unidad nacional y la armonía entre los mexicanos. Somos  evidentemente distintos pero no enemigos por el solo hecho de no ser iguales. 

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Otro rasgo positivo de la elección es la evidencia de dos aspectos que me parece se pusieron de manifiesto muy claramente en esta elección: habemos ciudadanos libres que no dependemos de dádivas gubernamentales, con mas y mejor información del desempeño de los gobernantes, con un concepto del progreso basado en el esfuerzo propio  y no en privilegios o favores derivados del poder , y otros compatriotas que lamentablemente aún no superan la condición de ser solo habitantes  pasivos y no ciudadanos plenos en cuanto al ejercicio de sus derechos cívicos y el cumplimiento de sus obligaciones con todo el significado que ello implica. El otro aspecto al que me refiero es el de que operó, quizá de manera muy preponderante, el voto de castigo más que el voto a favor de alguien.  El voto en contra y no el voto en pro. La oposición avanzó por el hecho de presentarse como “castigo y contención” al mal gobierno y no por plantear un proyecto alternativo, con algunas excepciones desde luego.  Vemos claramente  lo anterior en los 8 Estados donde perdió el PRI , los 2 del PAN y la mayoría de las Alcaldias en la Ciudad de México asi como en el avance opositor en los congresos locales y claramente en el federal. El votó de castigo funcionó. 

El vaso medio lleno también porque todos los partidos contendientes consideran que algo ganaron. Ninguno se piensa perdedor a excepción quizá del PRI que lo fue sin duda y los pequeños partidos que no alcanzaron su registro. Esto trajo como consecuencia un post electoral  em términos generales tranquilo diferente a como se preveía. 

El aspecto más preocupante que coloco en la parte vacía del vaso es que el partido verde avanzó más de lo que se merece. Su táctica inescrupulosa de aliarse  sin recato alguno al poderoso en turno, con reiteradas violaciones a la ley y con intereses francamente mercenarios gana una gubernatura, algunos municipios importantes y sobretodo se coloca como “partido bisagra” en la cámara federal de diputados. Partido veleta capaz de inclinarse a favor del mejor postor, lo cuál pone en riesgo el mandato evidente del electorado de tener un Congreso que sea contrapeso y equilibrio ante el poder ejecutivo avasallador. 

Debo también colocar en la parte vacía de vaso a los resultados de algunos gobiernos locales en los que no parece que los ganadores tengan el perfil, las capacidades, la formación política, la visión y el proyecto claro de progreso efectivo en las entidades. Prevalece la evidencia de otros intereses atrás de quienes gobernarán. La mediocridad al poder es un hecho lamentable. El poder para usarlo en beneficio de intereses  parciales y no para el servicio abnegado, honesto y eficaz es aún más lamentable. En el caso de mi estado Zacatecas espero que la “implantación” de la 4 T en la entidad tal como se ha declarado, no signifique la prevalencia sistemática de dádivas controladoras, de “apoyos” momentáneos y estériles y de seguir confiando tan sólo en la creciente derrama de recursos provenientes de las remesas fruto de la generosidad de nuestros queridos paisanos. A Zacatecas le urge el verdadero desarrollo con visión moderna, crecimiento económico, progreso real y perdurable para la gente sobretodo la más necesitada.  Tengo sinceramente el deseo de que en los hechos me desmienta el próximo gobierno y que al término del sexenio podamos todos decir, y me incluyo, que estuve equivocado con la advertencia hecha de mi parte en la etapa de campañas. 

En síntesis; con los resultados de esta elección hay claroscuros; hay situaciones positivas y otras inconvenientes o desafiantes; se alejan las pretensiones regresivas contrarias a la institucionalidad democrática; se equilibra la organización republicana y federalista de gobierno; se fortalece el INE y se evidencia que en México ya no hay cabida a partido hegemónico alguno. La diversidad política llegó para quedarse. La convivencia positiva y el encuentro de coincidencias y de acuerdos honestos entre diferentes será el gran desafío de la gobernanza en el futuro inmediato y mediato de nuestro país. Al tiempo. 

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