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La economía mexicana en 2020

Por Mario Alberto Montañez Robledo

Es un hecho que, a pesar de los cambios políticos en México de los últimos años, que incluso han traído pánico e incertidumbre a los inversionistas con los megaproyectos anunciados como Santa Lucía, Tren Maya, Refinería Dos Bocas, los apoyos sociales a grupos vulnerables, nulo crecimiento económico; así como un enfoque al sureste del país.

Lo cierto es que a pesar de todo lo anterior y del discurso político, el país sigue con una dinámica económica empujada por el Bajío y algunos estados que se han caracterizado por su impulso industrial. Aunado a ello, el Gobierno Federal ha mostrado una disciplina fiscal incluso un tanto más restrictiva de lo imaginado; Banxico sigue teniendo una tasa de referencia mucho más alta que otros mercados, lo que ha hecho a México tan atractivo para los inversionistas internacionales; la confirmación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá; la renovación de las líneas de crédito por parte del Fondo Monetario Internacional, entre otras variables que, incluso, han permitido que el tipo de cambio peso-dólar se mantenga estable. Así que, entre lo que se puede apreciar, el sistema económico de México sigue optimista.

Por otra parte, los principales riesgos que se visualizan son los megaproyectos mencionados vs. el Presupuesto de Egresos, el uso de recursos extraordinarios de la Secretaría de Hacienda, el declive en la recaudación de impuestos, el nulo crecimiento económico, el aumento de la inseguridad; la apuesta a invertir en PEMEX y el desmantelamiento del sector energético, la degradación de organismos reguladores y/o descentralizados, así como distintas iniciativas sensibles que pudieran plantearse en el legislativo.

En consecuencia, uno de los principales retos en el 2020 para México será mantener estable las variables macroeconómicas antes mencionadas, pero principalmente seguir con una política fiscal que privilegie no más impuestos sino una mejor recaudación, replantear la estrategia de Seguridad Pública, así como reactivar de alguna forma la economía para que, al menos, crezca 1% y ofrecer una mayor apertura al sector energético.

En lo particular, será interesante observar lo que suceda en Aguascalientes para que siga siendo un “oasis”, es decir siga una estabilidad social, crecimiento económico, proyectos de infraestructura con mayor visión e integración del ciudadano; así como una ordenada planeación urbana ante el crecimiento y especulación existente del mercado inmobiliario. El año 2020 se ve retador, sin embargo, como se planteó, existen diversas oportunidades para aprovechar ante los cambios a nivel federal o incluso a nivel global. 

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