Icono del sitio Líder Empresarial

La deuda, otra esclavitud contemporánea

Recuerdo como si fuera ayer, hace más de una década, que un cliente de consultoría me increpaba de manera reiterativa, con la necedad de un niño que está en la etapa de aprender y por eso necesita repetir una y otra vez lo mismo: “El crédito es sano, es bueno para las empresas, ¿verdad?”. Cada vez que nos veíamos para cuestiones de trabajo, era lo mismo. La verdad estaba buscando una justificación a su adicción al crédito, ya que se encontraba, en lo personal y empresarialmente, muy apalancado y, una y otra vez, le respondía que dependía de algunas circunstancias; le afirmaba que podría llegar a ser positivo, pero le aclaraba que tenían que cumplirse varias condicionantes y requisitos para que así fuera. Finalmente, el crédito es como cualquier otra estrategia y/o herramienta empresarial, no tiene una valoración moral en sí misma, el buen o mal uso que se haga de esta hará que se convierta en una palanca para el crecimiento y desarrollo, o bien, se convierta en una pala que ayude a cavar más hondo la fosa en la cual pudiera caer y quedar enterrada la empresa, llevándose consigo a otras víctimas de la imprudencia o irresponsabilidad directiva.

Malos hábitos y la triste usura

No hace mucho (en las últimas décadas del siglo pasado) todavía era recurrente el emocionarse por conseguir un crédito de cualquier índole; incluso sin solicitarlo o necesitarlo, la emoción era la misma: era el deporte nacional, conseguir crédito y muchas veces no pagarlo. Como si fuera gratis, un promocional o premio que no tiene costo, empresarios, personas físicas y público en general iban prestos y presurosos a instituciones bancarias a conseguir algunos pesos, así como lo hacen al acercarse al vil sector usurero de prestamistas particulares. Este último sector, el de los prestamistas, me evoca el más puro estilo del señor Ebenezer Scrooge, (personaje de Un Cuento de Navidad de Charles Dickens, un hombre avaro, tacaño, de rostro cenizo, correspondiente al tipo de persona miserable). Todos los Scrooge operan gustosos al grupo de los adoradores del dinero prestado y, a cambio de proporcionarles unas cuantas monedas, generalmente al final de la historia, se quedan con el poco o mucho patrimonio de pobres y desposeídos. Podría llamarle a esta parte también “Acelerando la agonía”, y es que pocas historias de solicitud de préstamos a usureros terminan con final feliz, por lo desproporcionado de los intereses. Regularmente, las personas pierden lo poco que tienen y algunas, todo el patrimonio que conformaron con grandes esfuerzos durante toda una vida.

Extremos y colaterales

En el mes de marzo de 2014, pasó una tragedia en Aguascalientes. Un padre de familia se suicidó, al término de la fiesta de XV años de su hija, por no tener el dinero suficiente para pagar los gastos propiciados por el festejo. En el mismo mes, se dio el suicidio número diecinueve del año 2014 en el estado. Los hechos se dieron por la presión infringida a un sexagenario por sus hermanos para que este desalojara la casa que habitaba, ya que querían venderla y él, al no tener a donde ir, tomó la fatal decisión. Fenómenos relacionados con la economía, la falta de recursos y, muchas veces, con el no poder vivir y soportar la vida a base de subsistir mediante préstamos, sin ingresos o en el desempleo, se presentan como una fórmula peligrosa. En Europa y en el mundo se están multiplicando los casos fatales relacionados con la ausencia de dinero.

Copiando modelos 

Los EU y su población viven de prestado. Sustentan su nivel de vida en el crédito y este es sustentable mientras tengan trabajo e ingresos suficientes, y su economía siga funcionando. La máquina de hacer billetes les sustentará las comodidades y elementos de soporte que necesiten. Con la intención de ir ensanchando la clase media y bancarizar a toda la población posible, fomentado esto con la reciente reforma financiera, en México se pretende seguir estirando la liga del consumo a crédito, copiando modelos que no necesariamente funcionan con las mismas variables de desarrollo y crecimiento económico.

Gobiernos mañosos

Un nuevo modus operandi en cuanto a corrupción se ha venido presentando en los distintos órdenes de gobierno, fruto de la “Tecno-corruptocracia”, (término que he creado y acuñado para explicar cómo los delincuentes de cuello blanco operan sus corruptelas y raterías dentro de esquemas legales). 

Comenzaron los estados, pero siguieron los municipios. Con el advenimiento de la apertura democrática y al perder la presidencia el PRI durante dos sexenios, se distribuyeron los recursos hacia las entidades federativas con mucha menor discrecionalidad, se comenzaron a etiquetar recursos y a auditar con mayor acuciosidad los recursos federales. Siendo este el panorama, se soltó una fiebre por préstamos a la banca privada, sobornos a diputados locales para autorizar dichos créditos, todo para que se saltaran las auditorías federales y los nuevos recursos fueran auditados por los mismos congresos (juez y parte), me pregunto si esos diputados que irresponsable y corruptamente autorizaron créditos millonarios, los cuales endrogaron a las poblaciones por generaciones, serían los mismos que aprobarían las cuentas públicas en fast track de sus gobernadores y presidentes municipales. Se construían puentes, túneles, obras suntuosas, estadios; se compraron terrenos a precios de oro y se manejaron esos recursos en fideicomisos para que ya ni siquiera los congresos tuvieran que ver en su supervisión, en fin, fue una francachela interminable, la cual ha resultado en un crecimiento de la deuda interna del país escalofriante. 

Qué decir del gobierno federal, cualquiera que fuere, tiene una adicción por la deuda. Hoy rayamos niveles que pronto serán inmanejables, pero este triste y vergonzante expertise financiero con dinero que no pertenece a los gobernantes, no es un fenómeno nacional exclusivamente, hemos sido testigos, en los últimos años, de cómo el gobierno de los EU ha estado a punto de quebrar, a no ser porque siempre ha vuelto a permitirse subir su nivel de endeudamiento, poniendo en riesgo de una eventual parálisis no solo a su país, sino al mundo entero.

Condición sine qua non

El crédito debería seguir, en lo general, y respetar, en la medida de lo permisible, una “condición sin la cual no es posible”, y es que siempre deberá buscar y privilegiar el “crecimiento”. Bajo esta premisa, siempre habrá que preguntarse: ¿con el dinero que pretendo conseguir prestado, va a crecer mi empresa? o ¿estoy solo tapando un hoyo y destapando otro? En la vida personal, sería prudente privilegiar la compra a crédito solo de bienes de consumo duradero, como refrigeradores o vehículos, no la fiesta, el gasto diario, los artículos suntuarios-superfluos, etcétera. La intención es fortalecer nuestra posición financiera y ver más por el futuro.

Por una cultura de educación financiera

Ya que se espera un crecimiento en el otorgamiento de créditos gracias a la reforma financiera, asimismo, se tendrá que considerar que aunque dicha ley da el remedio, también da el palito. Las instituciones financieras, al dotar a la ley de facultades para el cobro inmediato e, incluso, la capacidad para demandar y dar cárcel a los morosos o malas pagas en determinadas circunstancias, nos obliga a informar; pero, sobre todo, a educar a toda la población sobre esta oportunidad que va aparejada a un enorme riesgo de perder no solo el patrimonio sino también la libertad, bajo el espejismo del crédito. La educación financiera hoy es urgente. Comienzan en las escuelas a brindarse programas y a mí, que me toca ver el tema profesionalmente e impartir programas de finanzas personales, me consta que muchas personas y empresas empiezan a ocuparse, en hora buena, pero la mayoría de los mexicanos aún carece de este conocimiento, así que todavía hay mucho por hacer. 

Salir de la versión móvil