Para nadie es un secreto que la eliminación de la deducción inmediata de inversiones, la cual se aprobó como parte de la reforma fiscal de 2014, ha contribuido al estancamiento de inversiones productivas para las empresas, pues es un factor que les ha quitado liquidez.
El 30 de abril de 2014 presenté en el senado una iniciativa para restablecerla como estímulo fiscal que mejorara la economía de los negocios y, por ende, de los trabajadores. Después de múltiples presiones y argumentos del grupo parlamentario del PAN hacia el gobierno federal, es casi inminente que vuelva a instaurarse para 2016-2017; sin embargo, estará limitada, pues solo será aplicable para aquellos contribuyentes que en su ejercicio anterior hayan obtenido ingresos menores a 50 millones de pesos (esto según el paquete económico de 2016 enviado al congreso para su aprobación).
A pesar de este avance obtenido, se continuará analizando y discutiendo para que este estímulo sea permanente y aplicable para todos los que quieran ejercerlo. Para lograr esto, sin lugar a dudas, se necesitará de la voluntad y unión de todas las fuerzas políticas.
Para ejemplificar el efecto que tiene en una compañía la deducibilidad inmediata de inversiones (deducir en un solo año gran parte de sus adquisiciones de bienes nuevos de activo fijo), se presenta lo siguiente:
Si una empresa construye una nave industrial con valor de 10 millones de pesos y aplica la deducción actual, según los porcentajes de los artículos 33 al 35 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR), registraría en gastos fiscales solo 500 000 pesos anualmente durante 20 años, es decir, depreciaría de forma anual solo 5 por ciento conforme a la LISR.
En el caso de la deducción inmediata, el negocio puede mandar a gastos fiscales en un solo año 7 400 000 pesos, es decir, hasta 74 por ciento de la inversión total. En esencia, trae a un ejercicio presente el beneficio que se tendría en cierto número de años.
En mi iniciativa, los principales argumentos tangibles para restablecer este beneficio fueron:
- Muchas compañías tomaban esta deducción como un estímulo o financiamiento con el fisco, pues les permitía diferir el pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR) al registrar gastos en un solo año y no en varios. Con su eliminación, parte de los flujos que podían diferir por el estímulo fiscal han sido destinados al pago de impuestos.
- Con la aplicación de la deducción inmediata, las empresas financiaban sus inversiones y tenían un apoyo, ya que no pagaban el ISR inmediatamente. Al quitarles este atractivo, han tenido un costo más grande y se han visto obligadas a solicitar financiamientos a una tasa mayor de lo que implicaba ahorrarse el impuesto.
- El modelo de crecimiento de muchos negocios estaba también apalancado en esta deducibilidad de inversiones en un solo año, pero al haber sido eliminada les ha quitado una fuente de financiamiento importante.
- El pago del ISR de las empresas aumentó y, por consecuencia, han distraído recursos que antes utilizaban para reinversión, crecimiento y creación de empleos.
La deducción inmediata había sido siempre un estímulo para la inversión, tanto nacional como extranjera. De hecho, en la página web de Pro México, se establecía y promocionaba como uno de los beneficios de invertir en el país.