Por Antonio Martin del Campo
Chairman 02X México y Venture Studio
“El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que nuestro objetivo sea demasiado alto y lo extrañemos, sino que sea demasiado bajo y lo alcancemos.»
Miguel Ángel Buonarroti
Desaceleración, recesión, crisis… Los fantasmas del pasado revolotean en la mente de los emprendedores. Estos movimientos económicos tienen un efecto de destilación: todas las cosas rutinarias, aburridas y mezquinas de la vida son empujadas rápidamente hacia un lado y el enfoque se vuelve intenso. ¿Qué tenemos que hacer ahora? ¿Qué es importante? ¿Qué pasará si bajan las ventas un 15 o 20 por ciento? Ante estas interrogantes, sin duda hay muchas cosas por hacer; sin embargo, las épocas de crisis son bastante propicias para reinventarnos y romper con el sentido común que nos indica que nos repleguemos. Las oportunidades abundan y es el mejor momento para cambiar de paradigmas, comenzando por reinventarnos como emprendedores.
Para ello, existen estos tres elementos que pueden ser la diferencia para nuestro emprendimiento cuando los ciclos económicos no nos favorecen:
1.- El Poder 10X o el poder exponencial. Las primeras ideas acerca del 10X tienen sus fundamentos en la industria del capital de riesgo, en la cual se persiguen objetivos que en la mayoría de los casos aborden una nueva tecnología o un cambio en el mercado, el cual sea de naturaleza revolucionaria más que evolutiva.
Como capital de riesgo, se buscan empresas que están haciendo algo con un gran componente de innovación en lugar de realizar una mejora incremental, porque las mejoras incrementales en los grandes mercados están al alcance de las compañías ya establecidas. El término en sí proviene de una vieja noción de que una startup financiada por una firma, en su primer periodo de crecimiento exponencial, debería estar disfrutando de un crecimiento de 1000% por año en su valoración.
Dicho esto, y con las reservas antes mencionadas para un emprendimiento en industrias tradicionales, el 10X más que un objetivo en sí mismo, es una nueva manera de ver las cosas. ¿Qué pasaría si este año en vez de crecer el presupuesto un extraordinario 10 por ciento lo creciéramos un 100? Obviamente esto sonaría disparatado, pero reflexionemos un minuto: si no tuviéramos otra alternativa, ¿qué haríamos para crecer ese 100%?, ¿y si fuera 500%?
El solo poner a una organización bajo el estrés de encontrar soluciones innovadoras a dilemas de ese calibre ocasiona que se generen desde nuevos productos hasta nuevos motores de monetización. Cambiar estándares previamente creados nos permite generar nuevas soluciones ya sea por creatividad, o de plano, por necesidad.
2.- El principal problema para dar el salto eres tú. La compañía y el emprendimiento son siempre el reflejo de sus fundadores. Cuando las cosas van bien, los emprendedores no ponen necesariamente énfasis en todos los detalles ni mucho menos existe la urgencia de los cambios; pero cuando lleguen los bajones económicos, esto ya no es un tema de gusto, es un tema de supervivencia.
Antes de citar a todo el personal a reunión y pedirles que revisen el barco, es prioritario un ejercicio de autocrítica hacia el papel desempeñado por nosotros como fundadores. Hay una frase categórica: “Las empresas reflejan los defectos de la vida del emprendedor y lo que se niega a admitir”. Cuando eres dueño de un negocio o un emprendedor por definición, todo lo que pasa ahí es tu responsabilidad y tienes el poder de resolverlo.
Evidentemente para resolver los problemas de una compañía a profundidad, se debe comenzar con un ejercicio de humildad y ser lo suficientemente valiente como para admitir que hay un problema; luego, se debe ser aún más valiente para insistir en que tenemos la culpa y que podemos cambiarlo. Esa es la actitud para afrontar un cambio 10X o para comenzar con una revolución en la firma y, con suerte, en la industria.
3.- El estrés es tu más poderoso aliado. Jack Welch, elegido ejecutivo del siglo XX y el líder que revolucionó General Electric, desarrollaba unas dinámicas con sus equipos, que tituló «Destruye tu negocio». En estos juegos, que eran casi de guerra, un equipo defendía y otro atacaba el modelo de negocio actual; con esto, al igual que con el ejercicio mental de 10X, los líderes pueden sensibilizarse ante las vulnerabilidades y las oportunidades de su modelo de negocio.
Al final del juego, el autodescubrimiento de contingencias fomenta una comprensión y un compromiso más profundos que los análisis y pronunciamientos de arriba a abajo, permitiendo que los colaboradores generen un plan de acción y se concienticen de la urgencia que existe para trasformar a la organización y enfrentar como equipo nuevos cambios.
Las crisis y las fluctuaciones económicas ayudan siempre a las empresas a ser más competitivas. Ya lo decía Andy Grove: “El éxito empresarial contiene las semillas de su propia destrucción. El éxito genera complacencia. La complacencia genera fracaso”.