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La crisis del empleo y sus cuatro jinetes del Apocalipsis

Tal vez uno de los cánceres silenciosos y crónicos más devastadores que sufre la humanidad es la escasez de empleo en un entorno social que se parace cada vez más a un mercado. Así, la realidad se caracteriza por la sobrada oferta de trabajadores, la demanda limitada de empleos y el abaratamiento diario del trabajo en sus distintos niveles (tal como si fuera una mercancía, la cual sigue la ley de oferta y demanda).

Los efectos del desempleo son devastadores: problemas familiares, desajustes emocionales, depresiones, hambre, merma del ánimo y la diginidad, e incluso la muerte. No existen soluciones eficientes para esta problemática, si acaso algunos placebos o respuestas limitadas.

Jinetes del Apocalipsis del Empleo
1. El caballo blanco cabalgado por el jinete de la victoria de la tecnología ha avanzado mucho; la robótica y cibernética se han vuelto un binomio inseparable en todos los sectores económicos. No cabe duda que ha traído progreso; pero también retrocesos y peligros inminentes: algunos planes empresariales valoran en sus proyectos de inversión el sustituir a las personas por equipos robotizados que no forman sindicatos, no se accidentan, no contribuyen ni gozan de seguridad social y se amortizan con el tiempo. Este factor ha erosionado grandes núcleos de población al minimizar la participación de los individuos en los procesos productivos, lo cual se refleja en las plantas semivacías, donde brilla por su ausencia esa escena del pasado en la que las factorías estaban llenas de cientos o miles de trabajadores. Ahora, parecen museos, laboratorios o cuartos limpios.

Sin embargo, no todo es negativo, pues la producción lograda con muchos de estos equipos tecnológicos ha eficientado los procesos. Por esta razón, en el horizonte, con el advenimiento de la inteligencia artificial, se ve la amenaza de que varios puestos de trabajo, incluso mandos gerenciales, desaparezcan.

2. El caballo rojo cabalgado por el jinete de la guerra lo representa fielmente la globalización de la economía. Ha enfrentado a personas, empresas y gobierno contra productividad y rentabilidad, como si fueran conceptos contrarios; además, en combinación con el siguiente jinete se vuelve un arma de destrucción masiva: al copiar el modelo de movilidad de capital financiero (trozar inmensos capitales y llevarlos de un país a otro), dejan temblando a las cada vez más desfallecientes y débiles economías de naciones pobres. Tan solo por unos centavos o dólares menos de nómina dejan sin empleo a millones de seres humanos con las devastadoras consecuencias de este recurrente fenómeno inducido.

Estas inversiones directas se hacen bajo criterios eficientistas. Aunque se reconoce la importancia de la calidad del personal, la seguridad y otros factores empresariales; se pondera más el abaratamiento de la nómima, se paga menos, se otorgan menos prestaciones, o bien, se deja al outsourcing hacerse cargo de la relación contractual laboral. Con estas características, una plaza comienza a ser considerada como un buen sitio para operar una compañía. Súmese a ello, todas las facilidades que los gobiernos locales ofrecen, llegando incluso a endeudar a sus pueblos por décadas con tal de salvar el sexenio. En ocasiones, hasta entronan a las grandes firmas extranjeras y las hacen acreedoras de grandes privilegios tan solo porque vienen a traer de comer, migajas, pero ya nadie se muere de hambre. Las guerras comerciales entre bloques y países también han dejado sin trabajo a millones.

3. El caballo rojo cabalgado por el jinete del hambre se encuentra en la figura de los perversos mercados financieros, los cuales privilegian la ganancia financiera rápida o inmediata y desalientan la inversión productiva. ¿Qué caso tiene batallar en un proyecto empresarial, si se puede ganar más especulando en la bolsa o invirtiendo en fondos seguros alrededor del mundo? Esta dinámica del dinero fácil y rápido ha contaminado el ambiente y ha facilitado la movilidad del capital en todo el mundo. Exentos de impuestos y sin obstáculos de por medio, ingentes cantidades de dinero vuelan en segundos de un extremo a otro del planeta, provocando inestabilidad, pobreza, caos. En México aún se recuerda, como si hubiera pasado ayer, a los famosos capitales golondrinos y su devastador efecto.

También se ha impuesto la lógica de la ganancia en los mercados accionarios en los cuales, para repuntar el valor de la acción, simplemente se aplican modelos downsizing: mientras salen despedidos miles de trabajadores, la acción sube para beneplácito de los inversionistas. Sin embargo, estos modelos de reingeniería también tienen el afán de incrementar la eficiencia. Por ejemplo, Bimbo decidió que el excedente de empleados de su principal planta fuera a integrarse a alguna de las nuevas; así se estimuló el crecimiento y liderazgo internacional del grupo sin sacrificar a ningún colaborador y siempre con un valor de acción modesto, nada espectacular; pero estable, creciente, consistente, seguro.

4. El caballo bayo cabalgado por el jinete de la muerte es la codicia empresarial y corporativa, la cual cada vez se confronta más con la responsabilidad social empresarial integral. El ser humano debe ser el centro de los afanes organizacionales, y no la ganancia financiera, económica. Actualmente, hay ejemplos heroicos de negocios que en un medio hostil y con márgenes bajos o inexistentes mantienen a su plantilla de trabajadores, siempre en busca de mejores tiempos y sacrificando muchas veces el patrimonio del empresario o socios; estas actitudes tienen que ver con la generosidad, el amor al prójimo sin cortapisas, poniendo el capital al servicio de los demás.

El egoísmo ha erosionado proyectos prometedores y socavado organizaciones exitosas, pues el bien común no se da por la voluntad de unos cuantos. Esto se entiende bien cuando se toma como ejemplo a los gobernantes, quienes a partir de sus decisiones, pulverizan empleos y acaban con industrias simplemente por salvar su pellejo y enriquecerse escandalosamente.

“El trabajo es para el ser humano, como el volar para las aves”. Bajo esta consigna se debe diseñar un nuevo mundo económico, político, social para salvar la dignidad humana con y por el trabajo que ennoblece, transforma, enriquece, mejora a la sociedad y da un verdadero sentido a la vida.

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