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«La ciencia y la tecnología sí son cosas de niñas»: Betty Cardiel

Por Betty Cardiel, Cofundadora CyberWag y Directora de Softtek IT Governance

La influencia social y los prejuicios a través de los años han construido la percepción de que las profesiones de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), no son convenientes para las mujeres y se piensa que no tendrían un buen desempeño en este campo.

Pero, ¿qué tan cierto es esto? ¿cómo nos llevamos con la tecnología? De acuerdo con las estadísticas publicadas en mayo del 2019 por el Instituto de “Women Who Tech”, al menos el 55% de los usuarios de Facebook y Twitter somos mujeres.

Sin embargo, sólo el 25% de los empleos de Tecnologías de Información son ocupados por mujeres y sólo un 5% de ellas son creadoras o cofundadoras de un Start-up de ciencia y tecnología. Otro dato curioso es que sólo el 8% de los editores en Wikipedia son mujeres, lo que significa que la nueva enciclopedia está escrita por varones mayoritariamente.

En la actualidad sólo egresa un 18% de profesionistas mujeres de ingeniería, un porcentaje que no ha aumentado en los últimos años. Este dato resulta desalentador pues aún considerando que un 37% de las niñas entre 13 y 17 años buscan desarrollarse en ciencia y tecnología, con el paso del tiempo y por diversas circunstancias deciden cambiar su decisión sin tomar en cuenta la deserción que se presenta cuando cursan la Universidad.

Las barreras son oportunidades

Hay dos preguntas importantes que vale la pena poner sobre la mesa cuando conversamos con algunos colegas, la primera es: si tienen hijas, hermanas, amigas o familiares mujeres, y la segunda es: si las ven como ingenieras, tecnólogas o investigadoras.

No será raro que para ambas respuestas haya un SÍ aunque al mismo tiempo se hagan diversos cuestionamientos del por qué NO. Caso contrario y que no será sorpresivo si hacemos las mismas preguntas dirigidas a varones, la respuesta casi directa será por qué SÍ, sin titubeos.

Hay por lo menos tres razones fundamentales por las que se presentan estas tendencias y a continuación las explico:

Estereotipos: La predisposición de género tan marcada cultural e históricamente desde el círculo social y familiar, donde no se resaltan los logros en los que la mujer ha tenido participación significativa. Como el caso de Ada Lovelace, considerada la primera programadora de software o Katherine Johnson, responsable de la computadora de la NASA. También Grace Hopper, quien fue considerada la madre de la computación y trabajó en la Universidad de Harvard para la Naval de Estados Unidos de América. Recientemente Katie Bouman, una estudiante graduada del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación, la cual se encargó de dirigir el desarrollo del algoritmo que permitió ayudar a los astrónomos a conseguir la imagen del agujero negro.

En la escuela: En el pasado, los programas de estudio diferenciaban a las niñas desde la primaria, poniéndoles a realizar trabajos manuales enfocados al hogar o funciones sociales y de apoyo secretarial. Mientras tanto, a los hombres se les enseñaban funciones mecánicas, carpintería o de construcción. Hasta los últimos años, se han incluido diversas opciones que permiten desarrollar la creatividad e inventiva para los alumnos; desafortunadamente, se siguen celebrando comentarios discriminatorios y de cuestionamiento cuando el proyecto es presentado por una líder.

El ambiente de trabajo: Los números no mienten, una mujer limita la oportunidad de postularse por una posición de liderazgo si no cumple con un 100% de los requerimientos mientras que un hombre se considera a sí mismo el candidato idóneo si cuenta con el 70% de los requerimientos; desde ese inicio, a ella se le descalifica. Adicionalmente, los seleccionadores se han cuestionado si deben considerar a una mujer por condiciones y circunstancias como la posibilidad de un embarazo, flexibilidad por el cuidado de hijos, limitantes para viajar, etc.

¿Cómo mejorar el escenario?

De acuerdo con la SEP, a lo largo de la vida académica se registra una grave pérdida de talento estudiantil, pues de cada 100 niños que ingresan a la primaria, sólo 38 terminan la universidad. De ese total, únicamente 27% tendrá una formación STEM ; del 27, solamente 24% son mujeres.

Hay que tener en cuenta que éstas son de las carreras mejor pagadas. La oferta-demanda se presenta debido a que solo egresan alrededor de 110 mil cuando se requieren más de 800 mil ingenieros para sustentar las necesidades del país y la provisión de productos y servicios que requiere la industria nacional e internacional.

Si partimos de que solo dos de cada 10 estudiantes de ingeniería son mujeres, un esfuerzo aislado no será suficiente para romper esta barrera. Se requiere de una combinación de agentes de cambio en todos los ámbitos que ayuden a que mujeres y niñas vean la ciencia y tecnología como la oportunidad de desarrollar su talento, mejorar sus condiciones sociales, y las herramientas que les ayudarán a crear ambientes de trabajo y de emprendimiento inclusivos.

El Talento SÍ importa

Hacen falta mentores y mentoras. Muchas de las mujeres han referido que la mayoría de sus mentores han sido hombres, y al obtener su apoyo, han encontrado un diferenciador para exponencial su carrera y ganar confianza.

Las empresas que han abierto la oportunidad de establecer iniciativas de inclusión y equidad, modelos de flexibilidad, puestos de liderazgo e innovación para mujeres, están teniendo resultados positivos que van desde un 50% en productividad, retención de talento mayor al 25% y retornos de inversión mayor al 60%.

Hay testimonios claros de mujeres que están haciendo bien las cosas en estos sectores. Como el de la CEO de YouTube Susan Wojcicki, quien tiene cinco hijos y antes trabajó para Google; o el de algunas mexicanas como Ali Guarneros, quien trabaja en el Centro de Investigación Ames de la NASA; Arantza Méndez Rodríguez, quien ha formado parte de los equipos representativos de alto rendimiento de RobotiX en competencias nacionales e internacionales; Olga Medrano Martín del Campo, quien obtuvo el primer lugar en dos importantes competiciones de matemáticas a sus 17 años: la Olimpiada Europea Femenil de Matemáticas y el Romanian Master of Mathematics. Además, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) reconoció su esfuerzo con una beca.

La buena noticia es que hay cientos de mujeres de todas las edades que están encontrando en la tecnología el cómo administrar su tiempo. De manera natural, las hispanas han mostrado mayor curiosidad y evolución en su creatividad. No debemos detener los esfuerzos para aprovechar estas cualidades para dirigir, administrar y emprender empresas.

Si bien es cierto que el campo STEM es dominado por hombres, hay mujeres y cientos de personas que las apoyan y están demostrando que el género no es un obstáculo para obtener éxito, explorar la oportunidad de desarrollar tu talento, es y será lo que realmente importa siempre y cuando exista ese auto reconocimiento.

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