Icono del sitio Líder Empresarial

Maratones: La carrera contra ti mismo

Forrest Gump tardó en sincerarse. Tras correr por tres años, dos meses, catorce días y dieciséis horas, explicó que detrás de su maratónico ejercicio, había una filosofía heredada por su madre: “Mi mamá siempre me decía que tenías que dejar atrás el pasado para poder seguir adelante. De eso se trató mi carrera”.

“Para Forrest, correr era una forma de superar el pasado, de huir de su vida y aliviar el dolor de perder a Jenny. Representó una forma de encontrarse a sí mismo”, afirmó el escritor y corredor Jeff W. Barton.

Quizá no todos los que corren lo hacen por un objetivo tan trascendental como el del personaje interpretado por Tom Hanks; pero la tónica general indica que quien se inicia en el running, parte de una meta en específico, un lugar ideal al que quiere llegar.

“Es curioso, porque si le preguntas a algún runner qué lo motivó a practicar este ejercicio, te compartirá una historia que detonó su decisión. Hay personas que iniciaron porque su médico se los ordenó; porque tuvo una depresión muy fuerte; o sufrió alguna pérdida importante. Pero siempre hay un objetivo…”, dicen José Manuel Valdéz y Edgar Sandoval, fundadores del grupo de corredores #Soy449.

Sin embargo, dice José Manuel, hay que partir de una premisa clara: es distinto correr por fines recreativos que competitivos, si bien ambos son válidos y respetables.

“El primer caso, el que comúnmente conocemos como runner, lo hace por divertirse, por forjar relaciones, conocer gente; el segundo, conocido como maratonista, compite por una marca, por un resultado. Por ejemplo, en una carrera, el runner tiene que vencer a la distancia, porque lo único que quiere es terminar; por otro lado, el maratonista quiere vencer al tiempo, ganar al reloj. Son dos cosas totalmente distintas”, menciona Ecliserio Vega, líder del equipo EVTeam.

Correr una distancia, independientemente de la categoría en la que el participante compita (5, 10, 21.5 o 42 kilómetros) o el objetivo que busque, no es sencillo. Es necesario encarar el desafío con seriedad:

“Correr no es tan obvio ni tan fácil como para decir repentinamente ‘¡Ah! Mañana salgo a correr medio maratón’. Existe un riesgo de sufrir una lesión. Sí, puede haber personas que sin preparación logren cruzar la meta, pero los ves y van sufriendo durante el trayecto. Lo terminan, pero, ¿a qué costo? ¿Al de su salud? Hay que tener cuidado, porque ahí se rompe la idea de hacer deporte, que es estar saludable”, sostiene Ecliserio.

Vega rememora una de las experiencias más fuertes que ha vivido en el ejercicio del running. El año pasado, meses antes de correr un maratón se lastimó, comprometiendo su participación.

No hizo caso “por aferrado” y aún así decidió competir. En el kilómetro 25, la lesión lo reventó. “Me derrumbé de desesperación, tristeza, coraje, impotencia. Pero aprendí que hay que respetar nuestro cuerpo. Tu cuerpo te avisa y lo peor que puedes hacer es ignorarlo y pensar ‘no va a pasar nada’. Sí va a pasar, tarde o temprano, pero va a pasar”, advierte.

Los especialistas mencionan que los entrenamientos que sigue un corredor para participar en un maratón se extienden a lo largo de cuatro meses antes de la carrera, y eso si ya cuenta con experiencia corriendo distancias de esa magnitud. La preparación es completa, y abarca desde temas físicos, alimenticios y psicológicos.

“El trabajo psicológico es fundamental, previo y durante un maratón”, refiere José Manuel, al aludir al famoso “muro mental”, el cual generalmente le llega a un corredor a partir del kilómetro 33 de la carrera.

“Es un tema emocional muy fuerte, porque físicamente te sientes óptimo, pero súbitamente empiezas a sufrir, mentalmente te quedas sin energía. Entras en un estado de supervivencia y protección mental. Tienes que entrar en un juego para convencerte a ti mismo de que eres capaz de terminar la carrera”, reflexiona.

Ecliserio, como casi todos los corredores, se ha visto en esa situación, en la que pese a ir en buen lugar, las ganas de renunciar se apoderan del atleta, “de subir a un taxi e irse de ahí, porque ni siquiera sabe qué está haciendo ahí en la carrera”, dice.

El reflejo de la preparación y la disciplina que conlleva practicar este deporte no se manifiesta únicamente en la pista o el día de la carrera, sino que trasciende a la vida personal y profesional de los corredores.

Lucy González, directora del centro de entrenamiento Aquiles en Aguascalientes, menciona que los valores que más promueve el running son la constancia, la persistencia y la paciencia. “Son tres elementos que te ayudan a alcanzar tu objetivo, independientemente de cuál sea. No hay carrera, por muy larga o corta que ésta sea, en la que no los desarrolles día a día”.

Ella es empresaria. Las experiencias que le ha dejado la competencia en maratones y triatlones, incluso aquellas que suponen un calvario, la han marcado positivamente:

“Hay ocasiones que la empresa vive altibajos, por muchísimos factores, pero uno muestra una mayor templanza para encararlos. Por ejemplo, la peor pesadilla para un deportista es una lesión. Pero cuando atraviesas un contratiempo como ése, vas logrando tener una mejor asimilación de las dificultades; las recibes y las aceptas con mayor madurez. Naturalmente, conforme vas creciendo como deportista, te vas desarrollando como persona. [El deporte] ha generado en mí la disposición de enfrentar nuevos desafíos, y esa ansia por decir ‘quiero algo más, quiero crecer’”.

Por su parte, Edgar Sandoval afirma con contundencia que indiscutiblemente eres una persona antes y otra después de practicar esta disciplina deportiva: “La perseverancia que adoptas la empiezas a traducir en un ‘sí puedo’, ‘lo voy a lograr’, y esa mentalidad se va transmitiendo a la pista, a un trabajo, a una entrevista, a un proyecto, y empiezas a dar lo mejor de ti”.

“También hay unión familiar. El año pasado Edgar hizo su primer maratón, y fue impactante ver el apoyo de su familia, porque no sólo es el día de la carrera, es todo el proceso de cuatro meses en el que todo mundo cede algo. Uno llega a su casa fatigadísimo después de entrenar, y aunque la familia quiere salir, ceden porque entienden que estás en busca de un bien, de un desafío, y te apoyan”, complementa José Manuel.

“[Este deporte] te ayuda como empresaria, como mamá, como persona. Todo lo que implica son como gotas de agua que van llenando paulatinamente un vaso. Cada entrenamiento, cada carrera, cada maratón es una gota, y eventualmente ese vaso se llenará y desbordará de cosas positivas, cosas mejores que estás haciendo”, finaliza Lucy.   

Salir de la versión móvil