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La biblioteca más emblemática de Zacatecas

Escrito por Manuel González


Queremos rendir un tributo a los autores, a los lectores, a los amantes de los libros y a las instituciones que los resguardan y difunden sus contenidos, en particular, a quienes promovieron la creación y han coadyuvado al enriquecimiento de la Biblioteca de Colecciones Especiales “Elías Amador”, la más antigua y emblemática del Estado de Zacatecas.

El 23 de abril se conmemora el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, en primera instancia, como un homenaje a varias plumas de valía universal, entre ellas, Miguel de Cervantes Saavedra quien falleció el 23 de abril de 1616. Asimismo, en una fecha como esta, también llegó a su fin la vida biológica de Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. De igual forma, en un 23 de abril nacieron o murieron otros escritores como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokok, Joseph Pla o Manuel Mejía Vallejo.

Por lo anterior, la Conferencia General de la UNESCO decidió instituir esa fecha como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, un verdadero homenaje a los libros y, principalmente, a sus autores.

La Conferencia General de la UNESCO consideró que el libro ha sido históricamente el instrumento más potente de difusión de los conocimientos, que toda iniciativa para promover la difusión del libro es un factor de enriquecimiento cultural, que una de las formas más eficaces del libro es organizar cada año un Día del Libro, el 15 de noviembre de 1995 proclamó el día 23 de abril como Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. Y la mejor forma de celebrarlo y celebrar a sus autores, consiste en leer sus obras.

Revisando nuestro banco de datos, nos encontramos un ensayo del muy notable bibliófilo Armando González Quiñones en el que nos revela que el primer personaje que trajo libros consigo a las Minas de Zacatecas respondía al nombre de Francisco Martín, quien llegó a este asentamiento minero a mediados de 1549, es decir, un año después del descubrimiento de las ricas vetas de plata de Pánuco y Vetagrande. En su inventario de bienes personales quedó constancia que poseía libros, y, por ende, “se le puede considerar como el introductor e iniciador de la circulación del libro en Zacatecas”.

Posteriormente, llegarían los frailes de algunas órdenes religiosas que erigieron casas, iglesias, monasterios, misiones y, también trajeron consigo innumerables obras bibliográficas de los más diversos campos del conocimiento humano con los que formaron valiosas bibliotecas que, a la postre y tras la aplicación de las leyes de reforma y de desamortización de los bienes de la Iglesia, muchas de esas obras se integrarían al acervo de la Biblioteca Pública de Zacatecas, hoy de Colecciones Especiales “Elías Amador”.

Fue en el año de 1832, durante la administración del ilustre y visionario gobernador Francisco García Salinas, cuando se planteó y tuvo lugar la apertura de la primera Biblioteca Pública de Zacatecas.

A pesar de la difícil situación por la que atravesaba el país y el estado, Tata Pachito, asumió la gubernatura de Zacatecas para el periodo 1829-1834, y trató de dar resultados en todos los ámbitos de la vida estatal, entre ellos, el de la cultura y las artes.

En su administración se creó el Instituto Literario de Jerez que a la postre se convertiría en nuestra máxima casa de estudios: la Universidad Autónoma de Zacatecas que ahora lleva su nombre. También durante su mandato se construyó y abrió sus puertas el primer teatro de esta capital, conocido en aquella época como el Coliseo de la Ciudad. Por otra parte, él tuvo la iniciativa de formar el primer museo de Zacatecas con piezas arqueológicas de la región y otros objetos de valor histórico, sin embargo, esta iniciativa no se concretó, pero sí la de integrar y abrir al público una biblioteca, lo que ocurrió hace exactamente 188 años.

El 29 de noviembre de 1832, el Congreso local expidió el primer reglamento de la biblioteca, con lo cual quedó legalmente creada. En esa misma fecha se expidió el nombramiento a su primer director: Bernardo de Arana, quien se hizo cargo de abrir el establecimiento al público con una colección de 3,033 volúmenes.

En este sentido, es importante señalar que Zacatecas fue parte de ese gran movimiento cultural y rasgo que caracterizó al siglo XIX: la aparición de las bibliotecas públicas en Estados Unidos e Inglaterra.

Desde aquí reconocemos a los fundadores de esta biblioteca, a sus encargados, directores y personal que ha intervenido para su custodia, conservación y enriquecimiento, y que desde hace casi dos siglos forma parte del vasto patrimonio cultural de Zacatecas, de México y de la Humanidad.

Cada uno de los 20 mil volúmenes que aquí se guardan tienen muchos valores implícitos: la antigüedad de cada uno, la temática y el autor, el impresor, las ilustraciones, el estado de conservación de cada obra, la rareza de muchos de ellos, su origen (fondos conventuales, donaciones de particulares e instituciones). Por lo tanto, nos sentimos orgullosos de este legado que, a pesar de muchas vicisitudes se conservan, y que hoy más que nunca debemos unir esfuerzos para garantizar su preservación y transmisión a las futuras generaciones. 

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