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Sam: el emprendedor que quiere que nos bañemos con agua caliente, pero cuidando el entorno

En México, el 90% del gas que consumimos se gasta en calentar agua para la ducha. Además de afectarnos económicamente en lo individual y colectivo, daña al planeta. Kessel, una empresa suizo-mexicana quiere revertir la situación con su producto: un calentador de agua solar a precio accesible, ideal para familias que no tienen tantos recursos.

Con el calentador, una familia puede ahorrar hasta un 90% en su recibo mensual de gas. De paso están ayudando a aligerar la carga ambiental que significa su producción.

Kessel fue fundada por Sam Neuenschwander, un ingeniero mecánico suizo. En uno de sus viajes por el mundo, se topó con un modelo “prehistórico” de calentador. La idea de mejorarlo para ayudar al medio ambiente echó raíz en su cabeza y en 2015 comenzó a fabricar los primeros prototipos.

Desde que inició la empresa se han colocado 400 calentadores de agua en varios estados del país. Hoy son un equipo de 20 personas que fue seleccionado por Unreasonable México, una aceleradora de proyectos, para formar parte del Instituto Irrazonable, que cada año elige proyectos con impacto social para asesorarlos y volverlos rentables.

 

El error más grande: no pedir ayuda

Las cosas no siempre marcharon como debían. Sam cuenta que uno de sus errores fue la terquedad, no reconocer que necesitaba de un equipo para sacar adelante su idea.

El aprendizaje fue duro. Creía que tenía todo en orden y comenzó su producción sin asegurarse de que su modelo no tenía fallas. Al poco tiempo llegaron los reclamos: había una fuga en los calentadores. Perdió mucho dinero, pero siguió con la empresa.

“Pide ayuda a pesar de que crees que sabes todo”, aconseja, “yo llegué a un punto en el que iba a renunciar. Ahí dijimos: buscamos más personas y solito el proyecto atrajo más gente.”

Para Sam, el cambio se dio cuando estuvo abierto a que más personas se unieran al proyecto. Ahora concibe a Kessel más como una familia que como una empresa.

 

Cómo consiguieron 100 mil pesos en un día

Una vez seleccionados por el Instituto Irrazonable, Kessel necesitaba 80 mil pesos para participar en el proyecto de mentorías. Subieron su petición a Fondeadora; en un día y medio rebasaron la meta. El resto lo donaron a otras empresas que participaron en el instituto.

No fue casual. Diseñaron una estrategia que apuntaba a conseguir financiamiento de un grupo específico: banqueros y personas de alto poder adquisitivo.

“No tuvimos muchos fondeadores, pero siempre con aportaciones muy altas. Fue una estrategia: fuimos con ellos, les contamos la historia, nos quitamos la corbata y manos a la obra”, cuenta Sam.

La cantidad exacta que reunieron fueron 105, 867 pesos. Cuando le preguntan por qué Kessel ayudó a otros equipos, Sam contesta:

“Porque creemos en ellos. Cada uno de nosotros puede hacer un gran cambio. Al ver que no tienen el privilegio, que no tienen contacto un banquero suizo, si nosotros tenemos acceso, lo compartimos con otros proyectos que sí pueden generar impacto.”

 

¿Qué esperan del Instituto Irrazonable?

Durante cuatro semanas, Sam ha tenido oportunidad de recibir mentorías y talleres de personajes importantes del mundo de los negocios. Asegura que el aprendizaje no ha venido solo de ellos, sino del resto de emprendedores sociales y del mismo equipo de Unreasonable México.

“Quiero retarme todos los días para que después de las cuatro semanas salga y diga: todos los días aprendí mucho y decir: me gira la ardilla más rápido”, cuenta el director de Kessel, “tienes que aprender de la historia de cada persona. Si no la escuchas y no estás atento a lo que te podría servir, vas a fallar.”

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