Desde sus primeros años, Juan Zamora mostró un instinto natural para el liderazgo y la organización. Con una sonrisa nostálgica, recuerda cómo, siendo un niño, organizaba juegos en los que él era el jefe de una tienda imaginaria.
“Desde chiquito siempre estaba yo con este tema de los procesos, del orden… y sobre todo de dirigir”, relata.
Estos juegos, en los que asignaba roles a su abuela, madre y tíos, no solo reflejaban su capacidad de organización, sino también su visión temprana de lo que significaba liderar un negocio.
Sin embargo, su formación no solo se forjó en la creatividad infantil, sino también en el ejemplo de trabajo constante y dedicación de su madre.
“Mi mamá siempre ha sido un ejemplo a seguir, muy inspirador desde la parte del trabajo y la preparación”, destaca con gratitud.
Ella, una mujer incansable que sacó adelante a sus tres hijos, le enseñó el valor del esfuerzo, la constancia y el sacrificio. Esta influencia no solo moldeó su ética de trabajo, sino también su perspectiva humana y empática hacia el liderazgo.
Aunque su visión empresarial parecía estar presente desde temprana edad, su inserción al mundo laboral no fue sencilla. Juan no duda en definirse como un adolescente rebelde, “Llegaba con el pelo largo, una arracada, muy al estilo de The Cure y Caifanes… nadie me tomaba en serio”, comenta con humor al recordar su juventud.
Pero un consejo inesperado cambiaría su rumbo: el jefe de un departamento en Palacio de Hierro le sugirió cortarse el pelo y vestirse de forma más profesional. Esa recomendación fue el punto de inflexión que le permitió conseguir su primer empleo como auxiliar contable en otra empresa dedicada a formatos e impresos.
“Ahí aprendí sobre costos, inventarios y contabilidad… fue el inicio de todo”, rememora.
Filosofía de liderazgo: Cercanía, colaboración y empoderamiento
Juan Zamora, CEO de Grupo Devlyn, se destaca por un estilo de liderazgo profundamente humano y estratégico. Se define a sí mismo como un líder orientado a grandes retos, pero con un énfasis significativo en el «cómo» se alcanzan los objetivos.
«Me importa mucho el cómo, la calidad en la forma en la que se hace, el cuidado del factor humano, la estrategia detrás, la planeación, el buen uso de los recursos», afirma Zamora, reflejando su enfoque en la ética y la eficiencia empresarial.
Para él, el liderazgo comienza con una comprensión profunda del propósito organizacional. Lejos de limitarse a transmitir una visión, busca vivirla y ejemplificarla en sus acciones diarias. “Una vez que lo tengo asimilado, soy el primero en querer ser el que lo transmite, el que lo vive, el que lo ejemplifica”, comenta, demostrando su compromiso con la autenticidad y la congruencia.
Zamora se considera un facilitador y un guía, creyendo firmemente en la importancia de rodearse de personas más capacitadas. «Creo que aquí lo más importante es que te rodees de personas y de talento que sepan mucho más que tú, y que puedan aportar a la estrategia», menciona.
Esta filosofía de liderazgo participativo no sólo fomenta la innovación, sino que también refuerza una cultura de empoderamiento y autonomía dentro de la organización.
En cuanto a su ritmo de trabajo, se define como una persona de “mecha corta” y con un alto sentido de urgencia. Es un líder que no espera a que las cosas sucedan por sí solas, sino que establece el ritmo y el tono necesario para impulsar resultados rápidos y efectivos. “Me gusta que las cosas tengan un ritmo acelerado y también con un tono de proactividad y de hacer que las cosas sucedan de manera acelerada”, explica, destacando su enfoque en la velocidad y la eficiencia.
Su estilo de gestión también se caracteriza por la cercanía al campo de operaciones. Zamora no se limita a permanecer en el corporativo; su compromiso con el negocio lo lleva a visitar constantemente distintas ubicaciones para mantenerse en contacto con su equipo y comprender mejor el mercado. “Si no estás en el campo de batalla, la realidad es que estás alejado de tu negocio”, enfatiza, revelando su creencia en el liderazgo cercano y conectado con la realidad operativa.
En la gestión de crisis, se define como objetivo y cuantitativo. Su enfoque analítico le permite simplificar problemas y enfocarse en la causa raíz, facilitando así la toma de decisiones efectivas. “A veces puedo ayudar a simplificar el problema y concentrarnos en la causa raíz”, comenta, destacando su habilidad para enfrentar desafíos con claridad y rapidez.
Contrario a la percepción común de que un líder toma muchas decisiones, Zamora opina que su rol se enfoca en tomar pocas decisiones, pero de alta calidad. “A mí me pagan por tomar pocas decisiones pero de muy alta calidad”, aclara, resaltando su enfoque en el empoderamiento del equipo y la institucionalización de un delegation of authority efectivo. Esta perspectiva refleja su convicción de que un liderazgo sólido radica en confiar en el talento y fomentar la autonomía.