Una de las medidas básicas para sobrellevar la contingencia sanitaria es el uso de cubrebocas, lo cual ha representado un problema para el medio ambiente ya que la mayoría de estos son desechables y no biodegradables. Ante este panorama, en distintas partes del mundo se han buscado alternativas para la sustitución, como en el caso de Jordania, que está fabricando mascarillas a base de berenjena.
La idea fue desarrollada por el chef Omar Sartawi, quien a través de la conjunción de dos técnicas, hace que la cáscara de berenjena adquiera una textura similar al cuero. Primero se seleccionan las piezas, para posteriormente retirarles la piel; luego se deshidratan por medio de salado abundante (técnica que se utilizaba desde el siglo XII por los incas); al finalizar el proceso, se realiza una cocción al vacío.
El chef dijo para Reuters, “estamos viviendo con el coronavirus, estamos siendo creativos, estamos trabajando. Pensé, por qué no tomar la mascarilla facial, que en realidad no tiene una connotación positiva y agregarle belleza, darle un giro positivo”.
De ahí que decidiera llevar su visión a otro nivel al contratar a dos diseñadoras locales para que transformaran la materia prima en mascarillas inconfundibles. Añadieron “diferentes puntos de costura y anillos metálicos”, lo que derivó en un producto con un aspecto innovador, que está captando la atención en todo el mundo.