“Dejar fluir y dar energía” es el principio que persigue Jesús García como nuevo director de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes (OSA).
De origen veracruzano, el también trombonista tiene ligado Aguascalientes a su historia personal. En esta ciudad realizó su licenciatura en Música, para después continuar sus estudios en el conservatorio Joaquín Rodrigo en España, en The Juilliard School of Music en Nueva York, así como en la University of Redlands, de California.
Después de un largo camino recorrido, y de vuelta a la ciudad que lo vio crecer profesionalmente, Líder Empresarial conversó con él sobre sus ritmos de ensayo, la mediación entre rigor y sentimiento para un músico, así como el proceso creativo de un director —que va de la introspección de analizar y montar una obra en solitario, al momento de plantarse en una sala llena de personas que aguardan su conducción—.
Líder Empresarial (LE): ¿Cuál es tu método de dirección? ¿Cómo crear el tipo de energía exacta que requieren ciertas piezas? ¿Cómo mediar el rigor y el sentimiento?
Jesús García (JG): Antes sabía que había que cuidar la afinación, si estaban tocando fuerte o suave, cosas muy externas, obviamente todo lo que te dicen los maestros, que tienes que saber el contexto social de la obra, entre otras cosas. Pero eso es sólo la punta del iceberg, pues ya que te enfrentas a una partitura meticulosamente es otra cosa.
Se trata más bien de darle forma a las cosas, contorno y sentido a lo que se dirá y lo que viene de la mano de esto. Es dejar fluir a la orquesta, que es algo muy difícil para alguien que debe controlar, porque si no dejas fluir, se pierde ese sentido humano.
Es dar energía, dejar fluir y no controlar, aunque hay lugares donde sí lo debes de hacer, sobre todo que los músicos aporten ese grado sentimental al interpretar. Yo sólo doy una opinión, ellos ejecutan y aportan para que la audiencia pueda escuchar, entre tantas cosas, un sonido transparente.
LE: ¿Cuáles son tus expectativas al volver a Aguascalientes como director de la OSA?
JG: Sí esperaba conducir una orquesta profesional, pero jamás imaginé que fuera la OSA. Lo único que deseo es que la orquesta siga siendo el máximo grupo artístico que represente a Aguascalientes en la música. Le tengo gran aprecio y cariño, porque los músicos que están aquí me formaron. Fue la primera orquesta profesional que vi en mi vida, la primera que palpé en vivo. Así que, a corto plazo, lo primero que aspiro es a terminar bien el año.