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Javier Marín y la interminable exploración de la figura humana

El 24 de enero, Javier Marín regresó a Aguascalientes a presentar el catálogo de “Claroscuro” en el Museo Espacio. No había pisado tierra hidrocálida desde que inauguró su exposición, el 12 de julio de 2018. En ese lapso, “Claroscuro” se convirtió en la exposición de artes plásticas más vista por los aguascalentenses, con más de 40,700 visitas, faltando aún tres semanas para su clausura (el 24 de febrero), de acuerdo con el Instituto Cultural de Aguascalientes. 

“¿Cuáles son tus sensaciones de regresar a Aguascalientes, concretamente al Museo Espacio?”Con un gesto de asombro e incredulidad, el escultor michoacano responde: “Me siento súper privilegiado por la oportunidad de exponer en este lugar. Mi obra, siendo escultura y con los formatos que a veces manejo, precisa idealmente espacios como éste; entonces, llegar y ver montada la exposición me produce muchísimo gusto. Además, con la cantidad de visitantes que la han visto y la buena aceptación que ha tenido… hasta siento feo tenerme que ir. ¡Qué triste! ¿Cuándo volveré a tener una exposición de estas dimensiones?«.

En “Claroscuro”, Javier Marín reúne el trabajo de toda una vida, recopila obras que ha hecho a lo largo de tres décadas. Si bien identifica un hilo conductor a lo largo de su trayectoria, menciona que lo importante es ver una especie de muestreo de su trabajo, desde el inicio hasta lo último que produjo para la exposición: 

«Podría decir que hay una evolución: empecé pintando, haciendo obra bidimensional; pero posteriormente me clavé muchísimo en el tema de la escultura y el volumen. Ahora estoy regresando otra vez a la bidimensionalidad. Es algo que puedo ver claramente [] y es súper interesante. Podría leer todo eso, hacer un ejercicio de memoria, ¿no?; pero verlo físicamente aquí es un privilegio».

Desde sus inicios como creador, Javier Marín nunca ha buscado hacer «cosas bonitas», sino más bien entenderse a sí mismo, como declaró tiempo atrás a una revista mexicana: “Absolutamente. Mi trabajo no se mueve por una búsqueda esteticista, nunca ha habido preocupación por lo estético. Si tuviera que definirlo, el interés principal estaría más en el tema de los procesos, de cómo se construye o materializa físicamente una idea y cómo se transmite al espectador».

Desde el título sugestivo, “Claroscuro”, el artista presenta una dicotomía. En “Siete”, una de las obras que integran la exposición, se muestra por el frente la leyenda “Matarás”, mientras que por el reverso reza “Vivirás”. ¿Acaso el mensaje que se desea transmitir es ese inevitable vivir en opuestos? ¿Sin luz no hay sombra y viceversa? 

Javier Marín responde: “Sí tiene que ver algo de eso, es una idea que está presente en todo mi trabajo”. Y profundiza: “La exposición Zonas Oscuras [que comprende más de 50 pinturas y fotografías hechas a lo largo de su carrera] justamente habla de las partes resueltas que podemos entender, partes luminosas, y por el otro lado, de estas zonas oscuras y más profundas. La idea es aceptar estas partes que no entiendes, estas partes oscuras, e integrarlas, darte cuenta que es una forma de estar completo”.

“Esos cuadros me gustan porque eran pinturas que yo hice y no podía resolver; había muchos detalles en el cuadro a nivel composición o del color que no podía, y se quedaron muchos años a la vista, en mi taller, hasta que decidí que no las quería solucionar, así que las cubrí con parches oscuros y les llamé Zonas Oscuras. Al momento de hacer eso, el cuadro estuvo resuelto. Y me gustó, era una muy bonita metáfora: aceptar tus partes que no son precisamente luminosas y entender que forman parte de ti, de la integridad de cada persona”, reflexiona.

Lo que ha sido persistente en la obra de Javier Marín es la alusión a la figura humana, a la que ha calificado como “fuente inagotable” de inspiración: “Yo también, repentinamente, me pregunto por qué la obsesión con la figura humana. Creo que se debe a que es un vehículo fácil para poder tocar a quien ve mi trabajo, el cuerpo humano es algo con lo que todo mundo se identifica. La figura humana es casi una introducción inmediata al diálogo», observa.

Pese a su juventud, Javier Marín cuenta con 90 exposiciones individuales y más de 200 colectivas en las capitales artísticas más importantes del mundo: «Nunca me imaginé una trayectoria así. Mi expectativa era lde a partir de los 60 años poder vivir de mi trabajo… y nada, esto me ha sorprendido todos los días desde que empecé».

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