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The inventor´s house, el hogar para los innovadores

The inventor´s house, surge del interés de 5 amigos de romper con el esquema laboral tradicional que limita la creatividad y formar un espacio donde las ideas innovadoras se convirtieran en realidad.

Andrés Sabás, cofundador, expresó que The inventor´s house le ha permitido aprender más de lo que la oferta laboral en su profesión en ingeniería electrónica le hubiera permitido, pues cada proyecto que ha realizado es un reto.

“Creamos este lugar con ese fin, lo que no te pueden dar en la universidad o si tienes inquietud de aprender más puedes venir aquí y desarrollarlo, hacemos que la gente invente cosas y empiece a trabajar esa mente que tanto requerimos”.

Los talleres, capacitaciones y asesorías han tenido éxito, sobre todo entre jóvenes, recibiendo entre 4 y 15 estudiantes al mes.

Gerardo Díaz, cofundador,  recomendó a los jóvenes a seguir lo que verdaderamente les gusta para que luego eso se convierta en su trabajo y siempre buscar nuevos conocimientos, “ha venido gente del Conalep, gente del Cetis, gente de universidades, eso está muy padre, tenemos un grupo variado de gente, se quedan con lo que nosotros les damos y aparte con lo que les da la universidad, lo más bonito es cuando los maestros también se acercan aquí, vienen y nos dicen: queremos aprender cosas nuevas”, los talleres son anunciados a través de sus redes sociales, las cuales invitaron seguir.

El equipo de The inventor´s House han creado un casco para ciclistas, el cual está conectado con los movimientos de la bicicleta: al presionar el freno se enciende una luz roja, y al girar el manubrio se encienden las luces laterales como intermitentes en un carro. Ahora trabajan en un ping-pong de luces, una calabaza que habla y el proyecto más ambicioso, una prótesis de un brazo creado con una impresora 3D, que lleva un 20 por ciento de avance.

“Generar una prótesis de bajo costo, después evolucionarla a una prótesis que tenga biosensores que detecte los nervios y pueda hacer movimientos. El plan es regalarla a un niño y de ahí empezar a modificarla. Un compañero está haciendo la parte de electrónica, ya tiene un prototipo de metal, mide la parte de los sensores y puede moverlo, ya nada más es pasar a la parte de impresión 3D. Haremos un modelo de prótesis funcional de código abierto para que toda la gente pueda replicar y mejorarlo” apuntó Andrés Sabás.

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