Egresada de las maestrías en Negocios Agroalimentarios, y en Desarrollo e Innovación Alimentaria de la Universidad Panamericana (UP), la empresaria Edna Diana Hernández Cázares se ha dedicado a investigar e impulsar las mejores prácticas alimentarias que innoven y se adapten a las necesidades de la gente. La carne de conejo es el ingrediente principal.
“Mi proyecto en general consiste en trabajar con productos altos en proteína. Comencé con el conejo ya que es una especie muy noble, sana y fácil de adaptar en cuanto a espacio y producción”, agrega.
Un alimento en escalabilidad
Aunque hay generaciones que no tienen presente la carne de conejo dentro de su dieta, ya existen tendencias de alimentación que promueven su consumo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la carne de conejo posee grandes propiedades nutrimentales, ya que contiene en promedio 23 gramos de proteína por cada 100 y tiene un contenido bajo en grasa (inferior al 5%) y colesterol.
Gracias a su alto valor nutrimental, la carne de conejo es muy recomendable en dietas de prevención de obesidad y enfermedades cardiovasculares, así como para aquellas personas propensas a padecer de hiperuricemia y/o gota.
Se distingue también su riqueza en vitaminas del grupo B, mismas que mantienen un buen equilibrio orgánico; contiene magnesio, hierro, zinc y vitamina E, con propiedades antioxidantes. Además, al ser una carne blanca, es más digerible para el consumo humano.
Una delicia gastronómica imperdible
A pesar de que la carne de conejo contiene grandes cualidades organolépticas (sabor, aroma y textura), así como por tener una versatilidad gastronómica, existe mucho desconocimiento sobre cómo cocinar o preparar platillos.
“Este tipo de proteína tiene la particularidad de adaptarse muy bien a los ingredientes que tenemos en México”, comenta Edna.
Entre las diferentes presentaciones culinarias que puede tener la carne de conejo, se puede preparar asado, al horno, a la plancha, salteado, rehogado con verduras, estofado, cocido, marinado, guisado, confitado y frito. Asimismo, se puede servir como entrada o como parte integrante del plato principal.
A este alimento se le pueden acompañar una multitud de hierbas aromáticas, tales como laurel, perejil, tomillo, romero, eneldo, entre otras, que, al mismo tiempo, potencian sus cualidades organolépticas y se combinan fácilmente con frutos secos, cereales, verduras, legumbres, etc.
Sumado a la riqueza gastronómica de Aguascalientes, hay varios platillos tradicionales que se buscan rescatar, como el mole blanco de San José de Gracia; este platillo está hecho a base de maíz acompañado con carne de conejo.
“Parte de mi proyecto también busca rescatar recetas de generaciones pasadas, incluso nuevas recetas que sean innovadoras y que se pueden adaptar perfectamente con carne de conejo”, resalta.
Una profesionista que promueve buenas prácticas alimentarias
Comprometida con la innovación a través de su empresa VONETTO, Edna ha comenzado a especializarse en uno de los métodos de conservación más saludables: la deshidratación.
“Las maestrías me cambiaron totalmente el panorama al comenzar mi proyecto. Tienen un enfoque muy integral que abarca áreas de nutrición, calidad, inocuidad, sostenibilidad, conservación hasta la imagen y registro de propiedad intelectual”, destaca la productora.
Su objetivo es muy claro: promover el consumo de la carne de conejo y crear sinergia con otros productores del sector agroalimentario para impulsar alimentos con alto contenido proteico.