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Rodrigo Riva Palacio «Cancha’’: la imagen de una vida luminosa

La muerte de José Rodrigo Riva Palacio Ortiz (1984-2021) no solo supone un vacío inmenso e irreparable para sus familiares, amigos, conocidos, y el mundo cultural de Aguascalientes. 

El dolor de la pérdida de una vida tan ejemplar como la de ‘’Cancha” trasciende su círculo más cercano y, de alguna manera, la conmoción que produce su trágico fallecimiento nos apela incluso a quienes no lo conocimos, haciéndonos recordar aquellos versos escritos por el poeta inglés John Donne que dicen: “Nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”.

Los testimonios alrededor de ‘Pepe’ hacen alusión a un ser brillante; un padre ciego de amor por su hijo de cinco años; un individuo desinteresado y entregado hacia sus amistades; un hombre consagrado a la música, su pasión irrenunciable.

Lo único que nos queda es salvar su memoria de la mejor manera posible”, comenta Diego Delgado Bernal, uno de sus amigos íntimos desde la infancia.

El menor de tres hermanos, Rodrigo creció en el seno de una familia muy unida y cálida. Su papá, Enrique Riva Palacio, le transmitió la pasión ferviente por la música. De muy niño, era habitual que ‘Cancha’ durmiera con los audífonos puestos mientras escuchaba a Mozart o Beethoven. 

Desde chico sintió esa fascinación por la música, heredada por su papá, a quien veía como su héroe”, revela Mariel Riva Palacio, sobrina de ‘Cancha’, con quien forjó una relación muy cercana.

«Mayei» describe a su tío como una persona que nunca dudó en entregarse a sus seres queridos, siempre dispuesta a ayudar:

«Poseía un carisma natural, pero era tímido a la vez. Tenía mucha alegría, era muy paciente con todos. Lo que menos quería era discutir; nunca dejó de ver el lado positivo de las cosas. Siempre fue aferrado a sus ideales, a sus sueños”.

El sueño de Rodrigo era la música, a la que se agarró como clavo ardiendo. Pearl Jam, Foo Fighters, Radiohead y Tool fueron sus grupos favoritos. Sobre la banda liderada por Maynard James Keenan, Diego rememora:

“‘Una vez yo llegué todo fascinado a su casa por haber descubierto a Tool, y él me dijo que días antes su papá le había regalado el nuevo disco, el ‘Lateralus’. Notó mi fascinación por la banda y me prestó su álbum como tres meses, sin importarle que era un obsequio nuevo para él”, anécdota que ilustra cómo Cancha era un devoto de dar, de compartir, únicamente con el fin de ver gozar y disfrutar a sus amigos. 

Con un talento y una vocación muy marcada hacia la música, Rodrigo participó en numerosos proyectos musicales: Reacta, The Wild Bunch, Daebru, por decir algunos. Hacía covers emulando a su ídolo Eddie Vedder, una de las mejores voces del rock de los últimos tiempos. Sus grupos frecuentemente abarrotaban bares como el Yambak o los extintos Pullman y Doberman. 

Tocaba el teclado, la guitarra, pero su fuerte era la batería y cantar. El cantar se desarrolló con el tiempo, cuando comenzó tocando con sus agrupaciones, por lo mismo de que era tímido. Le parecía impresionante pararse frente a un escenario delante de muchísima gente, pero paulatinamente supo la manera de expresarse”, recuerda Mariel. 

Víctor Cervantes, mejor conocido como ‘Cervo’, ya conocía a ‘Cancha’ desde tiempo atrás al coincidir dentro de la comunidad musical del estado. Hace poco más de un año, invitó a Rodrigo a formar parte de ‘Daebru’ como vocalista. 

Así, entre multitud de ensayos y toquines juntos, ‘Cervo’ tuvo la oportunidad de fraguar una relación más cercana con él, destacando el vínculo que tenía Cancha con la música:

Como músico, representó la inocencia, el amor y la pasión que puede tener un niño por algo que le gusta. Cancha era así, dejaba ver en él esa ternura, esa bondad. Siempre que estábamos por tocar lo veías un poco nervioso, decía “ah, ¡qué pedo!”, pero era porque para él, en la música, todos los días eran el primer día, siempre aguardaba algo nuevo. Lo veía todo con los ojos de un niño”, rememora Víctor.

Más allá de su papel como músico, Mariel destaca las amistades que formó Rodrigo en la escena. Con su personalidad envolvente, era el engranaje que unía a todas las partes. 

No te miento, él fue gran impulsor de las bandas, todos se conocen gracias a él. Hizo una familia completa. Eso es muy bonito”, menciona su sobrina. “Siempre se ocupó de que sus seres queridos estuvieran centrados, de que fueran seguros de sí mismos”, agrega. 

‘Cervo’ coincide al señalar que, como amigo, era un ser muy especial: “Era una persona que unía. Perdón por el ejemplo burdo, pero si todos nosotros somos los ladrillos que construyen una pared, Cancha era el cemento que los une. Era alguien que tenía ese poder de hacer grupo”, afirma. 

Pero dentro de todas las facetas de ‘Pepe’, la más especial era la de papá con su hijo Gael, de cinco años, a quienes Mariel describe como inseparables:

Era uno de los mejores papás que he conocido: muy protector, muy divertido, siempre encargado de darle la mejor educación a su hijo”, expresa su sobrina. 

Le inculcó el mismo gusto por la música, por los videojuegos…Cuando Cancha tenía tiempo libre, se lo dedicaba a su hijo, se la pasaban jugando, riendo. Gael siempre se la pasaba pegado a su papá…Él siempre intentó resolverle todas las dudas que tuviera. Era muy realista pero a la vez muy tierno con su niño”, añade Mariel.

Es difícil resumir el mensaje que dejó la vida de Rodrigo Riva Palacio, pero para su sobrina, el principal legado que transmite ‘Cancha’ es la bondad desinteresada con los demás: 

Nos enseñó a todos cómo es ser una buena persona sin esperar nada a cambio, de no dañar a terceros, de procurar tu entorno. Pero también nos heredó la enseñanza de ser tú en todo momento, ser auténtico, no defraudarte a ti mismo, ni a tus creencias ni a tus sueños. Nos enseñó que siempre se puede dar más”, reflexiona.  

En su obra «La imagen de tu vida«, dedicada a su padre, el escritor y filósofo español Javier Gomá escribe:

«El destino, que nos hurta maliciosamente los bienes que dan la felicidad, no puede expropiarnos el derecho de vivir nuestra vida con ejemplaridad y, tras nuestra muerte, legar una imagen luminosa digna de perduración en la memoria de la gente»,

Con la muerte de alguien como Rodrigo Riva Palacio, es natural lamentar su dolorosa partida, pero orientemos más los esfuerzos hacia, como diría Gomá, conmemorar la «imagen luminosa de su vida«, digna de permanecer en nuestra memoria. Descansa en paz, ‘Cancha’.

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