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Industria automotriz: Claroscuros de un sector que el Bajío requiere para levantarse

El franco debilitamiento de la industria automotriz -en el que la pandemia fue apenas la cereza del pastel- podría suponer un panorama adverso para el sector. Sin embargo, a las malas noticias se sumó también una positiva: la inminente entrada en vigor del T-MEC, el cual si bien brinda certidumbre, sus modificaciones respecto a su antecesor (el TLCAN) suponen un reto enorme para el cumplimiento de las empresas del ramo, como es el caso del valor de contenido regional y el valor de contenido laboral.

Pese a estar dos meses en una inactividad total, derivada de la suspensión temporal de actividades por la declaratoria de Emergencia Sanitaria por Causa de Fuerza Mayor debido a la llegada del virus SARS-CoV-2 a México, el sector automotriz logró ser considerado a finales de la Jornada Nacional de Sana Distancia (a partir de la segunda quincena de mayo) como actividad esencial, por lo que pudo adelantar -de manera oficial- su reanudación de operaciones.

Ha transcurrido más de un mes desde que las secretarías de Economía y Salud liberaron las actividades de esta industria, y a tenor de lo dicho por algunos de los líderes automotrices del país, el sector del motor ha aprovechado este lapso de tiempo para acelerar su recuperación.

Tanto Daniel Hernández Camacho como Guillermo Alejandro Veraza García, directores de los clústeres automotrices de Querétaro y San Luis Potosí respectivamente, refieren que la industria automotriz ha tenido una reanudación satisfactoria de las actividades debido al tiempo de antelación con el que las empresas fueron revisando y preparando los protocolos de prevención para cumplir con las disposiciones emitidas por la Secretaría de Salud federal y el Instituto Mexicano del Seguro Social.

“Tuvimos una fase de tres semanas, desde mediados de abril a mediados de mayo, en la que nosotros mismos enviamos a las empresas todas las instrucciones para que fueran preparándose. Cuando llegaron los lineamientos de las autoridades federales nos percatamos de que alrededor del 85 por ciento de los lineamientos eran iguales a los que habíamos mandado nosotros”, señala Alejandro Veraza. Esto se tradujo a que de las 460 empresas que giran alrededor de la industria automotriz potosina que solicitaron su reapertura, el 98% recibió luz verde.

Por su parte, Daniel Hernández indica que una contribución al rápido regreso al trabajo por parte de las empresas es que muchas de ellas pertenecen a corporativos multinacionales que ya habían experimentado los efectos de la pandemia en otras partes del mundo, por lo que pudieron asesorar a sus corporativos en México para una vuelta segura al trabajo.

“En la primera semana de junio, las empresas nos reportaban un retorno al 20 por ciento de su capacidad, después ya creció al 40 y esperamos que para la primera semana de julio ronde hasta el 80 por ciento. Es un proceso lento, porque el mismo mercado apenas está reactivándose, pero debemos ser cuidadosos y seguir avanzando en el tema sanitario”, explica Daniel.

Retos sanitarios, operativos, financieros…

No importa qué tan ágiles puedan ser las empresas en su reactivación, pues eso no revertirá la dinámica de un mercado en desaceleración. Cuitláhuac Pérez Cerros, presidente del clúster automotriz de Aguascalientes Grupo MAEN, señala que en el horizonte no se atisba una mejora en los volúmenes de producción, por lo que estiman que concluirán el año trabajando por debajo de su capacidad instalada. “Aquellos que pertenecemos a la cadena de suministro estaríamos trabajando solamente en un rango entre el 50 y 70 por ciento. Hay que tomar en consideración que prácticamente Aguascalientes depende de una sola marca (Nissan)”, expresa.

Pero hay todo un abanico de desafíos que se suman y que comprometen a un sector ávido por recuperar su vigorosidad. Para Daniel Hernández, el obstáculo prioritario a sortear es la adopción de una cultura de cuidado y prevención entre la empresa y los trabajadores impuesta por la “nueva normalidad” para evitar cualquier brote de contagios en la organización.

Un reto adicional al anterior, dice Alejandro Veraza, es el de garantizar el suministro de equipo de protección personal (mascarillas, respiradores, goggles, caretas) para los colaboradores de las empresas. El presidente del clúster de San Luis Potosí refiere que esta realidad durará muchos meses -el subsecretario Hugo López-Gatell ha reiterado en numerosas ocasiones que será una epidemia larga-.

Asumiendo que el SARS-CoV-2 llegó para quedarse y hasta que no se desarrolle una vacuna, la gente tendrá que aprender a convivir con él, otro reto será aprender a innovar y mejorar los procesos productivos en un nuevo entorno.

“Por tradición, el sector automotriz está enfocado en cómo eficientar el flujo para incrementar la productividad y mejorar la rentabilidad y los indicadores financieros. Entonces, un desafío a mediano plazo es cómo optimizamos tiempos, espacios y distancias con todas las disposiciones sanitarias”, comenta Daniel Hernández.

Ahora bien, un tema urgente es el relacionado con las finanzas de las empresas. Una estimación vertida por el Original Equipment Supplier Association calcula que la industria requerirá una inyección de entre 20 y 25 mil millones de dólares lo más pronto posible para evitar problemas generalizados, entre ellos la bancarrota de muchos proveedores, particularmente medianos. Esto sólo hablando de Estados Unidos.

Alejandro Veraza refiere que las grandes empresas pudieran tener dinero para enviar a sus filiales en México o acceder a apoyos monetarios importantes; mientras que las pymes pueden aplicar a los programas de financiamiento lanzados por los gobiernos locales que oscilan entre los 600 mil y los 10 millones de pesos.

Eso deja en una tesitura compleja a las empresas medianas-semigrandes, pues los montos dados por los gobiernos son insuficientes para solventar sus finanzas, mientras que los préstamos internacionales son excesivos y difíciles de afrontar (generalmente rebasan los 10 millones de dólares como mínimo).

Derivado de lo anterior, el clúster de San Luis Potosí ha promovido el acercamiento de las empresas con la banca de desarrollo. Un ejemplo es Nacional Financiera, que ofrece un programa de créditos llamado Cadenas Productivas, dirigido a proveedores de grandes empresas del sector privado. “Las empresas grandes promueven el crédito a toda la cadena de proveedores (Tier-1, Tier-2, Tier-3) para que reciban el financiamiento a través de este concepto de cadena productiva”, detalla.

¿Diversificación?

Ante un menor requerimiento en los volúmenes de producción, algunas empresas están girando su atención hacia otros sectores para conocer áreas de oportunidad. Es el caso de las compañías afiliadas a Grupo MAEN. “Un punto medular de MAEN es cómo comenzar a desarrollar proyectos en otros sectores emergentes, porque la proyección que tenemos de la industria automotriz es que no se levantará este año”, revela Cuitláhuac.

Por ello, el clúster hidrocálido está posando sus ojos en industrias como tecnologías de la información, movilidad eléctrica, sector médico, industrial, etcétera. Espera lanzar para el segundo semestre del año un biplaza de tres llantas para pasajeros y carga ligera, una monocicleta; equipo médico; y tecnología industrial como una estación robótica para aplicación de soldadura metálica, entre otras.

“Todo esto está dirigido para subsanar las pérdidas en la parte comercial que hemos sufrido en el ramo automotriz”, expone el presidente de MAEN. 

¿Esto es una alternativa para todas las empresas automotrices? No, considera Daniel Hernández. El presidente del clúster de Querétaro manifiesta que hay empresas que por esencia pertenecen al sector automotriz como las armadoras y las Tier-1, que si bien reconvirtieron algunos de sus procesos para apoyar en la fabricación de insumos médicos, estas acciones estaban más orientadas a un sentido social y humanitario, pero no anticipa que en el largo plazo giren su atención hacia este sector.

No obstante, identifica un área de oportunidad para las proveedoras Tier-2 para abajo.

“Habrá otros nichos que crecerán como producto de la pandemia, entonces por ahí podrían comenzar a orientar sus decisiones de negocio para flexibilizar sus procesos. Hay muchas empresas que no sólo atienden al sector automotriz, sino que se extienden al energético, al de electrodomésticos… Creo que será (la diversificación) resultado de un análisis y entender cómo pueden insertarse a otros mercados y abrir oportunidades de negocio”, profundiza.

T-MEC, ¿potencializar o cruz?

La entrada en vigor del T-MEC a partir del 1 de julio pone en marcha las nuevas reglas de origen, entre las que destaca el incremento progresivo del Valor de Contenido Regional de 62.5 a 75%. Esta adecuación ya representaba en sí misma un desafío importante desde antes de la irrupción del COVID-19, pero se agudizó tras el parón obligado para mitigar su transmisión en los meses de abril y mayo, señala el presidente del clúster de San Luis Potosí.

Muchos actores del sector automotriz han incidido en que el aumento en las reglas de origen abre la puerta para que inversionistas asiáticos decidan instalar su capital en territorio T-MEC para gozar de las ventajas comerciales del tratado.

En este sentido, Cuitláhuac Pérez manifiesta que ha habido interés por parte de empresas surcoreanas y chinas de invertir en Aguascalientes. Bajo ese escenario, se contemplan tres alternativas: la primera es una joint venture entre la empresa asiática y la mexicana. La segunda es que el corporativo extranjero asuma la inversión y la firma mexicana lleve la operación de la empresa. La tercera es que la compañía foránea envíe el know-how y el material para procesar las piezas y aquí se maquile.

“Este plan es a mediano plazo pero no deja de ser alentador para pensar cómo reemplazar la pérdida comercial que hemos tenido”, señala.

Alejandro Veraza coincide en que la instalación de una compañía foránea puede demorar bastante tiempo, por lo que ve más factible que empresas productoras de autopartes asuman la producción de nuevos productos y servicios que previamente se importaban del extranjero.

“No es tan fácil abrir una fábrica nueva. Puede tener la razón social, pero aperturar una planta requiere de muchas actividades que toman tiempo y ese tiempo no lo tenemos”, sentencia Veraza García.

Por último, Daniel Hernández enfatiza que el T-MEC abre ventanas de oportunidad, pero dependerá de qué tan eficiente y ágil sea la industria para sacarles rendimiento.

“Es un reto prepararse adecuadamente; hay cierta presión en el entorno para que podamos tomar ventaja (del T-MEC y el Valor de Contenido Regional -VCR-). Tenemos que ser ágiles y trazar un plan para que estas oportunidades que se abren realmente seamos capaces de alcanzarlas y bajarlas para que la cadena de valor ya establecida aquí incremente su capacidad productiva para atender esos requerimientos y saquemos provecho”, finaliza.

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