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Industria aeroespacial afronta la crisis más profunda en su historia por COVID-19

En los últimos días, han salido diversas imágenes que reflejan el drástico desplome en el tráfico aéreo como consecuencia de la pandemia que atraviesa el mundo por el virus SARS-CoV-2. El cierre de fronteras, el confinamiento masivo de millones de personas y el temor a contraer la enfermedad han conducido a que la industria del transporte aéreo se vea inmersa en una de las peores crisis en su historia.

La página FlightRadar23 ilustró la caída en la movilidad aérea comparando el tráfico observado en abril del presente año con el mes anterior en los diferentes continentes del mundo:

Tráfico Aéreo en Europa: 7 de marzo
Tráfico Aéreo en Europa: 7 de abril
Tráfico Aéreo en Norteamérica: 7 de marzo
Tráfico Aéreo en Norteamérica: 7 de abril

De acuerdo con el portal, el Viejo Continente registró una reducción de 2,400 vuelos de marzo a abril. En Norteamérica también se observa una disminución considerable, pero aún muestra una movilidad importante en Estados Unidos. El tráfico aéreo bajó de 8,400 vuelos a 2,950.

El sector de la aviación es uno de los más castigados por esta pandemia. A los pasajeros evidentemente les da miedo viajar por las altas probabilidades de contagio”, señala Juan Carlos Corral Martín, presidente del Aeroclúster de Querétaro, quien estima que entre el 70 y 80 por ciento de la flota de aeronaves global se encuentra detenida a causa de la emergencia sanitaria.

Esta situación ha puesto en una complejísima tesitura a las aerolíneas, pues enfrentan graves problemas financieros ante la caída en la demanda de la movilidad aérea.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo estimó que las aerolíneas perderán 252 mil millones de dólares a consecuencia de la pandemia e insistió que las empresas no tienen la solvencia financiera necesaria para hacer frente a esta emergencia sanitaria.

«La industria del transporte aéreo está en su crisis más profunda (…) Los ingresos han caído de un acantilado. Y ninguna cantidad de reducción de costos puede salvar el día si no entra efectivo. Sin ayudas financieras, las aerolíneas quebrarán«, señaló Alexandre De Juniac, director general de la IATA.

«Las aerolíneas están frenando al máximo la salida de flujo de dinero de la caja, por lo que están cancelando o retrasando contratos de compras de aviones«, señala Corral Martín, agregando que es factible que baje de forma notable la adquisición de aeronaves en los próximos años.

Invariablemente, esto también pega a la industria aeroespacial, proveedora de los aviones, por lo que se prevé una afectación importante en todos los participantes de la cadena de suministro de este sector.

Hace menos de tres semanas, el gigante aeronáutico Boeing anunció que perdió 628 millones de dólares en el primer trimestre de 2020 en medio ed la crisis por el SARS-CoV-2. Además reveló la eliminación de más de 300 aviones de su lista de pedidos en marzo (la mitad correspondían al controversial modelo 737 Max), debido a la cancelación de sus clientes.

«Estamos trabajando con nuestros clientes, muchos de los cuales afrontan presiones financieras importantes, para revisar sus planes de flota y hacer ajustes donde sea apropiado«, firmó la empresa a través de un comunicado.

Airbus vive una situación similar. El año pasado reportó ganancias por 40 millones de euros durante el primer trimestre de 2019. En el mismo periodo del presente año, registró pérdidas por 481 millones de euros.

«Nos encontramos ahora en medio de la crisis más grave que ha conocido nunca la industria aeroespacial«, afirmó el consejero delegado, Guillaume Faury.

Es un momento donde prima la incertidumbre en todo el mundo, pero hay cosas que están claras: los sectores aeroespacial y aeronáutico están tocados. Incluso en los próximos meses y años pueden ser duros, pues no habrá la demanda de aviones que había anteriormente; se va a volar menos; los ingresos serán menores”, sostiene Juan Carlos.

Naturalmente, la industria -como el mundo- se recuperará de esta pandemia. Lo que es cierto es que nadie sabe cuánto tardará. “Lo único claro es que ahora estamos en un valle y la recuperación puede ser como una V o puede ser mucho más lenta. Pero lo cierto es que las compañías no van a tener la carga de trabajo que tenían en enero. Van a tener que adecuarse y adaptar su capacidad”, concluye Corral Martín.

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