Para cualquier persona bien nacida no es ajena la idea de que los independientes han sido una bocanada de aire fresco para el sistema democrático de México, pues nacen bajo el estigma de que son necesarios para contrarrestar la podredumbre generada por la partidocracia en el país, la cual se ha enquistado en el sistema político nacional produciendo cuadros endógenos, los cuales frenan el libre desarrollo de la patria y van en contra de los más altos intereses de la nación.
Antecedentes
En los ámbitos nacionales y locales, miles de mexicanos anhelaban que se abriera espacio para participar en la política. Sus acciones para hacer esto realidad fueron diversas y no son ajenos los escenarios en los que algunos personajes reclamaron esta oportunidad plantados en plazas públicas, frente a congresos, palacios u oficinas de gobierno.
En este ámbito, Jorge Castañeda Gutman, excanciller mexicano, fue todo un hito, pues interpuso un recurso jurídico ante la Suprema Corte de Justicia para postularse como candidato independiente a la presidencia de la república. Aun cuando Gutman recibió un revés, sentó (junto con otros loables esfuerzos) el precedente y la presión, tanto legislativa como civil, para que hoy exista esta figura política.
Y es que pocos son los partidos que han promovido la participación ciudadana en sus plataformas ideológicas y pragmáticas. El PAN es el que con más pureza lo ha hecho, gracias a que nace bajo la idea de ser un organismo ciudadano, emanado de las clases medias e que invita a simpatizantes y personas en general a compartir sus ideas, contender por puestos de elección e integrarse a sus distintintos gabinetes, a pesar de que los interesados sean de ideología contraria. El caso del PRD es más limitado, pero en los últimos años se ha abierto a la sociedad, dejando a civiles contender bajo sus siglas. Movimiento Ciudadano trata de hacer lo propio y hasta ha incluido cuotas ciudadanas de 50 por ciento en sus espacios electorales.
Aunque los partidos políticos buscan ser incluyentes con la sociedad, son los primeros enemigos de los candidatos independientes. El PRI es el que más se opone, mientras los demás obstaculizan esta veta según sus posibilidades de ganar las elecciones; como el caso del PAN en Aguascalientes, donde aprobó la fallida “Ley Antibronco”.
No todo lo que brilla es oro
Los independientes abren un caudal de posibildades, pero al mismo tiempo presentan amenazas. Ya en los primeros intentos por encauzar esta alternativa, puede empezar a bosquejarse lo que se avecina en posteriores comicios.
Virtudes y oportunidades
- Abre la posibilidad constitucional de que cualquiera puede ser votado, sin necesidad de pertenencia o afiliación partidista.
- Existe la esperanza de que se oxigene el sistema político con personas libres de los vicios y compromisos partidistas.
- Hace que el sistema político se fuerce a ser más competitivo, pues sus cuadros ya no aseguran nada.
- Se tienen enfoques distintos de las problemáticas y de cómo resolverlas.
- Énfasis en el cambio. Los independientes están subidos en la ola reformista y el público está proclive a esta figura.
- Novedad en el electorado, el cual se siente como niño con juguete nuevo. En una reciente encuesta realizada en Aguascalientes, un abrumador 78 por ciento dijo estar dispuesto a votar por un independiente (enero de 2016).
Vicios y amenazas
- Ingenuidad de los interesados en creer que son la solución de los males de México.
- Sobredimensionar la figura y dotarla de poderes que no tiene.
- Se abren hendiduras para que los partidos tradicionales cuelen elementos disfrazados de independientes.
- Uso y abuso del marketing político, lo cual podría desensibilizar a la población mediante engaños.
- Son un espacio para los inconformes y rechazados de partidos tradicionales, que en su fuero interno creen merecerlo todo y con ánimo de redención buscan salidas por esta vía: caso Bronco y docenas más.
- Infiltración de la delincuencia organizada en el financiamiento a candidatos.
- Da oportunidad a que el poder económico de grupos específicos tome preponderancia en las contiendas.
- Favorece la demagogia, populismo y figuras mesiánicas.
- La mayoría de los prospectos a este tipo de candidaturas no tienen una visión de estado ni proyecto de país ni programa de trabajo; pero sí muy buenas intenciones.
- Ante la falta de estructuras políticas, están en desventaja con los partidos políticos.
- No representan a la mayoría y algunos tienen una agenda específica. Por ejemplo, Kumamoto es progresista y no necesariamente empata con su electorado; pero como se no se dejo ver tal cual era en su campaña electoral, se consideró que era muy conservador.
- Hay poca conciencia de la realidad y de los perfiles. Generalmente, son personas desconocidas y las excepciones no son la mejor opción en prestigio o probidad.
En fin, a estas listas se le pueden sumar más aspectos y no terminarían, con lo cual queda claro que aún hay un largo camino por recorrer en este ámbito. A tropiezos, los mexicanos van construyendo una sociedad más justa en un escenario de incertidumbre, de luces y sombras. Hace falta crear una ciudadanía robusta que decida por encima de los intereses de unos pocos… ¿Qué tanto estás contribuyendo a esto? ¿Qué tan independiente eres?