El “impuesto google” o la “tasa google”, que se encontraba en negociación entre Estados Unidos y la Unión Europea, se ha visto envuelto en incertidumbre luego de que el país norteamericano se retirara de la negociación y la discusión del mismo. El propósito era alcanzar una tasa global sobre las plataformas digitales como Facebook, Google, Amazon, Apple, etc, sin embargo, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, mandó una carta a ministros financieros de Italia, Francia, España y Reino Unido en donde declaraba que las negociaciones habían llegado a un punto muerto, por lo que se retiraron de dichas negociaciones.
A pesar de la decisión de Estados Unidos, la Unión Europea planea seguir, incluso ante la amenaza que recibieron por parte de EE.UU de posibles represalias si seguían adelante. Por su parte, Paolo Gentiloni, el comisario europeo de Economía, que la OCDE seguirá las negociaciones, lamentando mucho la decisión del país norteamericano: “Espero que esto sea un contratiempo temporal más que una interrupción definitiva.” Por otro lado, los ministros quienes les llegó la carta, han decidido contestar de manera conjunta, en donde defienden aplicar la fiscalidad al sector digital, puesto que ahora es importante buscar ingresos adicionales que ayuden a superar la crisis.
Sin duda, la carta emitida por el secretario del Tesoro de EE.UU provocó la indignación de los ministros europeos, quienes la han catalogado como una provocación que no los frenará para llevar a cabo la tasa digital. Gentiloni expresó que de no concretarse este año, ellos seguirán por su cuenta, y presentarán una propuesta “a nivel de la UE”.
Ahora, el “impuesto google” aplicará para las empresas que tengan un ingreso anual de por lo menos 750 millones de euros. Además, la norma se aplicará de manera gradual, tendrá un carácter transitorio hasta que se llegue a un acuerdo global o que se concrete uno en la Unión Europea. De tal manera, el impuesto se cobrará de manera trimestral por lo menos no se tiene planeado un cobro fiscal en el primer año, si acaso, sería hasta diciembre de 2020. Con esto se puede plantear un margen para poder finalizar negociaciones, además de una mejor adaptación de las empresas.