Hace una semana tuve la oportunidad de dar una conferencia sobre los retos a los que se enfrentan las empresas en temas de atracción y retención de talento. Al hablar de las tendencias y aspectos en los que deberán tener mucha más atención las áreas de gestión de talento y mantenerse a la vanguardia, surgió una pregunta en la que vale la pena detenernos a reflexionar: ¿Puede la inteligencia artificial (IA) ser el sustituto definitivo de la inteligencia emocional humana?
Responder a esta pregunta definitivamente no es fácil, ya que es importante visibilizar todas sus aristas. Aun si consideramos que la IA ha logrado grandes progresos en replicar ciertas habilidades cognitivas del ser humano, tales como el análisis de datos y la resolución de problemas, aún enfrenta dificultades en entender y manejar las emociones humanas.
La IA está revolucionando numerosas industrias, incluida la salud mental. Su impacto es múltiple: por un lado, ofrece soluciones innovadoras y accesibles para tratar trastornos mentales; por otro, plantea preocupaciones sobre cómo su uso excesivo o mal gestionado podría afectar el bienestar psicológico.
Una de las grandes bondades de la IA es su capacidad para procesar grandes cantidades de datos de manera eficiente y rápida, facilitando con ello la toma de decisiones. Un claro ejemplo de ello es observable en los avances significativos en la medicina, donde la IA se utiliza para analizar y diagnosticar enfermedades de forma precisa y en menos tiempo.
Contribuciones de la IA en la salud
Al ser esta una herramienta valiosa en el análisis de información médica, complementa así la inteligencia emocional de los trabajadores de la salud. La integración de estas dos capacidades puede brindar una estrategia más integral y eficaz en la atención sanitaria, lo cual abre nuevas vías para la detección, el tratamiento y la prevención de los trastornos mentales. De esta forma contribuye significativamente en las siguientes cuestiones.
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Contar con un diagnóstico temprano y preciso
Una de las aplicaciones más prometedoras de la IA en la salud mental es su capacidad para detectar señales tempranas de trastornos psicológicos. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden analizar grandes volúmenes de datos, para identificar cambios sutiles que podrían indicar depresión, ansiedad u otros problemas mentales. Algunas cuestiones que puede analizar son:
- Patrones de habla.
- Tono de voz.
- Comportamiento en redes sociales
- El uso de dispositivos móviles
Por esta razón, estos sistemas pueden ofrecer un diagnóstico preliminar incluso antes de que una persona busque ayuda profesional, lo que facilita una intervención más temprana y efectiva.
Terapias Automatizadas
La IA también está siendo utilizada para desarrollar chatbots terapéuticos, como Woebot o Replika, que ofrecen apoyo emocional y orientación psicológica en tiempo real. Estos asistentes virtuales pueden mantener conversaciones con los pacientes, proporcionar ejercicios cognitivo-conductuales y sugerir estrategias para manejar el estrés o la ansiedad.
Es importante no perder de vista que, aunque estos chatbots no reemplazan la atención profesional, ofrecen una forma accesible de apoyo, especialmente para quienes no tienen acceso inmediato a terapeutas o se sienten incómodos buscando ayuda humana.
Monitoreo Continuo
Otra ventaja clave de la IA es su capacidad para monitorear continuamente el estado emocional y mental de una persona. Dispositivos portátiles y aplicaciones móviles apoyadas por IA pueden rastrear variables biométricas, como la frecuencia cardíaca, el sueño y los niveles de actividad, para evaluar el bienestar emocional en tiempo real. Estos datos permiten una intervención más rápida cuando se detectan signos de crisis o recaídas.
Desafíos de la IA en la salud mental
A pesar de los avances prometedores, el uso de la IA en la salud mental también presenta varios desafíos que deben abordarse cuidadosamente para evitar efectos negativos.
Deshumanización del cuidado de la salud mental
Uno de los principales problemas es la posible deshumanización del cuidado de la salud mental. Aunque los chatbots y las plataformas de IA pueden ofrecer apoyo, estos carecen de la empatía y la comprensión que caracteriza a los profesionales humanos. Las interacciones con la IA pueden sentirse frías o impersonales, lo que podría agravar el aislamiento emocional de algunas personas. La falta de una conexión humana genuina podría limitar la eficacia de las intervenciones automatizadas en ciertos casos.
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Protección de los datos
En el campo de la salud mental, los datos son especialmente sensibles y un mal manejo podría tener graves consecuencias. Si los sistemas de IA no protegen adecuadamente la confidencialidad de los pacientes, podría haber violaciones de la privacidad. Esto podría causar un impacto negativo en la confianza en el sistema de atención médica y disuadir a las personas de buscar ayuda.
Dependencia excesiva en la IA
El acceso continuo a herramientas con IA también podría fomentar una dependencia excesiva en la tecnología para gestionar problemas emocionales y carencias existenciales. En lugar de desarrollar habilidades autónomas de afrontamiento o recurrir a interacciones humanas, algunas personas podrían depender de aplicaciones y chatbots para obtener apoyo. Esto puede llegar a limitar la capacidad de los individuos para manejar el estrés o las dificultades sin recurrir a la tecnología, lo que a largo plazo podría ser contraproducente.
Sesgo en la IA
No podemos invisibilizar el hecho de que los algoritmos de IA no están exentos de sesgos. A menudo se basan en datos recopilados de grupos específicos que no siempre son representativos de la población en general. Esto puede dar lugar a diagnósticos o tratamientos inexactos para ciertos grupos demográficos, como minorías étnicas o personas con perfiles psicológicos atípicos. La falta de diversidad en los datos utilizados para entrenar a los algoritmos puede perpetuar desigualdades en la atención de salud mental.
Enfoque ético de la IA
Es de suma relevancia enfatizar la importancia de tener un enfoque ético de la IA. Esto implica desarrollarla y utilizarla de manera asertiva y en beneficio de la sociedad, basado siempre en el respeto a los derechos humanos, la dignidad y la integridad. En el contexto de la inteligencia emocional, la ética entra en juego cuando las personas experimentan situaciones emocionales complejas y toman decisiones que impactan directamente en el bienestar de los demás.
Mantener una postura ética en congruencia y equilibrio es un gran reto si se considera que tanto la IA como la inteligencia emocional y la salud mental, son aspectos integrales de nuestras vidas. A pesar de que difieren en naturaleza, habilidades e impacto, aprovechar el potencial de la IA mientras se valora y se mejora la Inteligencia Emocional puede conducirnos hacia un futuro más equilibrado y centrado en el ser humano.
IA, con potencial para mejorar la atención de la salud mental
En México, la integración de la IA en la atención médica es un tema de creciente interés y debate. La sociedad mexicana puede beneficiarse enormemente de los avances en este campo, siempre que se aborde de manera ética y se mantenga un equilibrio adecuado entre tecnología y empatía.
A medida que la IA continúe evolucionando, es probable que su papel en la salud mental se expanda. Es crucial que los desarrolladores, profesionales de la salud mental y reguladores trabajen juntos para garantizar que se utilice de manera ética y efectiva. La IA tiene un enorme potencial para mejorar la atención de la salud mental. Pero su implementación debe ser cuidadosa y centrada en las personas, preservando siempre la dignidad, la privacidad y el bienestar emocional de los usuarios.
A pesar de que la IA puede detectar patrones en el lenguaje y el comportamiento humano que sugieren emociones, aún no experimenta emociones como lo hacen los seres humanos. La empatía, la intuición emocional y la capacidad de establecer conexiones profundas con otros son aspectos de la inteligencia emocional, así como La habilidad de adaptación, todas ellas fortalezas humanas que aún no ha sido igualada por la IA.
Por: Janette Rodríguez
- Embajadora de Great Place To Work®️ México
- Directora de la USMOC, capítulo Aguascalientes
- Directora general de DIA1