Con 54 años de edad, Imelda Elizalde actualmente comparte su rol como directora de Administración y Finanzas de la empresa Tunna Industrial, con su vida personal y su faceta como mamá y esposa, lo que destaca, le ha permitido adoptar el perfil de una mujer de negocios en el sector empresarial.
Enraizada por adopción en tierras potosinas, Imelda consolidó su perfil académico y profesional en San Luis Potosí, donde cursó hasta la preparatoria, para posteriormente integrarse al Tec de Monterrey.
Aquí se desarrolló en el área de Comunicación, conocimientos que le brindaron las bases para el puesto que actualmente desempeña.
“También hice una especialidad en Relaciones Públicas y después realicé una especialidad en Administración y Finanzas, así como en Comunicación Corporativa, lo cual me dio las herramientas para lo que hoy desarrollo”, expresa.
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El Ser Humano, agente clave
Los inicios de su vida profesional fueron trazados a través del área de Comunicación Corporativa, en colaboración con distintas empresas potosinas, fungiendo como puente de interacción entre departamentos y potenciales clientes, para después integrarse en la empresa familiar.
Asimismo, sus deseos de especializarse la llevaron a realizar y destacar en labores altruistas de la mano de asociaciones civiles, lo que construyó su filosofía de vida -donde el ser humano y sus capacidades, son el agente primordial en su organización-.
“Esto me dio la posibilidad de entender cómo es que el ser humano trabaja en equipo y cómo se desenvuelve en este sentido. Aquí me convencí que los colaboradores bien liderados son los que fortalecen a cualquier organización”, añade.
En este tenor, enuncia que desde Tunna Industrial, pudo visualizar el gran potencial y beneficios que traían consigo la asertividad en las técnicas de capacitación y desenvolvimiento del personal, lo que se traduce en grandes oportunidades de crecimiento para las empresas.
Hacer mucho, con poco
“El equilibrio entre los recursos humanos y materiales, vienen desde la creatividad, esta cualidad es propia de la mente humana, por lo cual necesitamos de mentes creativas”, señala.
Tras su experiencia, sugiere que lo más importante para una empresa en surgimiento es tener la habilidad de alcanzar los objetivos partiendo desde recursos limitados. De ahí, también es fundamental tener la capacidad de elegir bien al equipo de trabajo, quienes se encargarán de maximizar estos recursos.
“Es esencial también aprender a comunicarnos y a comunicar, es decir, poder transmitir ideas, pero también escuchar las de los otros. Ser un gran motivador, infundir en el equipo a pesar de las circunstancias, y ser hábiles para la gestión y el manejo de conflictos”, añade.
Finalmente, Imelda reconoce que el liderazgo compartido, en especial en una empresa familiar como lo es Tunna Industrial, será primordial para enfrentar y sortear los retos del cambio, pues la perspectiva y conocimientos de cada uno de los integrantes permitirán tomar decisiones rápidas, que mantendrán el “barco a flote”.