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Huellas que trascienden: Rafael Olmos

Durante el camino, la perspectiva hacia el frente es importante, sin embargo, es necesario voltear hacia atrás, de vez en cuando, para observar las huellas que se marcaron. Como expresa la sabiduría de quienes han observado el mundo de manera minuciosa, más allá de alcanzar las metas, lo importante se presenta en los resquicios del andar, donde se pone a prueba la pasión y el ingenio. 

Rafael Olmos es reconocido por su gran desempeño dentro del sector ganadero en la entidad, el cual ha llevado su visión más allá de los límites. Con noventa años de edad, ha entregado su vida al campo. Desde su juventud, a partir de su entorno, juegos y convivencias con su padre, comprendió y visionó una vida dentro del campo. A partir de sus impulsos y gustos, se dedica de lleno a la ganadería y la agricultura.  

El Rancho “El Marengo”, ha sido el espacio en el que las ideas y la innovación de Olmos se han llevado a cabo. Con profunda admiración por el trabajo de la tierra y el adiestramiento de los animales, trazó una trayectoria que le ha dejado grandes satisfacciones. Al respecto, comenta: 

“Desde hace 60 años estoy aquí, en El Marengo, por el amor a los animales. Visto como se visten los ganaderos, me gusta este ambiente. Aquí trabajo diez veces más de lo que en cualquier otro negocio, pero gano diez veces menos…soy un enamorado del rancho y estoy muy feliz”. 

Su trayectoria se ha destacado por su versatilidad y su firmeza. Más allá de su labor como ganadero, destaca su extensa actividad empresarial, respaldada por una mente emprendedora de gran calibre, lo cual le ha traído el reconocimiento y respeto dentro de la comunidad. Pese a todo, la ganadería ha sido siempre su pasión. Sus logros los ha obtenido en diversos aspectos, apunta: 

“Mi trayectoria ganadera también consiste en lo que he logrado como expositor. Llevaba vacas paridas con sus becerros. Ahí están las fotografías y los trofeos que he ganado. Cuando trabajas en lo que te gusta no es trabajo; incluso estuve al frente del Consejo Directivo de la Unión Ganadera por cinco años y organicé la primera convención de la Confederación Nacional Ganadera aquí en Zacatecas” 

La convicción por la tierra 

Al dedicar su vida al campo, fue testigo de diversas dificultades que hicieron mermar a muchos pero no a él, destacando su convicción y bravura a la hora de defender su trabajo. Indicó que en la época presidida por Luis Echeverría, hubo invasiones de tierra. Como un enamorado del rancho, más allá de las inclemencias del tiempo (sequías, heladas y plagas), indica que durante la temporada de invasiones, sufrió una de ellas  ante la cual no se inmutó: 

“Por 28 meses nos invadieron. Tuve que sacar el ganado a ranchos de amigos pero jamás dejé mis tierras. Me desalojaron y perpetraron, recibía insultos de los invasores, me lanzaban piedras. Yo dije, de aquí me sacan pero con los pies por delante. Lo más fácil hubiera sido que vendiera mis tierras, pero en cambio me quedé y luché por ellas. Hoy estoy feliz y orgulloso de lo que he logrado”. 

Durante esta época, por seguridad, muchas personas vendieron sus tierras. La búsqueda de soluciones resultó fortuita ya que pudo conservar su rancho. Cuando expropiaron, indicó, él fue el único de su familia que no vendió. “El dinero es como el humo, se va, desaparece. Aquí me aguanté por pasión y amor al campo”. Esta actitud, en conjunto con un gran apoyo por parte de su esposa e hijos, lograron mantenerlo firme y sobre todo, siempre mirando hacia el frente. 

Trabajando con un gran arraigo a la tierra y en estrecha relación con su entorno, busca recuperar las tierras que alguna vez pertenecieron a su familia. Hasta el momento ha logrado la recuperación del rancho “Las Barrancas”, el cual perteneció a su bisabuelo. De a poco, los problemas fueron quedando atrás, sin embargo, recuerda que, para ser buen ganadero, se necesita ser buen agricultor, para hacer frente a las inclemencias naturales. 

Actualmente, El Marengo es el rancho en el cual, don Rafael Olmos cuenta con el mejor ganado suizo de tipo europeo en la entidad. En la vida rural, se enfocó principalmente a la mejora del ganado. Hasta la fecha, señala que tiene un vínculo cercano con las vacas. El rancho ha sido el espacio en el que se ha podido desenvolver de manera excepcional, llevando a cabo sus aspiraciones y ampliando sus horizontes. 

“Mi abuelo materno se llamaba Álvaro Elías Barrios, le gustaba la lectura. Un buen día compró un libro sobre Napoleón. Ahí leyó que una de las batallas más famosas que libró fue en Las Cumbres de Marengo. El Rancho se llamaba solo ‘Las Cumbres’ y mi abuelo decidió ponerla, ‘Las cumbres del Marengo’”

Rafael Olmos: Un líder nato motorizado en aspiraciones 

Como un líder tanto en el campo como en la vida, el sector empresarial y público, no ha dejado de avanzar por límites impuestos. “Tengo 90 años y todavía estoy pensando en qué voy a hacer”. Reconoce que muchas de las enseñanzas y conocimientos sobre sus actividades y demás, las aprendió de su padre. A través de él pudo trazar un camino de vida y una pasión que, hasta la fecha, le sigue brindando vitalidad a él y su familia. 

“Mi padre fue un hombre culto y sabio. Él creía mucho en mí, en mi potencial. Fue la persona que más quise en la vida y daría lo que me queda por poder darle un abrazo. Entre ello, conservo estos versos que me enseñó: 

‘Si en la lucha el destino te derriba.
Si todo en tu camino es cuesta arriba.

Si tu sonrisa ansía insatisfecha.
Si hay faena excesiva y mañana cosecha.
Si a tu caudal se contraponen diques,
date una tregua. ¡Pero no claudiques!’”
 

Autor: Rudyard Kipling

Su liderazgo nato lo ha llevado a desempeñarse de manera sobresaliente en otros ámbitos. Este liderazgo viene acompañado siempre de aspiraciones, las cuales apunta como siempre legítimas, sin importar la edad; se concretan como un motor para dar avance a las ideas, así como una fuente que alimenta siempre el ánimo de quien emprende su camino.  Poco a poco, Rafael Olmos fue conquistando espacios y metas. En este sentido, recuerda: 

“Yo siempre he querido ser el mejor en lo que sea que me dedique. Si es ganado, en tener el mejor ganado de cierta raza, si el rancho es agrícola, entonces quiero el mejor. Yo no tuve un respaldo que me impulsara a seguir con más ahínco, más bien al contrario, pero yo no soy conformista, siempre quiero lo mejor. Ya tengo casi 20 años viviendo en el campo. Dejé la vida en la ciudad y todo lo que hay aquí, lo he hecho yo”. 

Una huella intachable 

Tras una vida llena de derrotas y triunfos, puliendo sus habilidades, agudizando la mirada y continuos emprendimientos, indica que siempre ha buscado aportar algo a la sociedad, tener un impacto positivo en la vida de las personas. Su aporte, indica, ha sido el trabajo. “Mi función social ha sido generar fuente de empleo. Cada que iniciaba un proyecto pensaba en brindarle más oportunidades a las personas para tener un empleo”. 

Indica que a las personas que trabajan con él en el rancho las ve como su familia, de tal modo que les brinda las herramientas necesarias para su desarrollo y crecimiento. En este respecto, agrega: “Yo trato de servirle a la gente que me sirve. Siempre he procurado ser justo con las personas. Nunca he explotado a nadie, soy muy estricto, pero siempre respeto a la gente que trabaja conmigo”. 

Dentro de la ganadería, sus aportaciones han ido más allá de su producción y el mejoramiento de las razas. Ha impulsado diversos programas para perforación de pozos, insumos a bajo costo, entre muchos otros. Destaca su sentido comunitario, sobre todo con el sector ganadero y agrícola de la entidad, el cual conforma gran parte de la actividad productiva de la entidad. 

En su paso por la Unión Ganadera, la cual presidió por cinco años, Rafael Olmos se conformó como un respetable representante de este sector en la entidad, buscando siempre traer mejoras. Pero más allá del ganado, su más grande pasión, lleva consigo dentro la bohemia y la justicia, dos aspectos que lo han caracterizado en todas sus facetas. Su intrépido espíritu lo han llevado a aprender diversos oficios y artes, por el mero gusto de aprender y de autonomía.

“Tengan visión y sean justos. No es tan importante el camino que se recorre sino la huella que se deja”.

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