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Hospitales privados frente a la COVID-19: ¿Cómo han lidiado con la pandemia?

A finales de enero, en plena irrupción del SARS-CoV-2, China asombró al mundo tras acometer una hazaña al construir en Wuhan, epicentro del brote, un hospital en un tiempo récord de diez días con capacidad de mil camas para albergar a pacientes enfermos por el nuevo patógeno.

Los aplausos a semejante obra ingenieril pudieron desviar la atención del fondo del problema: ¿por qué China apuró el levantamiento de un nosocomio de manera tan apresurada? Uno de los especialistas en Salud en advertir la peligrosidad que escondía la construcción del edificio fue el doctor español Pedro Cavadas, quien declaró en aquel momento:

“Cuando se construye un hospital con 800 retroexcavadoras de 100 toneladas y se construye un ‘megahospital’ en menos de tres semanas es que no va en broma (el coronavirus)”.

El titánico esfuerzo de ingenieros, arquitectos y obreros chinos dejó entrever (debido a la criticada opacidad del país asiático) que la aparición del nuevo virus era un problema serio que amenazaba con anegar los hospitales con pacientes con dificultad respiratoria producto de la COVID-19.

El recelo se confirmó cuando imágenes provenientes primeramente de Italia, después de España y finalmente de Estados Unidos, advirtieron que el coronavirus es capaz de saturar gravemente a los hospitales y abrumar a los sistemas sanitarios más avanzados del mundo.

Así, conforme avanzó el patógeno inexorablemente alrededor del globo, sin entender de fronteras, los gobiernos empezaron a disputarse insumos esenciales para el combate a la pandemia, siendo la escasez de equipos de protección personal para los trabajadores sanitarios una de las problemáticas más comunes.

La llegada del coronavirus a México (el 28 de febrero se reportó el primer caso oficial), semanas después de que se esparciera por el mundo, otorgó una ventana de oportunidad al sector salud del país para tejer las estrategias con el objetivo de que no se repitieran en el territorio las escenas vistas en otras latitudes.

La respuesta de la Secretaría de Salud ha sido ampliamente revisada y sometida a crítica, pero, ¿cómo reaccionaron los hospitales privados para prevenir que la situación se desbordara? ¿Cómo ha sido la respuesta de estos nosocomios a la pandemia por COVID-19?

Líder Empresarial entrevistó a los directivos de tres hospitales del Bajío: Medicina Avanzada Contigo (MAC), en Aguascalientes; el Centro Hospitalario San José, ubicado en Zacatecas, y Santa Rosa de Viterbo, en Querétaro; para conocer las experiencias y desafíos que ha supuesto la pandemia en sus centros médicos.

Hospital Medicina Avanzada Contigo (MAC), de Aguascalientes

No hubo que esperar a que la pandemia llegara a Aguascalientes para que el Hospital MAC, ubicado en Quinta Avenida esquina con República de Perú, empezara los preparativos para atender la llegada de pacientes con COVID 19.

A principios de año, conforme se fueron revelando detalles de un nuevo virus respiratorio, y con los recuerdos todavía muy frescos de la experiencia con la pandemia por influenza en 2009, el hospital emprendió la compra de insumos necesarios para cumplir dos objetivos: brindar equipo de protección personal a sus trabajadores y fármacos que pudieran ser de ayuda en el tratamiento de los pacientes graves, refiere el doctor Carlos Adolfo Costa Du Rels Flores, director del nosocomio.

El médico pone de relieve la importancia de definir protocolos para el personal del hospital, así como para los pacientes que acudieran al mismo. “Fuimos designando áreas específicas para atender a las personas que presentaran esta patología. Nuestra área de urgencias la dividimos en dos: una normal y otra dedicada a COVID-19, en la que se estableció el triage respiratorio para recibir a los pacientes”, detalla el doctor.

Asimismo, el área de Terapia intensiva se dedicó a albergar a pacientes enfermos por el coronavirus; en tanto el espacio de Terapia intermedia se acondicionó a ser de Terapia intensiva para pacientes ajenos a la COVID-19. Los espacios de cortas estancias también han sido designados para atender la enfermedad vírica.

El doctor Adolfo Costa relata que en Aguascalientes durante las primeras semanas de la pandemia el flujo de pacientes disminuyó considerablemente. “Muchas personas supieron que atendemos a pacientes COVID-19, por lo que decidieron demorar su atención”.

No obstante, en aquel periodo la quietud dominó el hospital. Ni pacientes con problemas respiratorios ni dolientes de otros padecimientos. Empero, tras la reactivación económica, el flujo de pacientes con COVID-19 no se ha detenido; a la par, aquellos enfermos de otras causas volvieron a presentarse al hospital para ser atendidos.

El director del hospital MAC arguye que la rigurosidad de sus protocolos han ganado la confianza tanto de los pacientes como de los médicos.

En total, el doctor Carlos Adolfo estima que el hospital que dirige ha atendido a más de 200 casos confirmados de COVID-19 y alrededor de 400 más sospechosos. Si bien señala que es una enfermedad impredecible, resalta la labor del talento humano que hay en el hospital, pues ha logrado avanzar en el manejo de los pacientes graves pese a que no hay un tratamiento preciso contra la enfermedad en su manifestación grave.

El doctor Carlos refiere que la pandemia trastocó el programa de trasplantes del hospital, pues el nosocomio es ampliamente reconocido en la región por llevar a cabo este tipo de operaciones. Lo que no ha detenido la crisis sanitaria es la impasible construcción del hospital MAC al norte de la ciudad, el cual prevé que abra sus puertas en 2021.

Hospital San José, de Zacatecas

La doctora Lourdes Murillo, directora del Hospital San José, ubicado en Zacatecas, recuerda perfectamente aquella reunión que sostuvo con todos los encargados de área del nosocomio en la primera quincena de marzo para delinear todos los protocolos de actuación ante la pandemia.

Tras el encuentro, se consumó un equipo de respuesta de urgencia contra COVID-19, compuesto por médicos especialistas, médicos generales, enfermeros, paramédicos, camilleros, epidemiólogos, entre otros expertos para hacer frente a la enfermedad.

Aprovechando la ventana de tiempo que otorgó la llegada del virus a Zacatecas, el equipo liderado por Murillo se dedicó a la tarea de informar y capacitar a su personal sobre el enemigo microscópico al que se enfrentarían:

“En aquel tiempo se desconocían muchas cosas en comparación con hoy. La idea era saber las cosas más elementales y sobre la marcha transmitir la información que sugiera al resto de compañeros de todos los departamentos: Medicina, Enfermería, Limpieza, Lavandería… Sabemos que debe ser un trabajo en conjunto si queremos vencer al virus. Si uno se cuida, todos estaremos bien”, menciona la doctora.

Lourdes Murillo señala que también levantaron un área de triage respiratorio con la función de atender a los pacientes de acuerdo con la evaluación clínica y definir quiénes pueden atravesar la enfermedad en sus domicilios, quiénes requieren de una cama de hospitalización y quiénes deben ser ingresados a terapia intensiva.

Sin embargo, la directora precisa: Hospital San José no está designado como hospital COVID-19, por lo que su función se circunscribe a recibir a los pacientes en Emergencias, establecer un diagnóstico, estabilizar en Urgencias a los dolientes si es necesario y posteriormente trasladar a un hospital que sí pueda ingresar a los enfermos.

“Como medida preventiva para el personal de Salud y los usuarios, decidimos disminuir la actividad de la clínica. En marzo bajamos la capacidad de hospitalización en un 50 por ciento y a inicios de septiembre la incrementamos al 70 por ciento. Hemos procurado no tener el hospital lleno como medida de seguridad. Semanas atrás sólo permitimos cirugías de urgencia; actualmente sólo agendamos dos cirugías por turno”, explica.

La doctora Murillo también resalta la inversión extraordinaria de recursos destinados a la prevención y tratamiento de la enfermedad en la zona de Urgencias. Se montaron barreras en áreas de uso común, se aseguraron insumos suficientes de gel antibacterial, sanitizantes; se instaló señalética; entre otras medidas.

El no estar designados como hospital COVID-19, aunado a las medidas preventivas establecidas por el nosocomio, han logrado que el flujo de pacientes que acuden al hospital por otros padecimientos no se observe afectado. Sin embargo, sí hubo médicos especialistas que decidieron guardar un confinamiento al ser población vulnerable.

Asimismo, la doctora Lourdes Murillo señala que el Hospital San José ha procurado el bienestar mental de sus trabajadores, independientemente del trabajo que desempeñen:

“Hemos contado con el apoyo del equipo de Psicología para reducir los niveles de estrés, ansiedad y ofrecer herramientas para lidiar con esta situación. Hemos cuidado mucho la parte emocional con nuestro personal para darles nuestro apoyo y que se sientan tranquilos, que sepan que los respaldamos de manera íntegra”, finaliza.

Hospital Santa Rosa de Viterbo, de Querétaro

Tras celebrar una reunión en abril que convocó al gobierno estatal, autoridades sanitarias y directores de hospitales tanto públicos como privados de Querétaro, se determinó que Santa Rosa de Viterbo no sería determinado hospital COVID-19.

“Fue una reunión sumamente importante porque se plantearon las estrategias principales para hace frente a la contingencia sanitaria (…) Se abordó la magnitud de lo que se venía, la difusión a todo el personal sobre la situación, la implementación de triages respiratorios, el manejo de pacientes y las medidas de protección para nuestro personal”, detalla el doctor Enrique Negrete Estrada, director general del Hospital Santa Rosa de Viterbo.

La clínica queretana no dejó de atender pacientes sospechosos de COVID-19, pero ante personas que requieren un ingreso hospitalario para recibir atención más especializada, Santa Rosa de Viterbo los deriva a otros nosocomios que sí fueron designados para la pandemia en aquel encuentro.

Pese a lo anterior, el hospital no escatimó gastos en adquirir los insumos esenciales en el combate a la pandemia: equipos de protección personal, gel antibacterial, sanitizantes, señalizaciones, en capacitaciones extra para sus trabajadores, entre otras cosas.

Empero, aún al no internar pacientes con coronavirus, los meses de abril y mayo fueron particularmente difíciles en el flujo de pacientes. Médicos especialistas también postergaron cirugías. Paulatinamente, la afluencia fue recuperando su normalidad al observarse que Santa Rosa de Viterbo contaba con todos los protocolos necesarios para brindar confianza a quien estuviera en sus instalaciones.

Detrás de todos los esfuerzos emprendidos para hacer frente a la contingencia sanitaria, el doctor Negrete Estrada señala que el más grande desafío ha sido concientizar a la sociedad de seguir con las medidas preventivas para limitar el impacto en la transmisión del coronavirus.

“Eso me parece que no sólo en Querétaro, sino en todo el país y en el mundo es algo que no podemos controlar del todo. Aún hay gente que no da crédito a esto”, lamenta.

No obstante, el director de Santa Rosa de Viterbo es claro en afirmar que las estrategias emprendidas por el gobierno estatal y los diferentes hospitales públicos y privados de la entidad han logrado mitigar el impacto de la mortalidad de la COVID-19.

Por último, el doctor Enrique Negrete refiere que el hospital que él dirige identifica dos proyectos para seguir creciendo: continuar con el impulso del área de Medicina preventiva del nosocomio y seguir con la promoción de los servicios de calidad que ofrece el nosocomio.

“Con todo lo que ha ocurrido, la gente debe tomar más consciencia de que debe cuidarse, hacerse estudios periódicos, comer bien, adoptar hábitos saludables. En nuestro país no hemos alcanzado a desarrollar una cultura de prevención”, señala sobre el primer eje.

Respecto al segundo, el galeno resalta que Santa Rosa de Viterbo obtuvo la certificación por parte del Consejo de Salubridad General, distinción que otorga seguridad y confianza a pacientes y médicos de que el hospital implementa procesos y procedimientos apegados a la normativa en salud vigente.

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